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En Junta de Gobierno Local, a principios de noviembre, se aprobó la licitación del traslado del arco románico de Cerezo de Río Tirón, ubicado en el Parque de la Isla, al Monasterio de San Juan. Eso sí, la resolución del contrato quedaba supeditada ... a que la Dirección General de Bellas Artes y Patrimonio Cultural autorizase la colocación del arco en el monasterio, propiedad del Ministerio de Cultura aunque cedido en uso al Ayuntamiento de Burgos.
Sin embargo, el área de Patrimonio ha tomado una decisión más contundente y, según explica Ana Benabé, el contrato se adjudicará se cuente o no con la respuesta de la Dirección General. La concejal remitió el pasado viernes un escrito al organismo gubernamental en el que se le comunicaba su decisión, pues considera que han tenido tiempo de emitir resolución tras un año de consultas.
La solicitud de autorización inicial se realizó en octubre de 2016, ha recordado Bernabé. Desde entonces, el Ayuntamiento se ha puesto en contacto en numerosas ocasiones con Bellas Artes y Patrimonio Cultural. Han remitido escritos, han contactado vía telefónica e, incluso, ha habido encuentros personales. Todo sin éxito, la Dirección General todavía no se ha pronunicado, y ni la mediación de la Junta de Castilla y León ha conseguido agilizar los trámites.
Así las cosas, Bernabé considera que «si hubiera habido oposición ya lo habrían comunicado» y opta por asumir silencio administrativo, y dar por autorizado el traslado. «No es irreversible», ha recordado la concejal. El concurso está a punto de resolverse y, «como no se ha ocultado nada», se va a continuar con el procedimiento. Bernabé ha recordado que el traslado cuenta con el visto bueno de la Comisión de Patrimonio de la Junta de Castilla y León, y se ha gestionado con «transparencia absoluta».
El traslado, que ha salido por 130.000 euros, es imprescindible dado el deterioro que presenta el arco románico, fruto del paso del tiempo pero también de la inadecuada restauración a la que se sometió en 2011. El proyecto incluye desmontaje de las piezas, con limpieza y recuperación, para eliminar morteros y restos de cemento así como los daños ocasionados por la humedad y la suciedad acumulada a lo largo de los años.
Una vez limpios los elementos originales, y acometida una mínima restauración para protección futura de los mismos, se procederá a su montaje en el Monasterio de San Juan. La portada se ubicaría en la esquina noroeste de la iglesia, en una intervención arqueológicamente respetuosa con el propio monasterio.
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