El Ayuntamiento autoriza las labores de búsqueda de una fosa común en la Cartuja

Un nuevo intento. El Ayuntamiento de Burgos ha concedido autorización para la realización de catas destinadas a la localización de una fosa común documentada en el entorno de la Cartuja de Miraflores, así como a la exhumación de los posibles restos e identificación de las víctimas.

La autorización ha sido aprobada en Junta de Gobierno con los votos favorables «por convencimiento» del PP y la abstención de los corporativos de Vox, tal y como ha asegurado el portavoz adjunto del Ejecutivo local, Juan Manuel Manso.

En este sentido, Manso ha explicado que se la solicitud viene acompañada de una subvención de 5.900 euros concedidos por el Gobierno central en virtud del Plan de Memoria Democrática. Así, ha puntualizado Manso, lo único que ha hecho el Ayuntamiento es «autorizar» el desarrollo de las catas en el marco de la Ley de Memoria Histórica. Una ley que, «guste o no», hay que cumplir.

Se trata, en todo caso, del segundo intento por localizar la fosa común que se cree existe en el entorno de la Cartuja de Miraflores, en mitad del paraje de Fuentes Blancas.

Ya en 2021, se llevaron a cabo excavaciones en el entorno sin que se localizara la fosa donde, entre otros, se cree que está enterrado Jerónimo Carballera, antiguo dirigente del PSOE y de la UGT en Burgos, quien fue arrestado el 13 de agosto de 1936 por un grupo de milicianos albiñanistas (grupos de derechas que apoyaron el golpe de Estado contra el Gobierno de la II República).

De acuerdo a la documentación revisada por la familia de Carballera, basada en el libro 'Doy fe...Un año de actuación en la España Nacionalista', de Antonio Ruiz Vilaplana, los monjes de la Cartuja oyeron ese día disparos y avisaron a la autoridad judicial. El 20 de agosto de 1936 se produjo el levantamiento de los cadáveres de esa fosa común que habían excavado; hay actas del juez y del propio Ruiz Vilaplana, a la sazón, secretario judicial.

Sin embargo, en aquel momento sólo se identificó a una persona, el capitán Ojeda, antiguo militar y militante de izquierdas, conocido en Burgos. Por orden del retén de la Falange que acudió al lugar, el resto de cuerpos quedó en la fosa y se ordenó que no quedase rastro de la misma.

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