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Chimenea exhala fuego en las instalaciones de una refinería de petróleo, en Nadym (Siberia), rodeada de una capa de nieve. AFP
Solo el 1% de las alertas por fugas de metano es atendida por los países

Solo el 1% de las alertas por fugas de metano es atendida por los países

Junto con el dióxido de carbono, este gas de efecto invernadero es uno de los principales causantes del calentamiento global

Viernes, 15 de noviembre 2024, 09:34

En 15 partes por mil millones (ppb), en 18, en 13 y en 10 ppb. Esta es la secuencia de crecimiento del metano en la atmósfera en los últimos años, así hasta alcanzar las 1931 partes por mil millones (ppb) de enero de 2024.

Este gas, junto con el dióxido de carbono, es de los gases de efecto invernadero antropogénicos más importantes y ahora su concentración atmosférica es 2,6 veces superior a las de la época preindustrial, las más altas desde hace al menos 800.000 años, según varios estudios.

Desde 2021, el metano está presente en la agenda de las cumbres del clima. Las casi 200 partes presentes en Glasgow en la COP26 se juntaron para afirmar que «es hora de hacer frente a la amenaza invisible de la contaminación por metano». De esta cita nació un compromiso mundial al que se van adhiriendo países, pero las partículas de CH4 se siguen escapando.

El metano procede de fuentes naturales, como los humedales, y también de humanas o antropogénicas, como la agricultura, los combustibles fósiles y los vertederos. Incoloro e inodoro, este gas se pierde por el aire. La Agencia Internacional de la Energía estima que en 2021 perdimos más de 260.000 millones de metros cúbicos de este gas, parte en las quemas, pero también en operaciones de ventilación y en fugas.

En los últimos meses, Naciones Unidas a través del Observatorio Internacional de Emisiones de Metano ha puesto en marcha un sistema de vigilancia de este gas desde el espacio. ¿Su nombre? Sistema de Alerta y Respuesta al Metano (MARS). ¿Su función? Ayudar a reducir las emisiones de este gas en un 30% para 2030.

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En tan solo 9 meses ha conseguido notificar a varios países hasta 1.225 fugas. La vigilancia desde el espacio no es nueva. La primera vez que se logró identificar un penacho desde un satélite fue en 2016. «La tecnología ha ido evolucionando», asegura este científico al otro lado del teléfono. Las fugas de metano se pueden detectar desde tierra con cámaras térmicas o desde aviones», apunta Luis Guanter, catedrático de Física Aplicada por la Universidad Politécnica de Valencia y Doctor en Física por la Universidad de Valencia.

Sin embargo, la respuesta institucional es como el metano: invisible. Del millar de alertas del Mars solo el 1% ha sido respondida, afirma el Observatorio Internacional de Emisiones de Metano en un informe presentado este viernes en los pabellones de la COP29 que se celebra en Bakú (Azerbaiyán). «La actuación tras las notificaciones ha sido limitada y representa una oportunidad perdida para la acción climática», denuncian los investigadores.

Vigilar el acero

La producción y el uso de combustibles fósiles generaron cerca de 120 millones de toneladas de metano emisiones en 2023, una quinta parte del total (580 millones de toneladas). «Hay otros sectores que han subestimado sus emisiones de CH4», señala el informe de Naciones Unidas conocido esta mañana.

Según sus datos, la cadena de producción del acero contribuye a aumentar la presencia en la atmósfera de este gas de efecto invernadero por el uso del carbón metalúrgico. «Es una de las principales fuentes de emisión de metano», recuerda el informe.

«El potencial de mitigación en este sector es enorme», avanzan los investigadores. Según el texto de Naciones Unidas, la mayoría de las emisiones de metano de la cadena de suministro de acero podrían reducirse a un costo muy bajo, representando menos del 1% del precio del acero.

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