A pie del río Turia, en la provincia de Teruel, está el pueblo que posiblemente tenga el nombre más bibliófilo de toda España. Quizás, incluso, lo sea a nivel global. Se llama Libros. A pesar de este llamativo nombre, en Libros no hay una biblioteca ... y eso es algo que se han decidido a solventar. Desde Libros piden libros: con los que reciban llenarán el edificio de la antigua escuela y crearán esa deseada biblioteca.
«Es un nombre único en el mundo», apunta Maribel Medina, la presidenta de Mi Pueblo Lee, la organización que está detrás, junto con el ayuntamiento turolense, de la campaña. Libros ya ha acogido tres festivales literarios rurales. El último ha sido un éxito importante: a un lugar de 100 habitantes se fueron unas 500 personas para hablar de literatura. Medina apunta que hizo, inesperadamente, mal tiempo y que se preguntaron dónde iban a meter a tantos lectores entusiastas. «Nos fuimos a la iglesia», confiesa.
El dato de los festivales rurales literarios es importante, porque la campaña de la biblioteca de Libros está conectada a Mi Pueblo Lee, una iniciativa que arranca de una experiencia personal de la escritora Maribel Medina. Medina aceptó hace años una invitación para ir a presentar un libro a un pueblo pequeño y fue una experiencia «maravillosa». En la presentación, le comentaron que no era habitual que los visitasen los escritores. No es nada sorprendente: las rutas de presentaciones y firmas de libros suelen centrarse en las ciudades, incluso en aquellas que son más grandes.
Ahí, Medina se dio cuenta de que se podía hacer algo distinto, como un festival literario en un entorno rural. La escritora se puso en contacto con sus colegas de profesión y el balón empezó a rodar. «Vamos a hacer este festival», se dijo, «y se hizo». «Luego me di cuenta de que se podía hacer en toda España», explica al otro lado del teléfono. Así nació Mi Pueblo Lee, que lleva a los escritores solo a la España rural.
«Vamos a pueblos en los que hay 30 habitantes», ejemplifica. Desde que empezaron, se han recorrido prácticamente todas las comunidades autónomas. Les quedan todavía las insulares, aunque Medina explica que desde Canarias ya recibieron solicitudes pero que, por cuestiones económicas, no pudieron desplazarse hasta allí. Al fin y al cabo, su presupuesto es limitado – sí han recibido una subvención del Gobierno español y los ayuntamientos de destino siempre colaboran, pero mover a los autores implica gastos y sus ingresos se van «a hacer los festivales»– y su capacidad de abordar el trabajo es limitada, puesto que quienes trabajan en Mi Pueblo Lee son voluntarios. «Necesitamos una gestora cultural que se una», reconoce con buen humor Medina.
A los pueblos llegan autores y libros. Siempre lo hacen acompañados de alguna librería local, o lo más cercana posible a ese lugar, porque, al final, las librerías son también una pieza fundamental del ecosistema literario. En los encuentros, se habla de las obras y se compran ejemplares. De hecho, se compran muchos libros. «Es como un círculo, todo el mundo se beneficia», asegura la presidenta.
Y, por eso también, la biblioteca de Libros es mucho más que una curiosidad literaria. Es parte de un esfuerzo por dinamizar el pueblo y darlo a conocer. La biblioteca puede convertirse en una biblioteca-hotel y convivir con un futuro paseo literario a las orillas del Turia. «El pueblo es muy bonito, está entre la montaña y el río», apunta Medina. Sin duda, su campaña por acumular lectura ha conseguido ya que se hable – y mucho – de este pueblo de Teruel, en el que, por otra parte, las calles ya tienen nombres literarios.
La idea de la biblioteca está creciendo de forma orgánica. Escritoras como Irene Vallejo o Rosa Montero ya han hablado de la iniciativa en redes sociales, los internautas lo han retuiteado y compartido y los medios estamos ya prestando atención a la idea. En el mail desde el que gestionan la iniciativa ya han recibido 2300 emails, que Medina lee y responde. «No doy abasto», concede; eso sí, con bastante ilusión y alegría.
Libros solo recibe el reparto de Correos los martes, pero hay quienes usan otras vías para llevar sus ejemplares. Un lector aprovechó el viaje de un camionero conocido para que dejase de paso sus ejemplares y unos amigos lograron llenar una furgoneta y ya la condujeron hasta el pueblo. «Las fotos que me mandan desde Libros son maravillosas», asegura Medina. Las historias de los propios libros son igualmente dignas de, valga la redundancia, sus propios libros. Medina comparte la de una mujer que había logrado reunir una amplia biblioteca y que decidió mandarla a Libros en vez de dejarla en herencia a su familia de no lectores.
Lecturas para la cohesión territorial
Cuando se habla de cohesión territorial o de qué hacer por la llamada España vaciada, los libros no suelen ser de las herramientas más invocadas. Aun así, los libros son muy potentes. Las librerías rurales son un foco de actividades y de dinamismo en sus comarcas y las bibliotecas han sido un tradicional organismo de cohesión social.
«La cohesión territorial pasa por los pueblos y por los pueblos pequeños», reivindica Maribel Medina. Ella sí tiene claro cuando se le pregunta por el tema por qué los libros se olvidan cuando se abordan estas cuestiones de cohesión territorial. «Es una respuesta muy sencilla. Siempre se mete la política», señala. «Siempre se habla del rédito económico y del político y se olvida el rédito social», apunta. Los libros son, en esos terrenos, algo «denostado». Sin embargo, iniciativas como Mi Pueblo Lee demuestran que hay un interés y un deseo. «Son un puñetazo en la mesa y más ansias de crecer entorno a la lectura», asegura.
Y, de hecho, son también un recordatorio importante de que debemos olvidar los estereotipos sobre cómo es el público lector. Lectores los hay en todas partes y las letras deberían, por ello deberían acudir a todos los puntos cardinales. En la provincia de Teruel, advierte Medina, ni siquiera hay servicio de bibliobús, ese que es en tantas comarcas rurales un potente vínculo de conexión y servicios. En Mi Pueblo Lee llegaron a hacer un piloto de un concepto híbrido: se llamaba Bibliopan y sumaba una cesta con libros a la camioneta de reparto del panadero. Libros y pan fresco para empezar de la mejor manera posible el día.
Cómo mandar libros a Libros
Hasta ahora, Libros ha recibido donaciones de editoriales independientes, organismos como las universidades y, sobre todo, muchos particulares. Para mandar libros, antes hay que ponerse en contacto con el mail de la iniciativa (mipueblolee@mipueblolee.org), desde donde mandarán las instrucciones. Eso sí, para facilitar la gestión, han puesto un límite en los envíos: solo reciben aquellos que incluyen como mínimo cinco ejemplares y tienen que estar en buenas condiciones.
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