El comité de empresa de Garoña prioriza que ningún trabajador quede “desamparado”
Los sindicatos se servirán del convenio colectivo para negociar un reajuste de la plantilla que cubra a los 230 trabajadores actuales
La dirección de Nuclenor ha mantenido hoy una reunión con el comité de empresa como primera toma de contacto tras el anuncio de Energía
Alberto César González confía en alcanzar un acuerdo con la propietaria pero reconoce incertidumbre entre los empleados
No dejar tirado a ningún trabajador de Nuclenor es la prioridad del comité de empresa ante el nuevo escenario laboral abierto por el cese definitivo de actividad decretado por el Ministerio de Energía. La dirección de la propietaria de la central nuclear de Santa María de Garoña se ha reunido esta mañana con los representantes de los trabajadores, en una primera toma de contacto en la que no se ha hablado del futuro de la plantilla, pues primero Nuclenor tiene que definir los pasos a dar a partir de ahora, y hasta el desmantelamiento.
El presidente del comité de empresa, Alberto César González, ha recordado que el consejo de administración de Nuclenor decidió en la tarde de ayer acatar la orden ministerial de cese de actividad, así que poco tiempo han tenido para marcar las pautas de futuro. Lo único claro es que la actividad principal de Garoña será su preparación para el desmantelamiento y traspaso de la titularidad a Enresa. Habrá una suspensión ordenada de las tareas de continuidad, acompañada por la preparación del desmantelamiento.
La actividad principal de Garoña será prepararse para el desmantelamiento
Y en función de cuáles sean los procesos a cumplir se definirán las necesidades laborales, ha apuntado González. Sin embargo, el comité de empresa tiene intención de empezar a trabajar en la defensa de los trabajadores a partir de la próxima semana, utilizando las herramientas que les ofrece el convenio colectivo. En concreto, el presidente ha apuntado al artículo 47 de Garantías de Empleo, por el que Nuclenor se compromete a mantener el empelo de la plantilla durante la vigencia del convenio y sus prórrogas.
En caso de cese de actividad, como el caso presente, Nuclenor “hará lo posible” para cerrar un acuerdo con los representantes de los trabajadores, “de buena fe y sobre la base de posiciones razonables”, a fin de adecuar la plantilla a las necesidades de la empresa. El cambio de horizonte empresarial obliga a reajustar la plantilla y sobre la mesa se contará con instrumentos como las prejubilaciones, las bajas incentivadas, el trabajo de emplazamiento hasta desmantelamiento o las recolocaciones, siempre “negociando de buena fe”.
Nada pactado
Alberto César González ha insistido en que la prioridad es que “ningún trabajador se quede desamparado”, y en Garoña trabajan ahora 230 personas. El comité de empresa desmiente al ministro de Energía, Álvaro Nadal, que en su comparecencia del martes aseguró que los trabajadores ya tenían solucionada la salida de la empresa, pues existía un plan social. “No tenemos solucionado nada de nada”, ha firmado el presidente; solo existen mecanismos, que da el convenio colectivo, para negociar con la propietaria.
Dicho convenio colectivo finaliza el 31 de diciembre de 2017. Sin embargo, Alberto César González no cree que esta circunstancia vaya a afectar a la negociación que tendrá que abrirse en breve. Para el 31 de diciembre, Nuclenor tiene que haber definido ya sus necesidades de plantilla y, por tanto, el acuerdo laboral debería estar cerrado. Y aunque González confía en conseguir alcanzar un acuerdo con Nuclenor, la sensación entre los trabajadores es de “inquietud e incertidumbre” ante su futuro.