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Dolor pulsátil de alta intensidad que se localiza habitualmente en un único lado de la cabeza y que puede ir asociado a náuseas, vómitos, fotofobia o fonofobia, que empeora con el movimiento y cuya duración oscila entre las cuatro y las 72 horas. Esta es la realidad a la que se enfrenta un 15% de la población burgalesa. Se trata de aquellas personas que padecen migraña.
Lo que desde fuera puede parecer un simple dolor de cabeza es en realidad una enfermedad neurológica, altamente incapacitante y puede llegar a limitar la vida de quienes la sufren. «Es un trastorno neurológico crónico, en el que los pacientes tienen de manera recurrente episodios de dolor de cabeza al que acompañan otros síntomas», explica el doctor Javier Trigo, neurólogo del Hospital Universitario de Burgos. Una afección para la que, hasta ahora, no existe una cura.
«La migraña afecta a un 20% de las mujeres y un 8% de varones, es más frecuente entre los 20 y los 50 años y en la ciudad de Burgos se estima que 20.000 personas la padecen, de los cuales es probable que la mitad estén sin diagnosticar», explica el neurólogo.
«Es una enfermedad muy discapacitante», advierte el neurólogo, «se estima que en España supone la pérdida de 13.000.000 de jornadas laborales al año». Es, de hecho, la enfermedad neurológica más prevalente de nuestro país y la sexta del mundo. Las migrañas empeoran la calidad de vida de quienes las sufren. «A pesar de ello, continúa siendo poco reconocida», lamenta.
Aunque los síntomas de la migraña tienen muchos puntos en común, no todas las migrañas son iguales. «Existen las migraña sin aura y la migraña con aura. Hablamos de migraña con aura cuando va acompañada de unos síntomas neurológicos transitorios en los que el paciente, normalmente antes del dolor o al inicio del dolor, describen como lucecitas o manchas en el campo visual que no les permiten ver bien y a veces les acompañan síntomas sensitivos en la mano, en la cara o incluso, a veces, les cuesta un poco hablar. Suelen ser transitorios, en torno media hora o una hora máximo de duración. La migraña sin aura es la que no viene acompañada de estos síntomas. Por su frecuencia también la clasificamos en migraña episódica de baja frecuencia, si son menos de ocho episodios al mes, y de alta frecuencia cuando es entre ocho y 15 episodios al mes. La migraña crónica es aquella con de 15 episodios al mes durante tres meses seguidos», analiza.
Es, por tanto, una enfermedad oculta en muchas ocasiones y muy estigmatizada. «Mucha gente no se encuentra cómoda en el trabajo, ni en casa, creen que los demás piensan que es algo psicológico y es cuando llegan a la consulta cuando encuentran comprensión por nuestra parte, porque conocemos la enfermedad, los síntomas que la acompañan y se sienten comprendidos», relata el doctor. De esta manera, en consulta los pacientes «no se sienten percibidos como flojos o exagerados», algo que sí ocurre en su círculo social en muchas ocasiones.
Y aunque esta enfermedad es incurable, sí que existe una gran variedad de fármacos que pueden hacer más llevadera la vida con migraña. «Hay dos pilares de tratamiento para la migraña, el primero es el tratamiento sintomático, es decir, el que se utiliza para frenar las crisis agudas, ahí se utiliza antiinflamatorios no esteroideos, como puede ser el Naproxeno, Ibuprofeno o Enantyum y si las crisis son más intensas, pues se pueden utilizar triptanes, que son fármacos específicos para la migraña», explica el doctor Trigo.
El segundo pilar es el de los tratamiento preventivos: «Se indican en pacientes que tiene muchos episodios de migraña al mes con el objetivo de reducir esta frecuencia. De primera línea utilizamos los fármacos antimigrañosos clásicos que son antidepresivos, antihipertensivos o antiepilépticos. Son fármacos que fueron diseñados con esa intención, pero que con el tiempo se vio que tenían su beneficio en pacientes con migraña. La mayoría de pacientes responden a estos fármacos, los mantenemos durante unos meses y cuando el paciente se estabiliza y reduce la frecuencia de la migraña los retiramos».
Pero estos medicamentos no van bien para todo el mundo. «Algunos pacientes no responden a estos fármacos o no los toleran bien porque tienen varios efectos secundarios (suelen afectar al sueño, a la concentración, aumento de peso…). En esos casos están indicados los tratamientos más nuevos. Ahí encuadramos la toxina botulínica y los medicamentos que van dirigidos contra el CGRP. La toxina botulínica se lleva usando unos 15 años, es conocida por su uso en la estética, pero tiene su indicación en la migraña. Es un elemento muy eficaz para pacientes con migraña de alta frecuencia que no responde fármacos orales. Tenemos la ventaja de que se tolera muy bien porque tiene efectos únicamente a nivel local y, además, son siempre transitorios», explica.
Sin embargo, si a pesar de los fármacos orales disponibles y de la toxina botulínica «el paciente sigue con muchos episodios de dolor» entonces están «indicados los fármacos más nuevos que se han aprobado en los últimos cinco o seis años». Estos fármacos «están dirigidos contra una molécula que se llama CGRP o péptido relacionado con el gen de la calcitonina».
«Esta molécula se ha descubierto en la última década que tiene un papel clave como mediador del dolor migrañoso. Se ha visto que en pacientes con migrañas sus niveles aumentan durante los episodios de dolor y produce inflamación de las vías nerviosas, dilatación de las arterias y que todo ello contribuye al dolor. Estos fármacos tienen la ventaja que son muy específicos, lo que les hace muy efectivos y, además, también muy bien tolerados, apenas tienen efectos secundarios o contraindicaciones», asegura el neurólogo.
En España existen tres anticuerpos monoclonales frente al CGRP aprobados como tratamiento preventivo de la migraña. Son de dispensación hospitalaria (no en farmacias) y están financiados por la Seguridad Social cuando se cumplen los requisitos establecidos. Será el criterio clínico el que se imponga a la hora de utilizar uno u otro tratamiento preventivo y los neurólogos lo que valoren cuáles son los más adecuados para cada paciente. «Estos tratamientos nuevos se reservan, generalmente, para aquellos a los que les han fallado tratamientos anteriores», indica Javier Trigo.
Además, existe otro tratamiento más nuevo aún que pertenece al grupo de los «gepantes». Tanto esta medicación como los anticuerpos monoclonales se dirigen contra la CGRP. Los monoclonales tienen «un sistema de producción más complejo, son moléculas grandes y se administran por vía subcutánea y tienen un mecanismo de acción más lento». Por su parte, los gepantes, «que se han aprobado ahora tienen la ventaja de que son moléculas más sencillas, se pueden tomar vía oral, tienen una acción más rápida y esto hace que sean el primer fármaco que hay para la migraña que se puede usar tanto como preventivo como sintomático», analiza.
Estos tratamientos tan específicos son «importantes» porque «son mucho mejor tolerados y muy efectivos». «Con los fármacos utilizados en primera línea de tratamiento hay muchos pacientes que responden, pero también hay otros pacientes que no los toleran, que pueden sufrir efectos secundario de difícil manejo», indica. Otros pacientes, por su parte, no responden a estos fármacos como cabría esperar y necesitan otros tratamientos para controlar su migraña.
Que un niño explique que le duele la cabeza y cómo le duele es complicado. Sin embargo, existen niños que sufren migrañas: «Es más frecuente que empiecen hacia la pubertad o ya a los 18-20 años, pero sí que hay niños que tienen migrañas desde los 6-7 años. Sobre todo cuando hay antecedentes familiares. No siempre es fácil el diagnóstico, pero sí que hay bastantes casos en los que se hacen migrañosos de adultos».
Para diagnosticar la migraña ya no se emplea el uso de resonancias magnéticas como ocurría anteriormente. En la actualidad tan solo es necesario «el diagnóstico clínico». «En principio no es necesario hacer pruebas complementarias, ni analíticas ni pruebas de imagen. Se basa en las características clínicas del dolor y los síntomas que lo acompañan. Solo se piden pruebas de imagen si hay datos atípicos o características de otro tipo de dolor de cabeza para descartar otras causas», asegura.
A pesar de la gran cantidad de personas que padecen migraña esta es «una enfermedad compleja» y no se conoce «la causa exacta» que la provoca. «Lo que sí sabemos es que las personas que sufren migraña tienen un cerebro especialmente sensible a distintos estímulos y que tiene una gran base genética», asegura.
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