España se estrena en el reciclado de baterías para extraer metales críticos

En España se recogieron el año pasado 9.200 toneladas de baterías. Hace casi una década, esta cifra apenas alcanzaba las dos toneladas y media. La sociedad cada vez genera más residuos de este tipo. Y crecerán aún más, sobre todo, por la expansión de la movilidad eléctrica. De esta última procedía un 15% de todo lo recogido en los puntos autorizados. Con diferencia, es el segmento que más ha aumentado. Coches sobre todo, pero también motos, bicis y patinetes han desechado en un solo año un 54% más de baterías; en total, 115 toneladas. Del resto de unidades inservibles recogidas, un 44% era de origen industrial y un 40% de uso portátil (móviles y ordenadores).

Con estos datos que maneja Ecopilas -asociación que engloba los gestores autorizados para la recogida de estos residuos en nuestro país- la pregunta inevitable es: ¿Qué se hace con todos estos residuos que, además, son tóxicos? La respuesta corta es: exportarlos a otros países europeos para su tratamiento porque no existe aquí infraestructura adecuada para hacerlo a gran escala. Eso sí, esto está a punto de cambiar.

España acaba de dar el primer paso para estrenarse en el reciclaje de baterías de litio y cumplir así con la normativa europea que, desde el año pasado, obliga a tratar estos residuos y aprovecharlos en la medida de lo posible.

Endesa y Urbaser se unieron hace dos años para anunciar la creación de una empresa dedicada a este cometido, Novolitio. Ahora, anuncian que comienza la actividad en su primera fase, esto es, la recogida y recopilación de las baterías de litio.

Tal y como explican desde las dos citadas compañías, hasta ahora estos residuos son recogidos por gestores y transportistas autorizados para ser luego almacenados en centros de transferencia y, finalmente, exportados a plantas de tratamiento, ubicadas principalmente en Francia y Alemania.

El objetivo de esta nueva empresa es romper con esta dinámica y tratar en una planta especializada hasta 25.000 toneladas de baterías cada año. Esta cifra responde al crecimiento exponencial que se espera experimente el uso de estos productos.

Antonio Massot, jefe de proyecto de Novolitio, aporta un dato que ilustra esto último: «El año pasado se pusieron en el mercado español aproximadamente unas 40.000 toneladas de ellas en sus diferentes formatos y usos». Da una idea de lo que pueden crecer las necesidades en torno a este sector del reciclaje que, además, es ya obligatorio por ley.

La futura planta, por lo tanto, está pensada para poder tratar todos los tipos de baterías de litio: desde las pilas hasta los portátiles y móviles, pasando por todas las industriales y del sector de la automoción. Pero tendrá que esperar, al menos, otro par de años. Por ahora, está pendiente de la obtención de los permisos pertinentes para comenzar la construcción en una parcela industrial de 15.000 metros cuadrados ubicada en Cubillos del Sil (León).

«Dependiendo de los permisos, esperamos que la actividad comience a finales de 2025 o principios de 2026», concretó Massot, quien añadió que esta será realizada en un polígono industrial ya consolidado, donde además se cumple con todos los requisitos medioambientales.

Sobre la acogida entre los vecinos de la zona, advierten desde la compañía que va a crear «empleo de calidad», 49 puestos de trabajo directo cuando esté a pleno rendimiento. «Nos ha sorprendido gratamente la cantidad de consultas de gente de la zona interesadas en poder formar parte de Novolitio», destacó el jefe del proyecto.

Cuando este momento llegue, se realizará una de las labores más importantes, desde el punto de vista estratégico. Eso es, la recuperación de todos esos minerales críticos, que tanto cuesta extraer de la tierra o importar de países dominantes como China, y que pueden volver a ser utilizados en la fabricación de más baterías. En cada pila hay una mina y este tipo de plantas facilitarán el darle una vida casi infinita a estos minerales.

Así, en la nueva instalación se llevará a cabo un proceso de clasificación y diagnóstico de las unidades cuya vida útil ha acabado para discernir cuáles pueden ser reutilizadas y cuáles recicladas. La prioridad, dicen desde la empresa, es lo primero: que las baterías, una vez reacondicionadas, puedan volver al mercado y tener más vida útil.

Aquí, Massot hace una distinción entre tipos de baterías, ya que la planta también estará preparada para gestionar las populares pilas de litio pequeñas. «Todas las baterías de pequeño formato -explica el jefe del proyecto- serán sometidas a un proceso de reciclaje, ya que no es factible el poder reutilizarlas, una vez han llegado al final de su vida útil; mientras que las baterías de gran formato, en función de su estado y el análisis que realizaremos en nuestras instalaciones, podrán ser reutilizadas».

Por ello, prosigue, «si bien la reutilización es un objetivo prioritario al ser ambientalmente mejor, dependerá de la tipología de baterías finalmente recibidas, del estado final de las mismas, así como del mercado de segunda vida que actualmente está por desarrollar». Todas las baterías serán reutilizables o reciclables, y solo un escaso 10% de materiales (restos de los componentes resultantes del tratamiento) serán enviados a gestores autorizados para ser eliminados.

Así, el 90% de los componentes de las baterías pueden ser reaprovechados. Tras un proceso de trituración y separación, permite recuperar el valioso 'black mass', polvo con alto contenido en metales estratégicos, claves para la fabricación de tecnologías para la transición energética. Hasta un 95% de estos metales se pueden recuperar tras el tratamiento de las baterías.

Recuerda el jefe de proyecto de Novolitio que el reciclaje de los metales es, no solo valioso, sino un requisito legal. En el caso del litio, el cobalto y el níquel irán destinados a la fabricación de nuevas baterías. «La planta de Novolitio obtendrá adicionalmente cobre y aluminio, que podrán ser utilizados en diferentes contextos al ser materiales de amplio uso industrial», concluye Massot.

El uso de metales reciclados reduce significativamente la elevada huella ambiental que tienen las nuevas baterías, lo quedará un impotante espaldarazo a la sostenibilidad de la fabricación, comercialización y uso de estos productos estratégicos.

La citada normativa europea, aprobada en julio de 2023, pone objetivos a los países europeos en lo que recuperación y reutilización de metales se refiere. Sobre la recuperación de litio, establece que se deberán recuperar el 50% para finales de 2027 y del 80% para 2031, según los avances tecnológicos y la disponibilidad del elemento. Y unos niveles mínimos obligatorios de contenido reciclado del 16% para el cobalto, del 85% para el plomo, del 6% para el litio y del 6% para el níquel.

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