Abundancia: si hubiese que resumir en una palabra clave qué ocurre con las cenas y comidas de Navidad, esa sería la elegida. La celebración está muy conectada con la cultura gastronómica y la tradición ha acostumbrado a muchos platos de comida y a bastantes postres. ... Las fiestas navideñas han sido el momento de 'tirar la casa por la ventana' década tras década. Pero ¿qué ocurre con todo lo que llega a la mesa y que, a pesar de las buenas intenciones, no logra ser comido?
El desperdicio alimentario es un problema importante. Es uno que marca el día a día y que se ha convertido en una cuestión tanto medioambiental como económica. El 40% de todos los alimentos que se producen acaban en la basura.
Las comidas y cenas de Navidad no son una excepción. 7 de cada 10 españoles reconoce que compran más alimentos de lo habitual durante estas fiestas porque quieren asegurarse de que no les falte a sus invitados, según acaba de concluir un estudio de Too Good To Go que ha abordado, justamente, el desperdicio alimentario en las Navidades españolas. 3 de cada 10 acaba desperdiciando más del 10% de toda esa comida y 2 de cada 10 entre un 11 y un 25%. Un 3,1% de los encuestados admite que la mitad de lo que compra se acaba convirtiendo en basura.
Los datos del estudio también permiten comprender por qué se desperdicia más comida en estas fechas. Los encuestados reconocen que la clave está en esa compra excesiva que va más allá de lo necesario (36%), en que cocinan demasiado y luego sobra (32%) o en que adquieren demasiados productos típicos de las fiestas solo porque es Navidad y luego no se comen (23%).
Un 3,1% de los encuestados admite que la mitad de lo que compra se acaba convirtiendo en basura
De hecho, este último punto está muy conectado con otra de las conclusiones de la encuesta. Los postres son lo que más sobra. Un 40% asegura que lo que más suele quedarles son postres y un 39% dulces. En las Navidades, nos dejamos llevar por el entusiasmo por los polvorones, los turrones y demás delicias festivas, pero acabamos con un empacho de dulce y un excedente de estos productos. En desperdicio, adelantan a la carne (32%), las guarniciones (24%), el pan (23%) o las salsas (18%). Solo un 3% confía en que, en la mesa navideña, no sobre nada.
Por supuesto, esto tiene un efecto negativo para la economía doméstica. Según datos de la OCU, los costes de la cesta de la compra escalan en el mes de diciembre. La subida media de coste que han detectado en este arranque de diciembre anda en el 4,3%, pero es mucho más elevada en aquellos productos específico que forman parte de las cenas y comidas navideñas. Los percebes, las almejas o las merluzas han subido alrededor de un 20% su coste.
En el estudio de Too Good To Go han estimado cuánto dinero acaba en la basura en las familias españolas: si el gasto medio de comida en Navidad va a ser de 298,27 euros, las cifras medias de desperdicio alimentario implican tirar unos 30 euros.
«Se sigue haciendo mucha comida», reconoce Carlos García, PR Manager para España y Portugal de Too Good To Go. Eso sí, cuestiones como el desperdicio alimentario no son ya exactamente nuevas para los consumidores. «Hay más consciencia», señala, «pero queda por hacer».
Siete de cada 10 personas, explica, ya reconocen que les preocupa que se desperdicie comida. Ocurre por el impacto social, «ese sentimiento de culpa de cómo voy a tirar comida»; por el medioambiental, «hay una mayor ecoconsciencia»; y por el económico, puesto que, como apunta García, esos alimentos que acaban en la basura los hemos pagado antes y lo hemos hecho en un contexto de inflación. Los porqués de la mayor concienciación son múltiples, pero sientan la base para que, también en Navidad, se piense qué ocurre con todo lo que se compra y cocina y cómo se pueden reducir los desperdicios.
La solución al problema
Seguir celebrando las fiestas con la comida como epicentro festivo es posible. Lo que debe cambiar es qué ocurre con lo que sobra e, incluso, plantearse antes cómo y qué se va a adquirir.
Los expertos en salud de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) apuestan por empezar ya en la lista de la compra, pensando qué menús se van a preparar y qué se va a necesitar. Así no se compra de más. Mejorar la conservación de los alimentos, ajustar las raciones para no obligar a dejar comida en el plato, congelar el exceso o reaprovechar las sobras son vías para que la comida no pase de la mesa navideña al cubo de basura.
La solución contra el despilfarro de comida navideña pasa por «gestos sencillos que no necesitan un gran esfuerzo», como indica García, y que logran a pesar de ello «un impacto increíble en nuestro bolsillo y en el planeta». Por ejemplo, algo que es tan habitual en otras épocas como dar un 'tupper' con las sobras puede ayudar a que no se quede en una sola casa un excesivo remanente de comida. Y, como bromea García, seguro que los invitados lo agradecen, ya que se ahorran cocinar al día siguiente.
Usar creatividad en la cocina para enfrentarse a los restos permite darles una nueva vida, haciendo con ellos croquetas y otras recetas de aprovechamiento. Todo ese exceso de turrones con el que se llega al día de Reyes puede reinventarse en una tarta, por ejemplo. Es «concienciarnos por una parte a 'vamos a moderar la compra' y, si sobra, qué podemos hacer con ello», apunta el experto.
Con todo ello se reducirá la huella de carbono de las cenas y comidas festivas, pero también el agujero económico que suponen en los bolsillos. Y, quizás así, se empiece el nuevo año con una cuesta de enero menos empinada.
Recetas de aprovechamiento navideño
Las ideas para reconvertir las sobras de Navidad son múltiples. Los guisos navideños se pueden convertir en canelones, el pan extra que se ha quedado duro en pudin y tanto los restos de los platos principales como de las verduras de acompañamiento en croquetas. Con el turrón de chocolate que se ha quedado en la bandeja de los postres se puede hacer «salami festivo»: solo se necesitan galletas, huevos, mantequilla o azúcar glas.
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