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Vacas cachenas en los montes de Vincios. @Asociación de Vecinos de Vincios
Brigadas forestales de vacas, ovejas y cabras, la otra forma de frenar incendios

Brigadas forestales de vacas, ovejas y cabras, la otra forma de frenar incendios

Antes de luchar contra las llamas, se puede prevenir el fuego. Eso es lo que hacen los rebaños que comen matorrales y reducen el combustible

Raquel C. Pico

Viernes, 12 de julio 2024, 11:59

En 2017, el monte ardió en la Comunidad de Montes de Vincios, al sur de Galicia. En aquella ocasión, el fuego arrasó el 80% del terreno, una de las más graves de las cuatro veces que el fuego lo ha arrasado desde 2013. Fue el punto de partida del proyecto Vincios Vede; una iniciativa local que sirve de ejemplo a cómo el pastoreo es tan preventivo contra los incendios como cualquier otra medida.

En el citado caso de Galicia, tal y como explica José Taboada, coordinador de la iniciativa, la comunidad empezó regenerando el bosque, reduciendo especies invasoras como el eucalipto, apostando por frondosas y otras especies de árboles de la zona y creando un «monte mosaico». Querían que fuese una fuente de biodiversidad, de aire limpio, pero también mucho más fuerte ante las amenazas. Para ello, necesitaban mantenerlo limpio y nadie mejor para hacerlo que un rebaño.

Pensaron en muchas especies, pero acabaron decidiéndose por la vaca cachena, autóctona del sur de Ourense y del norte de Portugal. Que sea una especie bastante autosuficiente, que esté acostumbrada a orografías y matorrales como los de Vincios y que sea 'vecina' fueron sus grandes puntos a favor. También pesó que estén en peligro de extinción, suma Taboada. Las vacas están ahora en proceso de introducción en el monte —donde serán pastoreadas luego de forma virtual— y empezarán pronto su 'nueva carrera profesional'.

«La idea es ir eliminando matorrales y que las vacas se encarguen de mantenerlo», apunta Taboada. No se puede dejar a una vaca en medio de un tojal, apunta, y esperar que lo deje limpio. Pero sí es factible que una vez que se ha hecho el trabajo de desbroce, el animal se encargue de su mantenimiento.

El silvopastoreo, en auge

Estas vacas no están solas. Lo que van a hacer es silvopastoreo, que como explican desde el CREAF es el pastoreo de las zonas forestales. Los rebaños de animales usan los recursos del bosque para alimentarse y al hacerlo controlan la vegetación. En Cataluña, según los cálculos del centro, lo están haciendo ya rebaños de tamaño muy variable (desde 25 a 200 cabezas) que son fuentes de carne. Un 70% del silvopastoreo catalán se realiza en espacios naturales protegidos, según los cálculos del proyecto Silvodivers del organismo.

Las vacas, cabras y ovejas son así, como se dice popularmente, también bomberas. Es un apellido que a Víctor Gil, técnico en el proyecto Rebaños de Fuego-Ramats de Foc, de la Fundación Pau Costa, no le gusta. «Estamos trabajando en la prevención y los bomberos trabajan en la extinción», señala. Estos animales no van por ahí apagando fuegos, sino que «crean estructuras de bosque que no los favorezcan». Se intenta que el bosque resultante no tenga los elementos que luego alimentan los grandes incendios, esos que cuesta controlar a los cuerpos de bomberos.

Rebaños de Fuego empezó en 2016 en colaboración con los bomberos catalanes y, especialmente, con las granjas de ganadería extensiva de la zona, que aportan las ovejas, cabras y vacas necesarias para que funcione. Primero fue en Girona, pero ahora ya están en las cuatro provincias catalanas, demostrando su elevado potencial.

Que esas sean las especies escogidas tiene su lógica. «Son los animales que históricamente han entrado en el bosque», indica Gil. El crecimiento del bosque en el Mediterráneo se explica por su desaparición, como lo hace que el paisaje «se haya homogeneizado». Al no tener a cabras o a ovejas limpiando terreno se han perdido los espacios abiertos, que también son importantes para la biodiversidad. Es, por ejemplo, donde viven las mariposas.

Más que prevenir incendios

Ahí está otra de las claves de este tipo de proyectos. No se trata solo de prevenir incendios, sino de recuperar paisajes, reconectar con el entorno o visibilizar el trabajo de la ganadería extensiva. En los supermercados catalanes ya se pueden encontrar productos con el sello distintivo Ramats de Foc, que deja claro a la ciudadanía que los animales que han producido esos yogures o quesos han estado limpiando el bosque y vienen de este tipo de explotaciones —más responsables con el entorno que las intensivas—. Gil confirma que los consumidores lo valoran.

En Vincios, las vacas cachenas son una pieza más del intento de su comisión para lograr recuperar el monte —han sumado igualmente apicultura— y que la ciudadanía conozca bien el espacio. Su proyecto 'Lendo o monte' ofrece actividades para todos los públicos para descubrir ese patrimonio. «Para mucha gente, el monte es como un conjunto de letras sin ordenar», indica Taboada. Si no te lo explican, no sabes qué hay ahí.

A todo eso se suma el ahorro económico. Limpiar el terreno es mucho más barato cuando lo hacen ovejas, vacas o cabras que cuando debe hacerse con maquinaria de forma regular. «A parte del dinero que te ahorras, añades otros valores como fijar población, producir alimentos y biodiversidad», recuerda Gil. Y no solo es que debrozar y limpiar resulte caro, apunta Taboada, mantener un bosque que ardió es todavía más complejo. Hay que inyectar dinero y más dinero, pero sin beneficio.

Un modelo exportable

«Es una problemática generalizada del contexto mediterráneo», recuerda Gil cuando se le pregunta si se puede exportar la idea a otros lugares. De hecho, estas iniciativas son un ejemplo, pero no las únicas. En Madrid o en Canarias, por sumar dos zonas más, se usan ovejas o cabras para mantener limpios espacios verdes. Estas semanas, 70 cabras se encargaron de limpiar de limpiar vegetación en El Rosario, en Tenerife, una brigada forestal un tanto peculiar.

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