Ortiz de Valdivielso: “No creo que el HUBU haya sido más caro que otros hospitales”

El gerente del Hospital Universitario de Burgos, Miguel Ángel Ortiz de Valdivielso, hace un repaso a la evolución del complejo en su quinto aniversario

Defiende que la gestión asistencial del hospital es totalmente pública y que los resultados están siendo muy positivos

Insiste en que “no hay datos” que certifiquen que el modelo concesional suponga un mayor gasto económico para la Sanidad

Ortiz de Valdivielso: “No creo que el HUBU haya sido más caro que otros hospitales” Miguel Ángel Ortiz de Valdivielso. GIT

Hace apenas unos días, el Hospital Universitario de Burgos (HUBU) cumplía cinco años. Cinco años plagados de polémicas y críticas hacia su modelo concesional y a los costes generados a raíz de los modificados del proyecto. Pero también cinco años en los que la actividad asistencial no ha hecho más que incrementarse, superando con creces la registrada en el antiguo Hospital General Yagüe. Y al frente de la gestión del complejo ha estado -y está- Miguel Ángel Ortiz de Valdivielso, quien insiste una y otra vez en defender el trabajo desarrollado por los profesionales, asegurando que la gestión asistencial es exáctamente la misma que en otros hospitales: pública. De todo eso y mucho más charlamos con él.

El HUBU ha cumplido cinco años. Parece un buen momento para hacer balance.

“Estamos hablando de 2,5 millones de consultas, 600.000 urgencias y más de 110.000 intervenciones”

Sí, y el balance en términos generales es muy positivo, circunscribiéndolo a la gestión y el funcionamiento consolidado como hospital público. Los servicios y las unidades asistenciales han respondido con gran responsabilidad y compromiso a las exigencias de un hospital nuevo con una infraestructura muy potente, con todos los planteamientos que ello conlleva. Un hospital nuevo tiene un periodo de prueba muy largo, y nosotros lo hemos superado. Hoy, los números asistenciales son muy buenos. Estamos hablando de 2,5 millones de consultas, 600.000 urgencias y más de 110.000 intervenciones. Si eso lo ligamos con la consolidación de técnicas y tecnologías, el incremento de la cartera de servicios y la mejora del nivel de formación, vemos que el hospital está funcionando.

Dentro de ese periodo de adaptación, ¿cuáles han sido los principales retos?

En un sitio en el que hay casi 3.500 trabajadores, los comienzos son siempre complicados. Hay cierta resistencia al cambio. En el General Yagüe todo estaba muy cerca, mientras que éste es un hospital de grandes dimensiones que tiene que adquirir rodaje e incrementar su capacidad asistencial. Además, hay que tener en cuenta que hay muchas cosas que no se hacían antes, como las resonancias, la hemodiálisis o la totalidad de los TACs. El hospital está dando una respuesta fantástica a los ciudadanos, a pesar de que se ha incrementado significativamente la demanda, porque es un centro muy atractivo para los hospitales del entorno, ya que en muchas especialidades y técnicas somos referencias

¿En qué especialidades es referente el HUBU?

A nivel nacional, somos referentes en cirugía plástica (reimplante de miembro superior), y a nivel regional somos referentes en cirugía pediátrica compleja, en intensivos pediátricos, en radiocirugía, radioterapia, en medicina nuclear, en neurocirugía, en trastornos y patologías del sueño, en hemodinámica, en ictus, en trastornos del movimiento, en radiología intervencionista o en enfermedad inflamatoria intestinal, de la que solo hay tres unidades acreditadas en España.

¿Qué plantilla tiene el hospital actualmente?

La plantilla orgánica se mueve en el entorno de los 3.100, aunque en nóminas, entre unas cosas y otras, nos movemos en unas 3.500 personas.

¿Es suficiente?

“A veces hay que hacer juegos malabares con la plantilla”

La verdad es que la demanda asistencial es muy fuerte y a veces hay que hacer juegos malabares con la plantilla. Ahora mismo tenemos una plantilla similar a la que había con el traslado, el cual hay que situarle en un contexto de crisis. Esa situación destrozó las previsiones que hubo en un principio de incrementos de plantilla. A partir de ahí, con mucho trabajo, esfuerzo y compromiso de los profesionales estamos salvando con mucha dignidad la situación asistencial. Es verdad que con el desarrollo de nuevos servicios, algunas veces estamos muy justos y tenemos que buscar algún refuerzo en alguna especialidad y en enfermería, fundamentalmente en anestesia, en quirófano y en técnicas diagnósticas.

¿Qué plantilla sería la óptima para evitar esos malabares?

Obviamente, estaríamos más cómodos con algo más de plantilla, pero tampoco estamos tan mal. Por ejemplo, en anestesia tenemos una oferta abierta permanente, y si vienen más, tenemos permiso para contratar más. Algo parecido nos pasa en radiología, pero tenemos un problema de mercado.

¿Hay un problema entonces de captación de profesionales en ciertas especialidades?

Hombre, las grandes ciudades, como Madrid o Barcelona, acaparan mucho determinadas especialidades.

¿Cómo se presenta el verano?

Tenemos un plan de sustituciones muy similar al de años anteriores, el cual se ajusta muy bien a nuestras necesidades. Lo normal es que si a lo largo del año tenemos ingresados en torno a 650 ó 700 pacientes, en verano no superamos los 400, por lo que el cierre de camas viene ajustado al nivel de ingresos y actividad.

En el ámbito de los MIR, ha habido un paso adelante, ¿verdad?

“Estamos formando cada año a unos 180 MIR”

Sí, sin duda. El HUBU acoge a muchísimos más MIR que el Yagüe. Entre todas las especialidades estamos formando cada año a unos 180 MIR. Eso supone un nivel altísimo de formación. De hecho, el primer hospital que se eligió en Castilla y León en muchas especialidades fue este.

El Hospital lleva el apellido de Universitario, pero en Burgos no hay Medicina…

Para nosotros, la facultad de Medicina de referencia es la de Valladolid, pero también tenemos que subrayar que no solo acogemos médicos, sino también enfermeros. Y los alumnos del grado de Enfermería de la UBU también hacen las prácticas en este hospital.

Usted siempre destaca el equipamiento tecnológico de este hospital, pero seguro que hay peticiones sobre la mesa

El propio consejero ya adelantó en la celebración del quinto aniversario que en próximas semanas se comenzará a tramitar la adquisición de un PET TAC y se harán todas gestiones necesarias con la sociedad concesionaria para que en 2018 podamos disponer de esta teconología muy útil para el diagnóstico de muchas enfermedades. Luego, en un futuro no muy lejano, el HUBU tiene el reto de ser uno de los hospitales de Castilla y León que pueda disponer de un equipo Da Vinci de cirugía robótica.

¿Cómo valora el gerente la polémica en torno al modelo concesional?

“Como todos los hospitales públicos, tiene las bondades de los hospitales públicos y los problemas de los hospitales públicos”

El trabajo diario se está desplegando con compromiso por parte de los trabajadores del hospital. En ese aspecto, estamos hablando de la gestión tradicional de un hospital público. A partir e ahí, el profesional no tiene ninguna relación con la concesionaria. Nosotros somos los garantes y los que tenemos que exigir que el papel de la concesionaria sea el que está contemplado en el contrato y lo cumpla, que es lo que está haciendo. En el día a día somos un hospital público tradicional. Tenemos nuestro control económico y financiero, nuestra ejecución de presupuestos pactados y acordados con la Gerencia Regional, gestionamos las listas de espera dando cuentas a la Gerencia, etcétera. Y como todos los hospitales públicos, tiene las bondades de los hospitales públicos y los problemas de los hospitales públicos. Es más, en muchas cosas estamos mejor, porque tenemos mejores infraestructuras y tecnología, por lo que nuestras condiciones de trabajo han mejorado considerablemente en los últimos años.

¿Qué tal la relación con la concesionaria?

Es una relación buena en lo formal y muy exigente en lo profesional. Nosotros exigimos que se reparen todos los desperfectos que pueda haber, que se realicen las inversiones que corresponden por contrato. Cuando hay diferencias interpretativas se sustancia con diálogo o en los tribunales, si es necesario. Las áreas de fricción se han ido limando en los últimos años y se ha consolidado un modelo de colaboración público-privada que nos está permitiendo estar algo más cómodos que como estábamos al principio, que había que posicionarse con claridad. Evidentemente, a mí como gerente me toca defender lo público y exigir todas las actuaciones necesarias para que el hospital esté en las mejores condiciones y así se ha hecho.

Pero el hospital presenta algunas deficiencias constructivas, como se ha visto con las goteras de los últimos años.

Eso no ha afectado en nada al funcionamiento normal del hospital. Ni sé la cantidad de goteras que ha podido haber estos días en cualquier edificio público o privado de la comunidad. Cuando hay una gotera, lo primero es llamar a quien debe arreglarla y subsane la eficiencia o deficiencia, si es el caso.

¿Y se hace?

“La concesionaria tiene que cumplir las exigencias de tener el edificio y el equipamiento en las mejores condiciones”

Sí. Y si no se hace, inmediatamente se inicia un expediente de responsabilidad, como ya se han iniciado varios. A partir de ahí, la concesionaria tiene que cumplir las exigencias de tener el edificio y el equipamiento en las mejores condiciones para que trabajen los profesionales. Insisto, ninguna gotera ha afectado a la vida normal del hospital, que ha seguido siendo absolutamente normal. No hay mayor problema. Si hay una gotera en casa, llamo al fontanero.

¿Y qué me dice de la polémica por los insectos aparecidos en la lavandería?

En realidad, no hubo insectos. En un paquete de muchos miles de kilos aparecieron unas larvas en el control de entrada del hospital, se hizo un control de calidad y en ningún momento se distribuyó. Se detectó y se devolvió. Hay que tener en cuenta que este paquete podía ser un uno por diez mil de lo que se entrega a lo largo de un año en el hospital. En ese caso, se tomaron las medidas, se hizo un expediente, se penalizó a la empresa y no ha ido más lejos. Pero no se puede pensar que esto solo pasa aquí.

Por sus palabras quiero entender que dice que todo lo que ocurre en este hospital se magnifica.

Indudablemente. Todo adquiere una relevancia extrema. Estamos hablando de incidentes que tienen su importancia, pero también su solución, y ningún hospital público de este país es ajeno a estos incidentes. Nosotros tuvimos que ajustar las dietas y alimentación de los pacientes en los primeros meses, hubo que hacer ajustes en el mantenimiento, en la climatización, en el suministro de agua… pero nada más allá de lo que implica la puesta en marcha de un edificio de estas características. Creo que en pocos casos en este país se ha hecho con esta eficacia una puesta en marcha en tan poco tiempo con unos rendimientos tan altos. Poca polémica hay en ese asunto.

¿Y qué me dice del coste?

“Se ha demostrado que la mayoría de los servicios que nos está prestando la sociedad concesionaria son más baratos”

Esto es claro. Aquí se realizó una adjudicación, de la que yo soy totalmente ajeno, pero que me tocó gestionar. El hospital tiene unos costes que asume la sociedad concesionaria. El canon responde a la inversión inicial, al equipamiento y a los 14 servicios externalizados que nos están prestando. Hemos tenido diferencias importantes en aspectos como las energías o las cartillas sanitarias que acabaron en los tribunales, pero hemos salvado dineros importantes. Si lo comparamos con otros hospitales similares, tengo mis dudas de que cueste más. Hay que poner en valor todo, la inversión inicial, el equipamiento y los servicios que nos están prestando. En la comisión de investigación se ha demostrado que la mayoría de los servicios que nos está prestando la sociedad concesionaria son más baratos en el modelo concesional que en los hospitales grandes con la comunidad. Es aventurado decir que este hospital es más caro. No hay datos que permitan decir eso. No hubo sobrecoste, sino que se produjeron unos modificados del contrato que exigieron unos reequilibrios justificados. En todo momento ha habido informes de todo tipo que han dado la razón a la adjudicación. En ningún momento han encontrado irregularidades y yo debo entender que está todo correcto. A mí me ha tocado hacer una gestión y ahí hemos estado duros y exigentes. No hemos renunciado a ninguno de los derechos que tiene la sanidad pública.

Entonces, ¿el cálculo inicial del presupuesto no estaba bien hecho?

Es que no tenía nada que ver el equipamiento original con lo que definitivamente ha habido. Y en la infraestructura ha pasado lo mismo.

Y entonces, ¿por qué hay tanta crítica hacia el modelo?

Hay que opinar con más conocimiento y más seriedad. En muchas ocasiones se ha hablado con mucha alegría sin un conocimiento en profundidad de las implicaciones del modelo concesional o de lo que se está haciendo en el hospital. Los propios profesionales están haciendo un esfuerzo que no se puede menospreciar alegremente. Hoy los burgaleses se tienen que sentir satisfechos de cómo está funcionando el hospital.

Uno de los grandes retos pasa por la adaptación a las necesidades de los pacientes crónicos.

Sí. Como todos los hospitales de la comunidad, hemos desarrollado la estrategia del paciente crónico, ligado al envejecimiento de la población y a la pluripatología en muchos casos. Estamos haciendo un esfuerzo importante en todos los hospitales para dar la mejor atención de forma coordinada en ese nivel de paciente, más orientado a buscar soluciones en Atención Primaria o en unidades especializadas, y no tirar tanto de hospitalizaciones. Estamos buscando fórmulas más eficaces para el paciente y más eficientes para el sistema sanitario. Tenemos que volver un poco al concepto de hospital de paciente agudo.

Hablemos de la polémica de las listas de espera.

“La evolución de la lista de espera está siendo positiva”

La polémica la zanjaron los profesionales, que son plenamente conscientes de que deben gestionar las listas de espera de manera clara y transparente. La evolución de la lista de espera está siendo positiva. Aquí llegamos a tener una lista de espera quirúrgica de casi 7.000 pacientes y ahora estamos en una lista de espera total de menos de 4.500. Hay que tener en cuenta que este hospital hace cada año 22.000 intervenciones quirúrgicas y la demanda es muy alta. Estamos en un nivel de actividad muy alto y vamos reduciendo poco a poco la lista de espera.

¿Lo ideal sería que no hubiera lista de espera?

En realidad no, ya que la necesitamos para programar las intervenciones. De hecho, tenemos un porcentaje de pacientes que no quieren o no pueden tener una intervención inmediata. Lo razonable es, en todo caso, que todas las intervenciones urgentes se lleven a cabo de manera inmediata y que todas las intervenciones de Prioridad 1 se lleven a cabo en menos de treinta días. Y eso lo cumplimos, mientras que en el Yagüe no se cumplía. A partir de ahí, las intervenciones de Prioridad 2, establecidas para 90 días, en un 90 por ciento de las ocasiones se cumple. Ya la Prioridad 3, de intervenciones menores, hablamos de 180 días. Son entornos razonables. En términos generales estamos cumpliendo bastante bien. Hay algunas especialidades de cirugía que se demoran algo más, pero siempre porque son demorables.

¿Y si comparamos el HUBU con otros hospitales?

En realidad, todos los grandes hospitales de la comunidad tenemos los mismos problemas. En términos generales, los hospitales de Burgos, León, Salamanca y Valladolid tenemos un poder de atracción muy importante. Por eso, no nos gusta mucho hablar de lista de espera, sino de la actividad del hospital, y en los hospitales grandes estamos haciendo intervenciones importantes en mucho mayor número. En una lista de espera se contabiliza igual una intervención de seis horas y una de veinte minutos, y no tiene nada que ver. En los hospitales grandes se hace la gran cirugía.