Locura cidiana

La lógica histórica llevó a dos “locos” de Ego Ruderico a investigar el pasado del Solar del Cid y la existencia de las supuestas casas del Campeador

El espacio ha permanecido inalterable a lo largo de los siglos, siendo objeto de disputa entre ayuntamiento y el Monasterio de San Pedro de Cardeña

Bajo el monumento del siglo XVIII se han hallado restos arqueológicos de la Edad Media, un silo, un muro de piedra, cerámica, monedas y herramientas

No se dispone de documentos que acrediten que Rodrigo Díaz de Vivar tuvo casa en Burgos y que esta se ubicase en el barrio de San Martín, pero todo es posible

Locura cidiana Se han hecho las primeras prospecciones pero queda trabajo por delante. BC

Todo surgió de una “locura”, pero una locura basa en la “lógica más absoluta”. Si existe un Solar del Cid, con un monumento de 1784 que recuerda las antiguas ubicaciones de las casas del Cid Campeador en Burgos, por qué no rastrear en busca de vestigios que confirmen la leyenda o, al menos, ayuden a comprender un poco mejor de dónde surge la misma. Y con esta idea dos locos de la Asociación Ego Ruderico comenzaron a investigar, y la información encontrada ha servido para impulsar un proyecto de excavaciones muy “fructífero”.

Así explica Fernando Sánchez, uno de esos locos investigadores, el origen de la iniciativa, liderada por la arqueóloga Fabiola Monzón,  que se ha llevado a cabo durante las últimas semanas en el Solar del Cid. Se buscan las casas del Rodrigo Díaz de Vivar, o al menos las construcciones medievales originales que dieron pie a la leyenda, pues va a ser difícil demostrar que los restos arqueológicos corresponden a las posesiones del Cid, habida cuenta de que no se dispone de documentación que acredite que el Cid tuviera casa en Burgos y se ubicara en el barrio de San Martín.

El monumento del Solar del Cid se construyó en 1784. IAC

Las primeras noticias que se tienen sobre el Solar del Cid son del siglo XV y vinculan dos propiedades al Monasterio de San Pedro de Cardeña. Los escritos del Padre Berganza recogen que los monjes las habrían heredado, en teoría del Cid Campeador, y las gestionaron desde el siglo XIII al XVI, obteniendo ingresos mediante su alquiler. Para el siglo XV las supuestas casas del Campeador se encontrarían muy degradadas, pues el barrio de San Martín ya no era lo que había sido en los momentos de la refundación de Burgos.

Fabiola Monzón ha recordado que el Burgos del siglo XI giraba en torno al Castillo y La Blanca, y San Martín era un barrio suburbano. Sin embargo, en el siglo XIV la ciudad se estaba desarrollando en torno a la Catedral, y la parte alta se empieza a abandonar, quedándose como extrarradio. Los monjes consiguieron, en un primer momento, alquilar las viviendas a los nobles, pero luego pasaron a clases más modestas. Y para cuando en 1593 el Ayuntamiento busca la cesión del Solar del Cid, la zona está casi deshabitada, ha apuntado Sánchez.

Ruinas singulares

Si el solar ha permanecido inalterable a lo largo de los siglos es porque se ha considerado “singular”

La calle se llama Tenebregosa, y las supuestas viviendas del Campeador son meras ruinas. Aun así, el ayuntamiento de entonces estuvo dispuesto a pagar 500 maravedíes anuales por la cesión, lo que significa que cree en la verdad de la leyenda y entiende que el lugar es lo suficientemente singular como para, incluso, levantar un monumento en honor al Campeador. Eso sí, dicho monumento no se construirá hasta siglos después, en el 1784, y es “producto de una querella”, la que interponen los monjes de Cardeña por incumplimiento de contrato.

Sánchez ha recordado que la figura del Cid adquiere relevancia y fama a partir del siglo XII, aunque el momento más álgido no se vivirá hasta el XVIII, XIX y XX. De hecho, en la estructura original del Arco de Santa María no aparece el Campeador, pero sí en la fachada del siglo XVI. Sin embargo, lo más “impresionante” de toda la historia es que el Solar del Cid ha permanecido inalterable a lo largo de los siglos. Así como otras construcciones del barrio de San Martín se han demolido y han sido sustituidas por nuevos edificios, como la iglesia que se ubicaría frente al Solar, este espacio no ha experimentado ninguna superposición de construcciones.

Y así lo evidencian documentos, grabados e incluso fotografías. La pugna por la propiedad entre San Pedro de Cardeña y el ayuntamiento, la fama del Cid y que el solar se ubicaba en una zona poco transitada han contribuido a mantenerlo intacto. Por ese motivo el proyecto arqueológico impulsado por la Asociación Ego Ruderico, con la financiación del Ayuntamiento, es tan relevante. Si el espacio ha permanecido inalterable, por fuerza los restos ubicados bajo el monumento del siglo XVIII deberían corresponder a la Edad Media. Y parece ser que así es.

Vestigios medievales

Se ha hallado un pavimento de canto rodado de la Edad Media. BC

La arqueóloga ha confirmado que se ha hallado la base de un silo para almacenar grano que sería altomedieval, así como un muro exterior y elementos vinculados a la actividad gremial del barrio de San Martín. Todo ello estaría asentado sobre un pavimento “espectacular”, desde el punto de vista arqueológico, construido a base de canto rodado, que tuvo una pared adosada. El pavimento presenta decoraciones que confluyen en un pilar o columna, y se ha localizado también una gran piedra caliza con restos de madera que apuntaría a la existencia de una puerta.

Los trabajos solo han sido una primera prospección, para comprobar si la hipótesis de la Asociación Ego Ruderico era acertada. Y si bien todavía queda investigación por hacer, lo que sí se sabe a ciencia cierta es que los restos hallados corresponderían a la Edad Media, aunque Fabiola Monzón no se atreve a concretar siglo, y que se trataría de una estancia dividida en pequeñas salas. También se han encontrado restos de cerámica, hierro, monedas (que se encuentran en fase de limpieza y estudio) y herramientas.

El proyecto ha dado sus resultados, y continuará adelante, pues el Ayuntamiento de Burgos está muy interesado es conocer qué se esconde bajo el monumento. Se dispone hasta noviembre para documentar los hallazgos y estudiarlos, así como para ampliar los sondeos y saber hasta dónde llega la construcción y qué características tiene. Que bajo el monumento hay edificaciones medievales, ya lo sabemos; si corresponden a las casas del Cid, es una incógnita, difícil de resolver, pero Monzón considera más importante ahondar en la historia de San Martín.