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El Ministerio del Interior envió en helicóptero desde Madrid a Valencia el pasado martes a primera hora de la tarde -en plena crisis de abastecimiento y movilidad en las zonas afectadas por la DANA- a agentes de los grupos de élite de los servicios antiterroristas para ponerlos al frente de la investigación por el ataque del domingo en Paiporta. En esos altercados resultaron dañados dos vehículos de la escolta de Pedro Sánchez y también, según Fernando Grande-Malaska, el presidente del Gobierno fue agredido al recibir un «golpe».
La decisión de enviar por vía aérea y de manera urgente a los especialistas de los servicios de Información de la Guardia Civil de la capital de España se produjo –según fuentes del cuerpo- poco después de practicarse la primera detención por estos disturbios y comprobarse que el arrestado, D.C.C.(el vecino del propio Paiporta que rompió con una escoba de barrendero la luna trasera del todoterreno en el que estaba siendo evacuado Pedro Sánchez de la zona) no tenía ningún tipo de antecedentes radicales.
Para entonces, los efectivos de Información de la Comandancia de Valencia –que fueron los que originalmente se hicieron cargo de liderar la investigación- ya había identificado sin problema como «vecinos de la zona» a la gran mayoría de las personas que participaron en el hostigamiento al presidente del Gobierno durante su evacuación tras los primeros lanzamientos de bolas de barro, que alcanzaron a la comitiva en la que también estaban los Reyes y el presidente de la Comunitat, Carlos Mazón.
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En esa aeronave de la Guardia Civil volaron parte de los integrantes antiterroristas de la Unidad Central Especial 3 (UCE-3) que están dirigiendo las pesquisas y que, oficialmente, están especializados en sectas y movimientos racistas, xenófobos y antisistema y que, además, tienen competencias en investigaciones de Defensa Nacional, contrainteligencia y seguridad del cuerpo y ciberterrorismo.
El aparato, según explican fuentes cercanas al viaje, despegó de Madrid sobre las 14 horas del martes. Poco antes, minutos después del mediodía de esa jornada, desde Moncloa, Pedro Sánchez, había apuntado a que la comitiva había sido víctima de un ataque coordinado de extremistas de derecha. «Si uno mira las imágenes de la visita del pasado domingo es muy fácil diferenciar a aquellos que manifiestan su ira de una manera legítima por su frustración, por la situación que están viviendo, de otros grupos ultras perfectamente organizados que iban a tratar de hacer el mayor daño posible a las autoridades que estábamos allí presentes», insistió el presidente cuando ya se conocía que, al menos el primer detenido no tenía antecedentes radicales.
La irrupción de los agentes de UCE-3 enviados de urgencia en helicóptero sin embargo no ha cambiado, al menos por el momento, las líneas de investigación. Los servicios de élite antiterrorista, que tienen previsto quedarse por la zona al menos hasta el próximo fin de semana, siguen sin encontrar pista alguna que sostenga que el ataque fue una acción coordinada de ultras. Los otros dos detenidos por los altercados –arrestados el miércoles ya bajo la tutela de UCE-3, son vecinos de la zona que estaban trabajando el domingo en la limpieza de las calles. Se trata de B.F.M., residente en Albal, a seis kilómetros de Paiporta; y G.M.G, vecino de Godella, a media hora del lugar de los disturbios.
Pese a ello, los agentes de élite antiterrorista no han dado por concluida, ni mucho menos, su investigación y siguen rastreando in situ para tratar de aclarar si, tal y como sostiene el presidente del Ejecutivo, los altercados fueron coordinados o alentados de alguna forma por «grupos ultras organizados».
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