«Lo tengo que asumir, pero no me creo que dos compañeros se hayan matado»

Días duros los que está viviendo el propio gerente de la empresa, que compagina con los trámites necesarios al estar aún abierta la investigación. «Este suceso lo voy a recordar años. Lo tengo que asumir, pero no me creo que dos compañeros se hayan matado», recalca Soto, que durante estos días ha recibido varias amenazas. «La madre de Florin me ha llamado para decirme que yo había matado a su hijo. No ha sido mi culpa, ni la de mis compañeros», continúa.

«El día del accidente no podía mirar a la cara a mis hijas, no era persona. Me sentía mal, mis trabajadores son mis niños», apunta Soto, que ya ha adelantado que su empresa, junto con Cubiertas Grijalvo (contratada para cambiar la cubierta) se harán cargo de repatriar el cuerpo de Hamid, el otro trabajador fallecido el lunes, natural de la provincia marroquí de Alhucemas.

«Hamid no tenía medios. Su madre, que está enferma, tenía a su hijo en España para mandarles dinero y lo que tengo que hacer es llevar a su hijo a su casa. Eso sale de la empresa. No puedo esperar a los seguros. Su mamá le tiene que llorar en Marruecos», añade.

La situación de Florin es «diferente». «Tiene en Burgos a la mujer y a la hija, además sus padres están aquí... ¿Por qué no se le entierra en Burgos? No lo entiendo», afirma Soto tras conocer el llamamiento de la familia en redes sociales para recaudar fondos y repatriar a Florin a Rumanía, su país natal.

«Me da igual que la familia de Florin sepa que vamos a ayudar a repatriar el cuerpo de Hamid», concluye Roberto Soto.