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La Fundación Franz Weber ha censurado las ofertas dirigidas a personas menores de edad para la feria taurina de Burgos, por ser contrarias a una recomendación del Comité de los Derechos del Niño. «El cartel promocional no establece restricción alguna a la participación de personas menores de edad incumpliendo de forma clara las objeciones internacionales realizadas en los últimos años, y ofrece acceso gratuito de 0 a 3 años, entradas con descuento a niños y niñas de 4 a 15 y un abono joven que incluiría jóvenes de 16 y 17 años», apuntan desde la Fundación.
Los naturalistas, con estatus consultivo en este organismo internacional de especialistas en derechos de la infancia, han advertido que el informe de evaluación a España de 2018 incluyó un texto muy claro al respecto de la participación o presencia de menores de 18 años en espectáculos taurinos, subrayando que había que alejarlos de los mismos.
En este sentido, Rubén Pérez, coordinador de la campaña Infancia Sin Violencia, explica que «estas promociones se realizan con la completa connivencia del Ayuntamiento de Burgos, más preocupado por apoyar al lobby taurino y su ansiado relevo generacional que en respetar las objeciones que alertan sobre el impacto nocivo de estas actividades sobre las personas menores de edad. Así, los promotores pretenden integrar a niñas, niños y adolescentes en una actividad donde se produce violencia explícita hacia animales y posibilidad de sufrimiento humano, con cogidas o lesiones».
Además, los naturalistas explican que «la presencia va acompañada de comentarios que refuerzan de forma positiva todo lo que se produce en la plaza y que personas menores de edad pueden asumir como normal y positivo, contribuyendo a la banalización de la violencia contra animales».
«Diferentes especialistas han advertido acerca de la exposición de las personas menores de edad a contenidos violentos, comprobando alteraciones en su comportamiento y midiendo diferentes niveles de agresividad y ansiedad posterior», señalan en el comunicado y apuntan que además del evidente riesgo de que «el niño sufra angustia e incluso efectos traumáticos originados por la exposición de escenas de agresiones violentas hacia humanos y animales, la exposición a la violencia en la infancia puede contribuir a la normalización de la violencia y fomentar actitudes de aceptación de la agresión».
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