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El dolor es difícil de mitigar cuando muere de manera repentina y trágica una persona. No hace falta que sea la familia sólo quien recuerde a la persona que se fue. La gente que los tenía como amigos o compañeros de trabajo, también los tiene ... en su mente y en su corazón.
En varios puntos de la ciudad y muchos de la provincia permanecen perennes los recuerdos a través de pequeños altares. Dicen que el espíritu de los que se han ido así, de manera tan brutal, sin avisar, se queda pululando, como perdido… por el hachazo que supone la pérdida la corporeidad. Y ahí deben de estar, sonriendo, porque sus amigos y su familia los recuerdan con un ramo de flores o con una fotografía.
El altar del pasaje Radio Popular, entre la avenida de Cid y la plaza de España es el más llamativo y curioso. Uno de los pilares del edificio se ha convertido en un panteón recuerdos en pequeño. Provoca la mirada curiosa de viandantes y conductores. Flores, un farolillo, velas, fotos, notas escritas… el recuerdo que no se va de ese lugar.
Estos lugares son una llamada de atención y una señal de que por ahí pasó de manera accidental la muerte. Es una forma de recordar al fallecido. Su carne y sus huesos ya no están, pero en el recuerdo nadie dejará de recordarlo. El de la plaza de España hasta es hermoso. En este pequeño mausoleo hasta se han colocado las bandas de las coronas que se ofrecieron en el funeral. Velas, fotos, recuerdos… todo para honrar la memoria del fallecido.
Muchos de estos homenajes aparecen sin inscripción. Los ocurridos en el casco urbano, muchos los recuerdan y conocían a los fallecidos. Pero los anónimos, o los que no tienen identidad siguen impactando igual.
El recuerdo al joven de 24 años fallecido el 12 de agosto pasado es el más reciente
Regentaba un bar en Gamonal, El rincón del Peke, y de madrugada sufrió un accidente con su moto en la avenida Valentín Niño el 19 de mayo del año pasado.
La señal contra la que chocó tiene flores permanente. Su familia y amigos siempre le van a recordar con un ramo. Como también lo hicieron a la puerta de su bar, en la calle Luis Alberdi mientras el local estuvo cerrado.
En la glorieta de acceso a la avenida de la Independencia y a Valentín Niño, un ramo le recuerda. A decir de los vecinos y amigos, era buena gente.
Fuentecillas también tiene otro altar con flores recordando a otro motorista. El suceso ocurrió en plenas fiestas de San Pedro y San Pablo un caluroso 2 de julio, a la altura de la confluencia con la calle Murcia con avenida Óscar Romero. El motorista impactó de lleno con un vehículo estacionado y perdió de golpe la vida. Las flores en el lugar del suceso siempre están presentes.
Durante mucho tiempo también hubo flores en otra ubicación de la ciudad. Un día de las Peñas y del Burgalés Ausente hace un par de décadas fallecían varios miembros de una familia en otro trágico accidente a la altura de Bridgestone en la calle Vitoria. Una farola en ese lugar recordaba a las víctimas.
Y en el Nudo Landa también se pudieron ver durante años más ramos de flores en recuerdo de los fallecidos en otro accidente. Familiares y amigos que nunca olvidarán lo ocurrido.
En la provincia de Burgos son muchos los lugares en los que se recuerda a los fallecidos en accidentes de tráfico de esta manera. Una cruz al borde la carretera en Prádanos de Bureba, otra en Quintanavides, otra en Santa maría Ribarredonda… así decenas de ellas.
El periodista de Briviesca Gerardo González ha sido testigo y ha informado de numerosos accidentes en la N-I y recuerda en su textos periodísticos que en mucho sitios, incluso en aquellos donde la carretera ya ha desaparecido, siguen los recuerdos e incluso se depositan flores. De hecho, uno de los puntos con más homenajes es Pancorbo. El Desfiladero y la carretera de acceso a esta zona por la N-I, en el puente del ferrocarril, es uno de ellos.
En Aranda de Duero también existen recuerdos con cruces y flores a la entrada de Aranda, cerca de la Virgen de las Viñas o en la rotonda de la A-11 que entronca con la A-1, junto al Hotel Montermoso, en mayo de 2012. Muchos signos y señales de la fragilidad de los seres humanos. Pero sobretodo un recuerdo perenne de las personas que los amaban.
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