Asilvestrar España para recuperar la naturaleza
ODS 15 | Vida de ecosistemas terrestres ·
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ODS 15 | Vida de ecosistemas terrestres ·
La renaturalización apuesta por recuperar los ecosistemas dejando que vuelvan las especies amenazadasRaquel C. Pico
Viernes, 23 de junio 2023, 06:49
En las cartas que mandaban sus vecinos a la prensa local para protestar, la nueva suerte de las tierras del castillo de Knepp, en Inglaterra y que había arrancado un proceso de resilvestrización, era duramente criticada. Parecía una locura que unas tierras que una familia ... había cuidado —y trabajado— durante generaciones se estuviesen echando a perder de aquella manera y, no menos importante, aquello atentaba contra la estética, lamentaban los habitantes de la zona.
Desde el castillo, Charles Burrell, quien había heredado aquella propiedad familiar, y la escritora Isabella Tree, su esposa, leían a sus vecinos —y llevan ya desde entonces explicando qué están haciendo—, pero seguían adelante con el «experimento Knepp». Al fin y al cabo, su objetivo requería trabajar a largo plazo.
La historia —que Tree cuenta en un libro, 'Asilvestrados', que acaba de publicar en España Capitán Swing— arranca en los 80. Burrell acaba de heredar el castillo y la deficitaria explotación agrícola-ganadera vinculada. Está decidido a apostar por todas las técnicas modernas para que lograr que sea, de una vez por toda, rentable y sobreviva al paso del tiempo.
Una década después, los Burrell se han dado cuenta de que competir con los precios del mercado y la sobreexplotación agrícola y ganadera mundial les resulta imposible. «Para los pequeños agricultores, sobre todo para aquellos que trabajaban tierras marginales como la nuestra, cada vez resultaba más difícil competir con las nuevas y enormes explotaciones industrializadas», escribe Tree.
Deciden entonces optar por algo totalmente distinto: dejar que la naturaleza reconquiste nuevamente aquellos terrenos. La ganadería intensiva dejó así paso a animales pastoreadores en libertad, el río que atraviesa la propiedad recuperó su trazado original y las malas hierbas —pero si algo aprendieron Burrell y Tree es que malas no son realmente— no eran arrancadas de cuajo en cuanto hacían asomo. No fue de pronto, pero con el paso de los años los terrenos de Knepp vivieron el retorno de especies que estaban en las listas rojas de supervivencia —como aves migratorias o mariposas— y cómo el ecosistema se volvía más diverso y equilibrado. Tenían, por ejemplo, praderas de hierbas y flores silvestres, tan cruciales para mantener la biodiversidad y, sin embargo, en una situación tan precaria a nivel general. Desde los años 30, han desaparecido el 97% de las praderas británicas, apunta Tree.
Lo que el «experimento Knepp» hace es replantearse cuál es la relación con la tierra y qué es lo que damos por sentado como lo normal cuando hablamos de esos espacios (por ejemplo, hasta el siglo XIX dejar los árboles caídos en los paisajes era lo habitual, ahora se retiran rápidamente de los parques). También es una muestra de una nueva manera de recuperar los espacios naturales, lo que en inglés se llama 'rewildering' y que en castellano se traduce como 'resilvestrización' o 'renaturalización'. Las tierras del castillo de Knepp no son las únicas que se han embarcado en un proyecto de estas características.
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José A. González
«Es un concepto que se empezó a acuñar hace unos 15 años», explica Pablo Schapira, director de la iniciativa de renaturalización del Sistema Ibérico Sur que ha puesto en marcha Rewilding Spain. Es un «cambio de paradigma» sobre cómo se debe conservar la naturaleza, señala. «Nos hemos olvidado de mirar hacia atrás», indica, y con ello obviamos que lo que asumimos como natural ha vivido muchas modificaciones. Por ejemplo, en las últimas décadas hemos perdido el trabajo que hacen en la naturaleza los carroñeros o la ganadería extensiva.
Schapira explica que hay distintas visiones de cómo y cuánto se debe dejar que se asilvestre una zona. Él señala que recuperar la naturaleza es posible en todas partes, incluso en las ciudades. No dejarán de ser ciudades, pero tendrán más naturaleza.
El proyecto en el que trabaja Rewilding Spain se centra en espacios que forman parte de la Red Natura 2000 y que están ubicados en las provincias de Teruel, Guadalajara y Cuenca. Arrancaron, de hecho, con el apoyo del Parque Natural del Alto Tajo. Es un trabajo a 90 años vista, porque si algo es importante en los procesos de renaturalización es comprender que no se habla de cuestiones para lo inmediato sino de un trabajo a largo plazo.
Si a los vecinos del experimento Knepp lo que les sorprendió fue cómo cambiaron los usos de la tierra, no ocurre lo mismo en la zona en la que trabajan los renaturalizadores españoles. «Nosotros nos estamos localizando en montes públicos, que han dejado de tener una utilidad», indica Schapira. Eran los montes que se usaban en la ganadería tradicional para alimentar al ganado y que la desaparición de esa industria ha dejado sin uso (y a los ayuntamientos sin los pagos por derecho de pastoreo). «No estamos reemplazando una actividad económica», apunta. En todo caso, están abriendo otra.
Pablo Schapira
Director de la iniciativa de renaturalización del Sistema Ibérico Sur
Su proceso de renaturalización está ayudando a restaurar procesos ecológicos, recuperando especies desaparecidas e impulsando el pastoreo natural. Son los grandes herbívoros los que directamente cuidan el bosque. Y, así, se logra un importante beneficio. Se «mejora la biodiversidad y los ecosistemas» y se logra que los bosques sean mucho más resistentes: los árboles antiguos seguirán ahí, capturando carbono, y la propia naturaleza del bosque lo hace más resiliente ante amenazas como los incendios forestales.
Y recuperar la naturaleza no solo es bueno para el medioambiente, también sale rentable para las zonas en las que se ubica. «Desde nuestro punto de vista, todo proceso tiene que ir asociado a un beneficio social y económico», apunta Shapira. Renaturalizar esas áreas rurales de Cuenca, Guadalajara y Teruel abre nuevas oportunidades para los habitantes de unas zonas que siempre se incluyen en los censos de la llamada 'España vaciada'. En Teruel, por ejemplo, ya se está trabajando en el turismo de observación de la naturaleza conectado con ese entorno recuperado.
Los habitantes de esos espacios son, al final, claves. Lo recuerda Schapira cuando lo ejemplifica con el retorno del lobo. «Es muy fácil decir desde la ciudad que quieres que vuelva el lobo», resume, pero no lo es tanto cuando en esas zonas se mira con cierto temor a los gastos que va a generar su reintroducción. Por ello, que el proyecto genere comunidad, que la gente comprenda su valor y que se compense lo que supone es crucial.
¿Pueden ser estos procesos compatibles con la agricultura y la ganadería? Shapira apunta que su propuesta no choca con ningún trabajo agrícola (no hay más que recordar qué tierras emplean). En el castillo de Knepp, años después, han empezado a vender la carne de sus vacas que pastan en libertad, aunque no era el objetivo con el que arrancaron el proceso: su alimentación las hace mucho más valiosas que la media.
Cuenta Tree que cuando empezaron a llegar visitantes a ver el nuevo parque de Knepp, a alguna gente le costaba entender que aquello era «lo natural». Al fin y al cabo, requiere olvidar la cultura sobre el papel de la naturaleza que se ha aprendido durante décadas. Para quienes crecieron durante y después de la II Guerra Mundial, explica, supone tener que cuestionar la idea de que la tierra debe ser siempre lo más productiva posible, para que nadie vaya a pasar hambre (aunque, como explica Tree, en realidad ya se producen más alimentos de los que se necesitan y se registra, en todo el mundo, un elevado desperdicio alimentario).
En uno de sus grupos de visitantes, un hombre criado en la posguerra les dijo que aquello no era naturaleza. Un bosque sano no debía ser así. Iba acompañado por su padre, de mucha más edad, que recordaba otros bosques y otros tiempos. «No sabes de qué estás hablando. ¡Así, así fue siempre el campo!», le dijo.
Los cambios futuros en la normativa de la Unión Europea podrían incentivar la recuperación natural de los espacios. Según datos de la UE, el 80% de los hábitats europeos están en baja forma. El Consejo europeo acaba de cerrar un acuerdo para proponer una normativa —aún debe pasar por el Parlamento comunitario— que busca impulsar la restauración del 20% de áreas terrestres y el 20% de marinas antes de 2030 y de todos los ecosistemas que lo necesitan para 2050.
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