Y llegó el día de su jubilación. Tras treinta años al servicio de los burgaleses y los madrileños, el bombero Miguel Calzada ha colgado la manguera. Exactamente lo que ha hecho ha sido apagar el motor de los camiones, porque este conductor ha ... iniciado esta semana su nueva vida de jubilado.
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Y lo hace con la satisfacción de la labor bien hecha. Su tranquilidad por el trabajo bien hecho, reconocido por el resto de compañeros, forma ya parte de la historia del parque de Burgos. «La sensación es que ha aportado mucho. Es una persona mañosa, válida y muy competente», destacan sus compañeros.
Calzada llegó a Burgos a finales de los 90 y desde el primer día se ganó el cariño de los de su alrededor. Empezó en Madrid, donde aprobó la oposición, para recalar en el parque de la capital burgalesa.
Ahora su legado seguirá con la presencia de su hermano, también conductor, al que todavía la jubilación no le ha llegado. «Perdemos un gran profesional y una referencia, no solo por su experiencia, sino también por su dedicación diaria en las pequeñas cosas», afirman ya sus excompañeros.
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