Los embalses de la provincia se encuentran bajo mínimos
La ausencia de lluvias durante el invierno y la primavera mantienen los grandes embalses con menos de la mitad del agua que pueden acumular
El Úzquiza está al 39,8% de capacidad con 30 hectómetros cúbicos, mientras que el Ebro se encuentra al 23%, con 174,7 hectómetros cúbicos
El suministro de la provincia se completa con dos embalses más pequeños, el Arlanzón y el Sobrón, que presentan una situación menos extrema
Que les vamos a contar que no sepan o deduzcan ya a estas alturas del verano. Si las campañas de riego en los cultivos de regadío han tenido que suspenderse en buena parte de Castilla y León, eso quiere decir que los embalses, ríos y cursos de agua en general no se encuentran muy en forma. Lo mismo le ocurre a los manantiales que surten a muchos municipios de la provincia. Si no llueve, escasea el agua de consumo, con independencia de su procedencia. Y el estado en el que se encuentran los embalses actualmente es bastante descorazonador.
La sequía muestra sus garras especialmente en las grandes infraestructuras, como los embalses de Úzquiza y Ebro, con una cantidad de agua embalsada por debajo del 40 por ciento. En concreto, el pantano del Arlanzón guarda 30 hectómetros cúbicos de agua, lo que supone el 39,8 por ciento de su capacidad, que son 75 hectómetros cúbicos. Los informes diarios de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) muestran un descenso lento aunque constante del agua acumulada, así que el panorama no es nada halagüeño.
El pasado año, por estas fechas, el pantano de Úzquiza contaba con 51,2 hectómetros cúbicos, y la media de los últimos diez años es de 54,9. En una situación similar está el pantano del Ebro, con 174,7 hectómetros cúbicos de los 540 que tiene de capacidad, es decir, se encuentra al 32,3 por ciento. En la última semana ha perdido un 2,45 por ciento de agua embalsada, y la caída con respecto al pasado año es del 34,5 por ciento. En agosto de 2016 contaba con 361 hectómetros cúbicos, de acuerdo con la información de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE).
Los pequeños, menos tocados
Junto a los grandes embalses, la provincia cuenta con dos infraestructuras de tamaño más reducido, que también acusan los efectos de la sequía aunque en menor medida, precisamente por su baja capacidad. El pantano de Arlanzón está al 63,18 por ciento, con 14 hectómetros cúbicos de los 22 totales que puede albergar. Hace un año alcanzaba los 16,9 hectómetros cúbicos, y a día de hoy sigue perdiendo agua, pues de llover no está, como dicen en el campo. La media de los últimos años habla de 17 hectómetros cúbicos en agosto.
Y el pantano del Sobrón, con una capacidad de 20 hectómetros cúbicos, se encuentra al 89 por ciento. Es decir, acumula 17,9 hectómetros cúbicos de agua, un 2,83 por ciento menos que la semana pasada. La cantidad de agua embalsada supone también un 1,32 por ciento menos que en 2016, aunque estaría en la media de los últimos cinco años, marcada en los 17,5 hectómetros cúbicos. No ha llovido, ni en otoño, ni en invierno ni en primavera. No como es necesario para no pasar escasez, y se verá qué ocurre cuando pase el verano y tengan que (volver) las lluvias.