El Ayuntamiento de Burgos aún cierra las puertas a los diabéticos en las oposiciones

Los burgaleses tienen que lidiar además con políticas discriminatorias laborales como el veto al acceso a los cuerpos de policía local o de bomberos. Trabas que se reflejaron en las últimas convocatorias por parte del Ayuntamiento de Burgos, en mayo y noviembre de 2018, meses antes de que en febrero de este año se publicara en el Boletín Oficial del Estado el acuerdo del Consejo de Ministros por el que se aprobaron las instrucciones para actualizar las convocatorias de las pruebas selectivas que incluían esta discriminación. «A nivel estatal se ha avanzado, pero en Burgos seguimos teniendo a los diabéticos discriminados para poder acceder a esas ofertas de empleo», señala la presidenta de la Asociación de Diabéticos de Burgos, Cristina Llorente.

La exclusión en las administraciones no es lo único que preocupa en las personas diabéticas, que han mostrado su malestar en la Plaza Mayor en la lectura de un manifiesto. A esa clara reivindicación, se sumaron otras como la necesidad de dar un componente de tranquilidad a los padres que dejan a sus hijos en los centros educativos. «Falta mucha cultura y educación sanitaria. Nos gustaría estar tranquilos mientras están en su jornada escolar. Falta destinar más recursos», prosigue.

Esa educación sanitaria a la que hace referencia Llorente también solicita que nazca desde los propios centros de salud. «El 90% de los enfermos son de tipo II. Esta clase de diabetes, los que no están insulinizados, se siguen desde Atención Primaria, donde no reciben ningún tipo de información prácticamente. Es una enfermedad que no duele, pero que puede tener unas consecuencias terribles en la salud. Si nadie te explica cómo hacerlo, no vas a dar la importancia necesaria. Se oye a mucha gente mayor diciendo que no tienen diabetes, que tienen un poco elevado el azúcar. Frase que escuchan en la consulta», lamenta la presidenta, que invita a la ciudadanía a llevar un estilo de vida saludable. «Queremos concienciar. Falta mucha educación diabetológica para la gente que la padece, pero también falta mucha educación para la salud. Con algo tan sencillo como llevar una alimentación sana, hacer ejercicio de forma regular, controlar el peso y no fumar, se eliminaría los principales factores de riesgo para desarrollar una diabetes de tipo II», continúa.

Y es que con el paso de los años, los enfermos están aumentando y se prevé que dentro de 30 años 650 millones de personas sean diabéticas en el mundo. A la par que esa cifra ha ido aumentando (actualmente hay 425 millones), los avances también han ido de la mano. «Si se habla con cualquier persona que lleve muchos años de evolución, te contará la cantidad de avances que ha visto, sobre todo en la última década. Se está avanzando en medicamentos. Cada vez hay más fármacos con menos efectos secundarios, más efectivos... Hay tecnología más precisa que nos permite ayudar a mejorar el control, pero faltan muchos recursos para encontrar una cura para la diabetes tipo I. La tecnología está en el mercado, pero no es accesible a todo el mundo. Quiero que todo el mundo tenga derecho a utilizarlo, porque eso mejorará su calidad de vida», ha explicado Llorente.