Deshojar la margarita es algo que el Partido Popular siempre ha hecho con mucho arte. Las siglas más votadas en Castilla y León y Burgos prefieren hacerse las remolonas para presentar a sus cabezas de lista. En la capital burgalesa, Javier Lacalle es quien tiene ... esa delicada margarita en la mano y quien va deshojando lentamente, pétalo a pétalo, su futuro. Porque todo pasa por si el actual alcalde de la ciudad quiere presentarse a una tercera elección o si cambiará de aires, buscando lugares más al sur.
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Semana tras semana, Lacalle coge su margarita y desprende con sutileza uno de sus muchos pétalos. En una lenta, pero habitual labor, el alcalde va dejando muestras de hacia dónde se decantará su futuro. Y es que la margarita cada vez tiene menos pétalos y es más fácil calcular si su futuro político estará en Burgos o Valladolid.
Restan cada vez menos semanas para que la margarita pierda todos sus pétalos, pero el desenlace ya se intuye con cierta claridad. Lacalle no continuará en Burgos y será la Junta de Castilla y León su próximo destino. Al menos, es lo que indican las señales que va dejando. Tras dos mandatos al frente del Ayuntamiento y otros dos como concejal -16 años en el tercer escalón político-, Lacalle sabe que es su momento de dar el salto a la política regional. Ahora o nunca.
Y tras su salida del plano municipal, el alcalde deja un escenario de mucha incertidumbre en el que no es fácil saber qué dedo señalará al próximo cabeza de lista 'popular', el de Alfonso Fernández Mañueco, presidente del PP de Castilla y León, o el del propio Lacalle.
Sin embargo, llegados a este punto, se da una circunstancia poco habitual en política. Algo que podría titularse 'Anhelos y desprecios'. Y es que la carrera por la candidatura del Partido Popular a la Alcaldía de Burgos por primera vez no existe. Me explico, los nombres que aparecen en muchas de las quinielas son dos, Carolina Blasco, actual portavoz del Equipo de Gobierno, y Ángel Ibáñez, viceportavoz del Grupo Parlamentario Popular en las Cortes, pero la primera lo hace por voluntad propia (anhelos) y el segundo por voluntad del partido (desprecios).
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Esto se traduce en que, mientras Blasco desea ser la sucesora de Lacalle, igual que el propio Lacalle quiere que sea ella la que tome su relevo en el Ayuntamiento, en el PP de Castilla y León apuestan por Ibáñez, ahora que ha «disfrutado» de una legislatura tranquila en las Cortes.
Sin embargo, Ibáñez estaría mostrando «reticencias» a volver a casa y el pulso estaría más entre el propio Ibáñez y Mañueco, que entre Ibáñez y Blasco. Un duelo, sin contrincantes directos, que parece que se decantará por el peso del dedo que les señala y en eso Blasco y Lacalle tienen todas las de perder.
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