«Los espacios de trabajo jerarquizados ya no se sostienen en esta década»

Desde que la ONU introdujo en 1987 el término sostenibilidad en el informe 'Nuestro futuro común', entendido como aquello que permite «satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la habilidad de las futuras generaciones de satisfacer sus necesidades propias», este concepto se ha extrapolado a múltiples sectores y a diferentes niveles. Las empresas están reconociendo que un enfoque sostenible no solo es beneficioso para el planeta, sino también para la productividad y la satisfacción de sus empleados.

Un nuevo barómetro elaborado por el Instituto de Innovación Social de Esade, en colaboración con ISS España, ha evaluado por primera vez cómo las empresas españolas están transformando sus lugares de trabajo para integrar la sostenibilidad y han establecido un mapa de actuación para otras empresas con el mismo propósito.

«Estamos inmersos en un cambio de paradigma a varios niveles, y los espacios de trabajo no son ajenos a ello», comenta Sonia Ruiz, autora del barómetro e investigadora del Instituto de Innovación Social de Esade. Ha destacado la necesidad de una transformación profunda en la forma en que concebimos y utilizamos nuestros entornos laborales. «El 'workplace' de las empresas no deja de ser un reflejo de la sociedad en que se inserta», por lo que «debe adaptarse y redefinirse a esta nueva realidad en disrupción constante», señala Ruiz.

Además, subraya la importancia de entender las empresas como partes de un «ecosistema abierto y en evolución». En este contexto, Ruiz advierte que «no podemos ver los lugares de trabajo como espacios aislados y jerarquizados. Esta noción ya no se sostiene en la década de 2020».

El estudio indica que la flexibilidad y la adaptabilidad son clave para el éxito de los espacios de trabajo modernos. Los nuevos modelos abogan por entornos que fomenten la colaboración, la creatividad y el bienestar de los empleados, alejándose de las estructuras rígidas y tradicionales. «Se debería vincular el bienestar del empleado a la cuenta de resultados de la empresa; su concentración, su creatividad y su productividad», defiende Víctor García, embajador de sostenibilidad de Interface España.

Este cambio de enfoque no solo responde a las demandas de las nuevas generaciones de trabajadores, que valoran cada vez más el equilibrio entre la vida personal y profesional, sino también a la necesidad de las empresas de ser más ágiles y resilientes frente a los desafíos globales. En palabras de Aurea Benito, directora de Recursos Humanos de ISDIN, «se trata de que nadie tenga que dejar de ser quien es cuando entra a la oficina».

Además, la integración de criterios medioambientales en la gestión de los espacios es uno de los puntos más destacados. «Hoy en día hay más conocimiento, las empresas están pidiendo transformación y la normativa actual de la Unión Europea sobre el cambio climático y la descarbonización lo facilita», apunta García.

El 89% de las empresas participantes poseen certificaciones de sostenibilidad en sus edificios corporativos e instalaciones productivas. De hecho, según un estudio reciente de EY, el 54% de los directores ejecutivos han informado que tanto ellos como sus juntas directivas están otorgando a la sostenibilidad más importancia que hace 12 meses.

La eficiencia energética es una prioridad para el 75% de las empresas, el 71% está promoviendo el reciclaje y adoptando políticas para reducir residuos, lo que incluye la eliminación de materiales y envases de un solo uso. El 83% está impulsando la digitalización de la documentación para avanzar hacia oficinas sin papel.

En la misma linea, el 68% de las empresas ha implementado políticas de gestión eficiente y ahorro de agua porque, según Raquel Espada, vicepresidenta de Estrategia e Innovación de Schneider Electric Sustainability Business para EMEA, «quizás no podamos cambiar el mundo, pero podemos contribuir a hacerlo más eficiente y sostenible».

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