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Las inundaciones de septiembre dejaron cinco fallecidos en España. Las lluvias torrenciales crearon corrientes de agua que arrastraron y ahogaron a vecinos de las poblaciones afectadas. Cuestan vidas, derriban puentes y casas, destruyen cosechas. Estas son las consecuencias visibles. Hay otra oculta, que acaban de ... descubrir los científicos de la Universidad de Santiago de Compostela, la Universidad de Monash (Australia) o la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, entre otras instituciones, al revisar las causas de más de 47 millones de muertes en 34 países que han sufrido al menos una inundación entre 2000 y 2019.
Según los análisis de los metadatos de más de 40 millones de decesos en veinte años, los riesgos de morir por un ataque al corazón o por problemas respiratorios aumenta hasta un 5% después de una inundación, unas 26.000 personas cada año a nivel mundial. Algo más de medio millón de fallecidos días después de que se produjera una crecida de agua cerca de sus hogares. Aunque el artículo 'Riesgos de mortalidad asociados con inundaciones en 761 comunidades en todo el mundo: estudio de series temporales', publicado en la revista médica 'BMJ', no segmenta los cálculos de fallecidos por países, se incluye a España en el estudio, junto a otros doce países europeos, incluyendo a Italia, Portugal y Francia; seis asiáticos, siete países africanos, ocho americanos y dos de Oceanía.
Según el artículo, más gente muere por fallos respiratorios y cardíacos entre 25 y 60 días después de producirse el evento climático. Dos meses después, «volvían los valores normales de mortalidad», indica el documento. Son «muertes atribuibles a las inundaciones», dicen los autores, encabezados por el investigador de Salud Pública y Medicina Preventiva, Yuming Guo. «Las personas afectadas por una inundación tienen un riesgo significativamente mayor de morir en un período crucial de entre tres y seis semanas después del evento, incluso después que se ha disipado».
En el caso español, el riesgo de mortalidad por causas respiratorias después de una dana, por ejemplo, es mayor, debido a estar dentro de las «comunidades con una alta proporción de personas mayores». «La mortalidad respiratoria persistió hasta 60 días después de las inundaciones», dicen los autores.
El estudio sugiere que el riesgo a morir «aumentó y persistió» un 2,6% en el caso de las causas cardíacas y un 4,9% las respiratorias hasta 60 días después de la lluvia, según los resultados que determinaron la proporción de las muertes atribuibles a las crecidas de agua. Para cuantificar los resultados, también se tomaron en cuenta «los efectos del retraso en la respuesta» de los gobiernos.
Las subidas de agua súbitas con una profundidad mayor a los 15 centímetros afecta a 23% de los habitantes del mundo, recuerdan los científicos, y las muertes que suceden por ataques cardíacos o afecciones pulmonares después de una inundación se consideraban hasta ahora «causas naturales». Sin embargo, las razones subyacentes están en la contaminación del agua y los alimentos, la exposición a hongos, bacterias y virus, el deterioro psicológico y el acceso deficiente a los servicios de salud que además empeoran tras anegarse los caminos, indica la investigación.
En un planeta sometido por el cambio climático y donde casi la mitad de los desastres naturales responden a estas crecidas súbitas de agua, los autores piden a las autoridades sanitarias monitorear las comunidades afectadas, más aún cuando se prevé que las danas y los monzones sean más frecuentes, extensos y graves. Ahora bien, la asociación entre inundación y fallecimiento depende también del nivel socioeconómico y la edad. A menores ingresos y más población mayor los riesgos aumentaban.
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