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Antes de Kirk, fue Hermine y antes Leslie y si se echa la vista más atrás Ophelia. Todos ellos han cogido «la autopista hacia Europa», señala Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Estos nombres de acento anglosajón no son turistas que llegaron a España, sino que son visitantes algo huracanados. El último es Kirk, aunque hay que hacer una precisión. «Llegará a la península ibérica como una borrasca muy potente», señala Del Campo. «Pero lo fue y durante su viaje por el Atlántico alcanzó la categoría de gran huracán», advierte. No es el primero, ni tampoco será el último.
«¿Te acuerdas de Ophelia? ¿Y de Leslie? ¿Y de Hermine?», pregunta del Campo. «El primero era de categoría 3 y es el que más cerca estuvo de España a tan solo 1.000 kilómetros», detalla. «El segundo nos tuvo en vilo a los meteorólogos hasta 48 horas antes de que tocara tierra porque no sabíamos dónde lo iba a hacer», explica. «Y el tercero se generó y tomó una ruta distinta a la habitual. Fue directo hacia las Islas Canarias», rememora.
Desde Ophelia hasta Kirk han pasado poco más de 7 años y algunos días. «No es extraño que un ciclón tropical coja esa carretera que los traen a España», argumenta el portavoz de la Aemet. Uno de los primeros que datan en las bases de datos meteorológicas de la península es Hortensia en 1984. «Lo que ocurre es que cada vez llegan con más frecuencia», apostilla Roberto Granda, meteorólogo en Eltiempo.es. «Y pierden esas características tropicales más cerca de nuestras costas» acota del Campo.
Aunque hace falta estudiar un patrón más amplio en el tiempo para sacar conclusiones, los análisis satelitales van dando pistas mes a mes y año a año y Raquel Somavilla, investigadora del Centro Oceanográfico de Santander y experta en oceanografía física, acota más. «La temperatura de la superficie del mar tiene mucho que ver con que algunas de las tormentas que alcanzan Europa en los últimos años tengan condición de huracán», destaca.
A fecha del 6 de octubre, la temperatura media de la superficie del mar, según datos de Copernicus, estaba a 20,74 grados. «Esto es combustible para las tormentas», destaca Somavilla. «La anomalía es llamativa», añade.
'Fiebre' que se presenta mucho más grave en determinados puntos del planeta. En marzo de 2023, la superficie de mares y océanos comenzó a marcar récord históricos y día tras días, como fichas de dominó, cayeron jornada a jornada. «Hemos llegado a puntos que no habíamos alcanzado antes y no sabemos cómo va a reaccionar el planeta», destaca Granda.
Los expertos en oceanografía toman como referencia la superficie del mar. Una toma de temperatura que se hace con satélites. «Es de aquí de dónde se alimentan de energía los huracanes» destaca Raquel Somavilla, investigadora del Centro Oceanográfico de Santander.
A medida que uno se zambulle y se sumerge en el agua hacia las profundidades marinas, las décimas y los grados centígrados disminuyen, pero siguen siendo anormalmente altas.
«Hay zonas de la costa ibérica que están más calientes que puntos del Golfo de México», alerta Somavilla. «Todo esto es energía que acumula el océano», apostilla.
AUX STEP FOR JS
En los últimos meses, la temperatura media ha descendido unas décimas. «Una caída que está siendo tan pronunciada como esperábamos», detalla Granda. «No está a los niveles medios de 2023, pero es anormalmente alta», aclara la investigadora del Centro Oceanográfico de Santander. Un caldo de cultivo o combustible perfecto para 'engordar' las tormentas.
«Lo que les da más energía es la superficie que es una capa de mezcla y liberan el calor fácilmente», apunta Somavilla. La cuestión es porqué está tan caliente esta zona. «Suele haber oscilaciones donde la temperatura varía», narra la investigadora. Sin embargo, «últimamente la subida se ve más en escalera. Esto ya no es solo El Niño». Y es que como recuerda Granda, «estamos ya entrando en La Niña y las temperaturas no decaen». Hay algo más y es el calentamiento global. «Van a tardar mucho en volver a la normalidad», advierte la experta del Centro Oceanográfico de Santander. ¿Cuánto? «No lo sabemos», responde.
Pero la subida de la temperatura del mar no es la única causa del acercamiento de estas tormentas tropicales a la península ibérica. «Es más bien un cúmulo de varias cosas», comenta Rubén del Campo. «También es importante que la atmósfera sea favorable».
Las borrascas que se generan en la península, a diferencia de los huracanes, tienen una estructura asimétrica. «Va por delante un frente frío… Pero si miras la imagen satelital es muy clara y muy perfecta». Esto es debido, explica, a que la velocidad del viento y su dirección tiene que ser homogénea. «Lo que en términos meteorológicos se llama cizalladura», comenta. «Y es durante La Niña cuando se favorecen más estos fenómenos».
Kirk llega en forma de borrasca, pero se acercó como huracán. «Habrá vientos fuertes, lluvias y alguna galerna en el norte», avisa del Campo. «No serán días apetecibles», revela. «Y no será el último en acercarse».
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