La pobreza energética achicharra en verano

En España hace más calor y cada vez se pasa más calor. No es una sensación, sino dos afirmaciones refrendadas con datos. La primera lo confirma la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). En los últimos cinco años, la temperatura media anual ha superado los 0,5 grados en comparación con la media de 1981-2010. Mientras que los veranos han sido abrasadores.

Y la segunda, la ratifica el Instituto Nacional de Estadística (INE): una de cada tres familias no puede mantener sus hogares a una temperatura adecuada en verano.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que la temperatura de las casas esté en torno a los 25 y 26 grados. En España, el porcentaje de familias que no pueden alcanzar esa cifra ha aumentado 9 puntos porcentuales, pasando del 24,8% de 2012 al 33,6% del año pasado. «Y aumentará en el futuro», asegura Ecodes en un documento titulado 'El problema de la pobreza energética en verano'.

A pesar de ello, la recopilación de estas cifras es escasa. La última 'Estrategia Nacional contra la Pobreza Energética 2019-2024' -aún vigente- toma como referencia los datos de 2012 del INE. «Es necesario realizar una aproximación análoga a la utilizada para el invierno y evaluar la capacidad de los hogares españoles para mantener una temperatura adecuada también durante los meses de verano», advertía el Gobierno en 2019. Sin embargo, no ha sido hasta 2023 cuando los ciudadanos españoles han vuelto a ser preguntados por esta condición.

Tradicionalmente, esta idea se ha asociado al invierno, a la calefacción y a las mantas. Sin embargo, cada vez está más unido al calor y a los abanicos. Por definición, según el Gobierno, este concepto hace referencia a la situación en la que se encuentra un hogar en el que no pueden ser satisfechas las necesidades básicas de suministros de energía.

Una subida similar en todas las comunidades, pero que refleja, nuevamente, una brecha entre norte y sur.

Las condiciones climáticas en España varían en las diferentes regiones españolas. El levante y el sur peninsular sufren temperaturas elevadas en el verano, también destacan por ser dos de las zonas en las que sus ciudadanos pasan frío en sus hogares en invierno.

Según los datos del INE, en la Región de Murcia más del 40% de los hogares no puede calentarse en los meses de invierno, una cifra que roza el 35% en Andalucía y Extremadura. En cambio, en las zonas más gélidas del país, como Navarra, Castilla y León o Aragón, las cifras no llegan al 20%. Datos que revelan que la climatización de las viviendas en una asignatura pendiente en muchos puntos de la península ibérica.

El pasado 2023, España cerró el año con una media de 15,2 grados, el segundo más cálido desde que hay registros en la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). El primer puesto lo ocupa 2022 con 15,4 grados. Y el futuro va a peor, aseguran los expertos.

El pasado verano meteorológico, la base histórica de la Aemet se actualizó medio millar de veces con 552 récords de temperatura tanto diurnas como nocturnas. El ejemplo más llamativo fue el del 23 de agosto, un miércoles histórico en el que se batieron más de una veintena de registros en las estadísticas de la Aemet y hasta 48 estaciones superaron la barrera de los 40 grados.

Sin embargo, en los últimos años, hablar de calor ya no es sinónimo de las horas centrales del día, sino que estas también se dan por las noches y hasta en las madrugadas. ¿La explicación? El efecto isla de calor. Y los datos del INE también lo reflejan.

Las grandes ciudades, con casi el 40% de los hogares, reportan pasar más calor que en las poblaciones con menos de 10.000 habitantes y parte de la explicación radica en que las áreas urbanas que sufren un notable aumento de las temperaturas por elementos como el asfalto, las aceras o las fachadas de los edificios, que absorben el calor diurno y suelen emitirlo por la noche.

Una anomalía, la de las altas temperaturas, que se asocia a disconfort o incomodidad para descansar, aunque en realidad esconde un importante impacto en la salud para todas las edades y especialmente en los más mayores. Según el sistema de vigilancia diaria de la mortalidad en España, más de 21.700 personas murieron por causas relacionadas con el calor entre 2015 y el tremendo verano de 2023, la mayoría de ellas mayores de 65 años.

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