Burgos mejorará los espacios para el peatón con ocho intervenciones en Gamonal, centro y zona sur

Y el Ayuntamiento de Burgos no es ajeno a esta nueva dimensión del urbanismo, de modo que la ciudad sigue avanzando en la peatonalización (total o parcial) de calles para devolvérselas a los ciudadanos. Hasta ocho proyectos tiene en estos momentos en cartera el equipo de Gobierno, cuya intención es poder acometerlos antes de que acabe el presente mandato, en 2023, o al menos dejarlos ya hilvanados.

En el famoso Plan Gamonal, que va mucho más allá de la conversión de la calle Vitoria en una avenida comercial, se incluyen tres de las actuaciones más relevantes. Se trata de las peatonalizaciones o semipeatonalizaciones de las calles Lavaderos, Francisco Grandmontagne y Roma, cuyos proyectos están en fase de redacción, recuerda el concejal de Fomento, Daniel Garabito.

Son intervenciones a corto plazo, insiste, que se acometerán este mandato y que se sumarán a otras actuaciones con perspectiva sostenible, como la propia remodelación de la calle Vitoria (que generará aceras más amplias y carril bici) o la intervención de urbanismo táctico de Derechos Humanos, que generará más plazas de aparcamiento en un barrio con una alta carencia al respecto.

Desde el área de Vías Públicas, que dirige Miguel Balbás, dos son los proyectos en los que se trabaja. Por un lado, la peatonalización de la calle San Julián, entre el Bulevar y la calle San Pablo. La documentación para licitar la redacción del proyecto ya está preparada, explica el edil de Cs, y se espera que el proyecto esté elaborado para finales de año para sacar las obras a concurso ya en 2022.

También en breve se acometerá una intervención menor, consistente en la ampliación de la acera del Convento de Santa Clara. Para ello se redactará un proyecto, con un presupuesto de 9.000 euros, que indique también cómo actuar en la zona, cómo reordenar el tráfico y preparar la calle Santa Clara para una futura peatonalización, explica Balbás, aunque esta no se acometerá de manera inmediata.

A medio plazo, la intención es hacer una peatonlización blanda en Santa Clara. Es decir, habilitar una plataforma única, que restrinja el paso de vehículos, con una velocidad máxima de 20 km/h. Se genera así una calle residencial, que ya se ensayó con éxito el año pasado, con motivo de la Semana Europea de la Movilidad. Eso sí, Balbás insiste en que la actuación que se acometerá ahora frente al convento será compatible con la futura peatonalización de Santa Clara, y que se hará teniendo esta como objetivo final.

La zona centro de la capital es la que mayor número de peatonalizaciones acumula y el equipo de Gobierno tiene varias propuestas sobre la mesa para mejorar la movilidad en algunas calles. De entrada, el cierre al tráfico del Arco de San Martín va a traer aparejada la peatonalización de la calle, que ahora está cortada, para usos y disfrute de burgaleses y visitantes.

La intervención, que tendrá un coste aproximado de un millón de euros y se ha incluido en los presupuestos municipales, supone crear un «viario de coexistencia» en el tramo superior, entre el arco, la calle Santa Águeda y el Solar del Cid. Calzada y acera quedarán la mismo nivel, explica el concejal de Fomento, Daniel Garabito, y se pacificará el tráfico en la zona, reduciendo la velocidad de circulación.

En el lado contrario, se peatonalizará todo el acceso desde el Paseo de los Cubos hasta el propio arco, completándose la actuación con la instalación de mobiliario urbano. El proyecto ya se ha diseñado y solo queda licitar las obras, algo que se quiere hacer este mismo año. Además, en los entornos, Vías Públicas tiene otra idea en mente para mejorar los accesos al Casco Histórico Alto.

Se trata de una intervención, aún por definir, en la calle Fernán González, en el tramo entre la Catedral y Doña Jimena. Se estudia prolongar la peatonalización, pero sin eliminar el tráfico rodado, aunque sí dando más protagonismo a los peatones. Una idea similar a la pensada para la calle Alfonso VIII, en el barrio de Las Huelgas, para la que se ha preparado un concurso de ideas.

Daniel Garabito explica que, en este último caso, no va a ser posible acometer todo el proyecto ante de concluir el mandato, pues el procedimiento es más complejo. Una vez resuelto el concurso de ideas (que puede generar problemas dado el entorno histórico en el que se ubica la calle), tocará licitar las obras. Se intentará que al menos la primera fase sí se acometa antes de 2023.