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Arantxa Herranz
Lunes, 14 de marzo 2022, 06:57
La moda presenta dos grandes colecciones cada año. Con más o menos innovaciones, cambios transgresores o sutiles apenas en los detalles, el verdadero reto es renovar el armario.
Pero el llamado 'fast fashion' y el 'low cost', el comprar barato, usar poco, tirar rápido, «no ... es sostenible ni nunca lo será», tal y como recuerda Paloma García, fundadora de The Circular Project y promotora de la Asocicación Moda Sostenible. «Ni desde el punto de vista social, con la fabricación en países en vías de desarrollo y con condiciones no siempre óptimas, ni medioambiental o económico».
El problema son los residuos generados por este modelo, y la dificultad para que sean reciclados de una forma efectiva. La mezcla de plásticos en los tejidos es tal que prácticamente quedan inservibles para ser reconvertidos en otros materiales. Y el volumen de ropa que llega a los vertederos es ingente: en el mundo, cada segundo, el equivalente a la carga de ropa de un camión de basura se quema o se entierra en un vertedero.
Pero el concepto de sostenibilidad va calando en los consumidores, que cada vez están más abiertos al cambio. Entre las tendencias de futuro destaca la mayor acogida que tiene comprar, alquilar y usar prendas de segunda mano. Es un mercado que, en contra de su aceptación en el pasado, está a punto de experimentar su eclosión.
Así lo asegura el informe 'Consumer Trends 2022', realizado por una compañía de servicios de marketing y comunicación (Samy Alliance), donde se calcula que este mercado duplicará a la 'fast fashion' en 2030.
Durante 2020, 33 millones de personas -prosigue el informe- invirtieron por primera vez en ropa de segunda mano. Un 76%, 3 de cada 4, reconoció que está entre sus planes incrementar este tipo de compras en los próximos cinco años.
Esto se nota también a la hora de adquirir nuevas prendas, ya que el estudio asegura que gran parte de los consumidores prioriza la calidad, con la vista puesta en poder revenderlas después. Actualmente, el 43% de los usuarios prefiere invertir en prendas de mayor calidad para garantizar que les pueden sacar rentabilidad a largo plazo. Es más, un 165% más de miembros de la Generación Z que de 'baby boomers' tiene en cuenta el valor de reventa antes de adquirir la ropa, denotando así la integración del hábito de consumo de segunda mano entre los más jóvenes.
En el mercado de la reventa las reinas son las 'apps' móviles. Así lo demuestran el auge que ha experimentado Vinted, plataforma que replica con pocas modificaciones el modelo de Wallapop, pero en las que solo se puede encontrar ropa, zapatos y complementos. Otras, como Vestiaire Collective, se han especializado en marcas de lujo, algo que conecta con el concepto de la búsqueda de la calidad a buen precio ya descrito.
Junto al mercado de la reventa también se encuentra en esta tendencia el del alquiler. En España existen 'startups' que, desde hace años, promueven esta opción para vestir como una manera de ser más sostenibles sin renunciar a ir a la última.
Raúl González, fundador de Ecodicta, es uno de los emprendedores españoles que han apostado por este modelo. Esta empresa se denomina a sí misma como el servicio de 'armario circular'. Su lema es que, a través del alquiler, se pueda alargar al máximo la vida útil de las prendas para reducir la necesidad de comprar y por ende la producción desenfrenada.
González confirma que tras la pandemia en su empresa han visto que ha aumentado la conciencia medio ambiental y también se han abierto al mercado de segunda mano. «Tras un periodo en el que solo alquilábamos, hemos incorporado a principios de mes la venta directa en web de prendas de segunda mano con un incremento de un 40% en la facturación del mes», asegura.
Según el informe anteriormente mencionado, el creciente interés social por los temas medioambientales y la preocupación por el cambio climático son algunas de las razones que está impulsando la ropa de segunda mano. Con la pandemia, uno de cada tres consumidores se preocupa más por vestir ropa sostenible tras la COVID-19.
A ello habría que añadir otros factores como la consolidación del comercio electrónico entre la población, especialmente entre los más jóvenes. «También creo que ahora priorizamos más las experiencias que el poseer o acumular. Al final los productos son un medio por el cual vivimos las experiencias y nos relacionamos con el entorno», asegura el fundador de Ecodicta. Además, la mayor posibilidad de ahorro y la oportunidad de sacar rentabilidad a las piezas que han adquirido han permitido robustecer este mercado.
La OCU también coincide con este punto de vista, ya que tres de cada cuatro compradores españoles ya piensan en los «aspectos ecológicos y éticos» a la hora de consumir.
«Pero el consumidor, en moda y otros sectores, con cierta sensibilidad en cuanto a la sostenibilidad encontraba tres problemas: o no encontraba productos con estas características en sus tiendas habituales, no encontraba productos sostenibles que fueran igual o mejores a los ya existentes pero no sostenibles, y sino, el precio o la percepción del mismo representaba una barrera», relata Raúl González.
«La segunda mano resuelve eso fácilmente, ya que no hay producto más sostenible que el ya fabricado, está disponible en cada vez mas aplicaciones online y cada vez más en tiendas físicas surgen más empresas o servicios asociados a este consumo, y el precio es menor al de productos o prendas nuevas», prosigue.
Los cálculos de Ecodicta dicen que cada año se producen 100.000 millones de prendas en el mundo pero que, de media, las usamos solo siete veces antes de desecharlas.
«Nuestra marca, a través del alquiler por suscripción, favorece que se alargue la vida de las prendas, siendo un armario compartido», detalla González, lo que permite «pagar menos, disfrutar más y evitar comprar prendas que terminan acumuladas en el armario sin ser usadas».
Sin embargo, defiende que la compra de nueva ropa sigue siendo una opción buena. «Lo ideal es que te hagas con un armario cápsula, y el alquiler te permite jugar con nuevos estilos y tener ropa nueva cada mes, ya sea porque amas la moda o porque es necesario para tu trabajo. Ropa nueva que devuelves para recibir otra, y así no acumulas y evitas la compra compulsiva», explica.
Es más, y en línea con lo apuntado por el informe 'Consumer Trends 2022', asegura que en su 'start up' cuentan con «prendas de calidad de moda sostenible española», además de marcas francesas y escandinavas. Al ser pago por uso, tiene menor precio que la 'fast fashion', y permite la rotación de tu armario y además siendo sostenibles.
En cuanto al impacto que estas prácticas de alquiler de ropa de segunda mano pueden tener, según la consulta Dcycle el sistema de esta 'startup' permite ahorrar el 29% de la huella de carbono y disfrutar de 35 prendas más al año por el mismo precio que comprarías 13 prendas.
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