Arribas llega para «acercar posturas» con Arroyo en un Podemos Burgos fragmentado

Un grupo exclusivamente formado por mujeres, destacaba Arroyo tras darse a conocer el nombre de Arribas, lo que no significa que se vaya a poner fin a la guerra interna abierta en Podemos Burgos, y que acabó con la salida de Hernando. Arribas reconoce que, tras un primer contacto con Arroyo, ha encontraro un «talante positivo para trabajar», pero habrá nuevas reuniones para «acercar posturas y repartir tareas».

Cuando el exconcejal de Podemos anunció su marcha, dando un sonoro portazo en el que atizaba incluso Pablo Fernández y mostraba su desencanto con la política, arrastraba en su salida a Ana González Apéstigue y Héctor García. Ambos se iban del partido y anunciaban que, como números cuatro y cinco, también renunciarían a entrar en el Ayuntamiento de Burgos.

Comenzaban las quinielas por saber quién sería el sustituto de Israel Hernando, visto que el partido había quedado dividido en dos. Los partidarios de Hernando parecían no estar por la labor y, uno por uno, manifestaron públicamente que renunciarían. Así, en esas primeras quinielas, se llegó al número 13, Ignacio Palma, apoyo de Marga Arroyo. Ya solo quedaba cumplir con los trámites.

Sin embargo, no fue tan fácil como ha simple vista parecía. Tenían que presentar su renuncia nueve candidatos, las nueve personas que iban antes que Palma en la lista con la que Podemos concurrió a las elecciones en 2019. Los partidarios de Hernando quisieron agotar los plazos, exigir que se presentase renuncia por renuncia, lo que ha hecho que Podemos lleve dos meses con un único concejal, de los dos conseguidos.

Quedaban solo dos candidatos por presentar su renuncia cuando Isabel Arribas, de sorpresa, ha aceptado el puesto de concejal. En octubre, ella misma aseguraba a BURGOSconecta que su puesto como asesora de Laura Domíguez en las Cortes de Castilla y León, donde ha estado los dos últimos mandatos, no era complatible con el Ayutamiento. Y avanzaba que renunciaría, pero no ha sido así.

Arribas explica que «se ha presentado una situación un poco rara, lo he tenido que reconsiderar y me parecía una opción interesante». Esa dedicación en las Cortes, que era incompatible con el Ayuntamiento, la ha «reconsiderado» y, según insiste, ha antepuesto el compromiso que adquirió en 2018 con aquellos que la votaron en las primarias. «Me debo a ellos y a los electores que me eligieron», ha asegurado.

Su entrada en el Ayuntamiento, que se hará oficial en enero presumiblemente (en el pleno de diciembre se aprobará la propuesta, que se remitirá a la Junta Electoral Central y, con las credenciales, ya podrá tomar posesión del acta), vuelve a dejar a Marga Arroyo en una posición complicada, después de haber tocado con los dedos la posibilidad de acabar el mandato mano a mano con Ignacio Palma.

Arribas afirma llegar muy «ilusionada», con la misma ilusión que tenía en 2018, y con la intención de «trabajar para servir a Burgos y a los burgaleses». Entre sus objetivos está «poner en valor lo público, trabajar con las personas vulnerables para acercarles los servicios del Ayuntamiento, trabajar por la infancia y contra la pobreza. Problemas que persiten en la ciudad y que creo que la izquierda debe hacerlos oír».

En clave interna, Arribas ha asegurado que tras hablar con Marga Arroyo se han emplazado a una reunion para «acercar posturas, repartir tareas y conocer de primera mano, a través de ella, la situación de gobernabilidad en el Ayuntamiento». Tocará «ver qué se ha hecho y qué se puede ir haciendo» desde Podemos. Ahora solo queda esperar, ver si la guerra interna se aviva o si, por el contrario, se apacigua y la formación puede acabar sin más sobresaltos un mandato en el que ya ha cambiado dos veces de concejales.