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Un joven se refresca en la calle durante una ola de calor en India, uno de los países señalados en el informe. Reuters
Del calentamiento al enfriamiento global: la ONU traza la ruta para refrigerar un futuro de calor insano

Del calentamiento al enfriamiento global: la ONU traza la ruta para refrigerar un futuro de calor insano

El programa medioambiental de Naciones Unidas publica su informe con fórmulas sostenibles de refrigeración que no incrementen la factura de la contaminación y pone cifra al negocio que supondrá

Jueves, 26 de septiembre 2024, 13:46

Que la vida en la Tierra estará marcada por el calor extremo en las décadas venideras es algo que ya tiene asumido Naciones Unidas. El discurso de su secretario general, Antonio Guterres del pasado mes de julio no dejaba mucho lugar a las dudas cuando, a sus llamamientos para la acción global contra las emisiones de gases de efecto invernadero y el calentamiento global, sumó una nueva tarea para los gobiernos: trabajar por el 'enfriamiento global'. «El calor extremo amplifica la desigualdad, exacerba la inseguridad alimentaria y empuja a las personas a una mayor pobreza. Debemos responder aumentando masivamente el acceso a la refrigeración de bajas emisiones de carbono; expandiendo la refrigeración pasiva, como las soluciones naturales y el diseño urbano; y haciendo más limpias las tecnologías existentes, al tiempo que aumentamos su eficiencia».

En esta declaración se resumen las líneas maestras del informe elaborado por la Cool Coalition, una división del programa medioambiental de Naciones Unidas (PNUMA) que está integrada por más de 130 socios procedentes de una veintena de países, incluidos miembros de gobiernos, organizaciones, empresas, grupos de la sociedad civil, etc., y cuyo objetivo es promover la transición global hacia una refrigeración que será necesaria en un futuro. Esta, obviamente, deberá ser sostenible porque si las soluciones pensadas para hacer frente al calentamiento global incrementan el consumo energético y la contaminación -como sucede ahora con muchos equipos- la solución, más que solución, sería un problema agravado a la larga.

Ya en el presente, el calor genera problemas de una gran envergadura a escala global: el aumento de las temperaturas en todo el mundo ha provocado casi medio millón de muertes relacionadas con el calor por año y una pérdida de PIB de 2,0 billones de dólares, debido a la reducción de la productividad, según datos estos últimos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

La imposibilidad de conservar vacunas adecuadamente, la mortalidad infantil derivada de ésta y otras circunstancias y la pérdida de alimentos por la falta de una cadena de frío adecuada contribuyen a este pésimo panorama. Por ejemplo, la FAO calculó en 2019 que se perdió una tercera parte de los alimentos producidos por este motivo.

20% electricidad

Este es el porcentaje de la electricidad que se consume en el mundo que va destinada a la refrigeración.

Frente a esta situación, armarse de estrategias para refrigerar los espacios (viviendas, centros de trabajo, comercios, almacenes y un largo etcétera) se impone como obligación, no solo como alternativa individual, sino más bien como estrategia global que atañe también a las autoridades gubernamentales.

Los aparatos de aire acondicionado -entre otros sistemas de refrigeración actuales- no pueden ser entendidos como la única estrategia frente al calentamiento global. Por individualista y contaminante. La cantidad de energía y recursos que consumen estas instalaciones actualmente es ingente. Según el citado informe Global Cooling Watch, la refrigeración consume actualmente el 20 % de la electricidad a nivel mundial y que la demanda se triplicará para 2050.

Sin estrategias alternativas y sostenibles a los sistemas actuales, las emisiones derivadas de la refrigeración podrían duplicarse para 2050 -año del objetivo cero emisiones- y alcanzar los 6.100 millones de toneladas de dióxido de carbono. «Debemos satisfacer las necesidades de refrigeración sin reforzar un círculo vicioso de mayores emisiones de gases de efecto invernadero, que conducirían a un planeta más caliente, lo que requeriría más refrigeración», resumen los autores del trabajo.

Una apuesta multilateral

¿Cómo romper esta espiral? Con estrategias globales que tienen más que ver con la gobernanza de los países. Así lo manifestó tras la presentación del trabajo Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA, al reclamar soluciones «sostenibles, asequibles y energéticamente eficientes» que satisfagan la creciente demanda y apoyen el clima, la salud y el desarrollo económico. «Los gobiernos, las empresas privadas y los bancos multilaterales pueden utilizar este informe para aprovechar una amplia gama de instrumentos financieros para la refrigeración sostenible y la resiliencia al calor extremo», declaró.

Estas medidas sostenibles de las que hablan están relacionadas con el enfriamiento pasivo a base de aislamiento de edificios, materiales reflectantes en calles, mejora de las áreas verdes en las urbes para reducir el efecto isla de calor, nuevos códigos energéticos para la construcción, así como la inversión en innovación para alumbrar aparatos de refrigeración extremadamente eficientes.

De llevarse a cabo adecuadamente, protegerían a 3.600 millones de personas en todo el mundo y, además del ahorro en emisiones, los ciudadanos se ahorrarían en gasto energético un total de un billón de dólares al año.

Los países en desarrollo, más señalados

Entre las zonas del planeta que con más urgencia requieren de este tipo de estrategias, Naciones Unidas señala África y el sur de Asia. «Los países en desarrollo suelen estar en la primera línea de los impactos del cambio climático, y esto incluye los efectos del calentamiento global. Muchos están expuestos a temperaturas más altas debido a sus ubicaciones. También se espera que tengan un crecimiento demográfico y económico más rápido, lo que impulsará la mayor demanda de refrigeración en las próximas décadas», recoge el informe. No en vano, según datos del programa medioambiental de la ONU, dos tercios de las emisiones procedentes por la refrigeración se originan en estas regiones. Y la proporción podría aumentar por encima del 80% en tres décadas.

El informe presentado ofrece ideas a los gobiernos, tanto en soluciones como en métodos de financiación. De hecho, pone cifra al negocio que supondrá este cambio que debe afrontar la sociedad en adelante. Se espera que el mercado de refrigeración en las economías en desarrollo crezca de aproximadamente de 300.000 millones de dólares a 600.000 millones para 2050.

8 billones

Es el total de beneficios que reportaría a las economías en desarrollo el hecho de adoptar medidas de refrigeración global sostenibles.

Otro cálculo que realiza el informe es a la inversa. Esto es, cuánto se podría ahorrar en términos de energía en estas economías en desarrollo de abrazar un plan global de enfriamiento sostenible. En total, calculan los expertos que este camino podría generar más de 8 billones de dólares de beneficio por costes derivados de la energía y otros conceptos relacionados. Así, los consumidores se ahorrarían 5,6 billones de dólares en consumo energético directo o 800.000 millones de dólares en la necesidad de nuevos equipos. Finalmente, se evitarían inversiones adicionales en infraestructura energética por 1,8 billones de dólares necesarias para satisfacer la demanda.

De cualquier modo, y aunque los beneficios económicos sean importantes, las ventajas más destacadas tienen que ver más con la salud de la población a largo plazo, ya que se evitaría el golpe del calor extremo que tanto afecta a distintos ámbitos de la vida y el bienestar de los países, desde la educación al trabajo.

El nuevo informe ofrece un plan para financiar la refrigeración sostenible, haciendo hincapié en la necesidad de «desbloquear la financiación» y especialmente movilizar el capital privado para que se invierta en estas nuevas necesidades.

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