Siloé presenta en el Archivo Histórico Nacional el facsímil de los Cartularios de Valpuesta

La editorial burgalesa concluye un arduo trabajo de cinco años en el que ha participado un equipo multidisciplinar de 70 profesionales

Los Cartularios de Valpuesta recogen las primeras palabras del Castellano, allá por el siglo IX, y es una referencia internacional patrimonial

Siloé no solo ha elaborado una edición facsímil exacta sino que también ha restaurado los documentos originales para hacer la copia

Siloé presenta en el Archivo Histórico Nacional el facsímil de los Cartularios de Valpuesta Pablo Molinero y Juan José García presentan el facsímil. BC

La editorial Siloé ha presentado esta tarde en el Archivo Histórico Nacional, coincidiendo con el Día Internacional de los Archivos, la réplica de los Cartularios de Valpuesta. Una edición facsimilar que recoge los primeros balbuceos del castellano y que ve la luz con todo lujo de detalles tras cinco años de arduo trabajo por parte de la editorial burgalesa. El resultado salta a la vista, una edición única en el mundo de la que se edita, además, un número limitado de ejemplares.

La presentación de la edición facsimilar de los valiosos cartularios se enmarca en el objetivo de extender el conocimiento de una pieza fundamental para el origen de nuestra lengua. Así lo entiende Juan José García, responsable de la Editorial Siloé y del Museo del Libro, quien valora un trabajo que se ha prolongado durante cinco años y que en un primer momento dejó impactados a los editores por la dificultad de llevar a cabo la edición facsimilar “de tan complicados códices”.

“Nos ha llevado más tiempo de lo normal porque lo hemos querido hacer con todo lujo de detalles”, ha explicado el editor, que recuerda que “se ha llevado a cabo además de la restauración de los originales” para proceder a la clonación. “Fue una de las primeras condiciones que se nos puso para poder llevar a cabo esta hermosa labor”, ha expresado García, quien pone de relieve la adhesión de unos “cierres especiales” que hacen si cabe “más bella que el propio original” a la edición facsimilar. “Son unos herrajes acordes a los que pudo tener este libro”, ha apuntado.

Facsímil de los Cartularios de Valpuesta. BC

Por su parte, Pablo Molinero, el otro socio de editorial Siloé, ha reconocido que lo que más llamó su atención, una vez que se desplazaron hasta el Archivo Histórico Nacional, fue “su estado primitivo porque el Becerro Gótico es un libro compuesto de documentos en pergamino y vitela muy ajados con muchas marcas y una gran complejidad de clonación por sus registros de lengüeta doblados y cuadernillos”. “Aquí nos fijamos en su belleza y en su dificultad, y vimos que era un libro con una bellísima caligrafía pero con una enorme dificultad técnica”.

Clonar los primeros balbuceos del castellano

Cinco años después de iniciar la ardua tarea, Siloé presenta una réplica exacta, que ha requerido la participación de un equipo multidisciplinar compuesto por 70 personas, artesanos muchos de ellos, entre los que destacan curtidores de pieles, orfebres e impresores. Es por ello que Molinero ha destacado la “labor importantísima” que llevan a cabo los profesionales dedicados al envejecimiento de los libros “para que parezcan reales”.  “Eso es lo que nos hace que ya tengamos cientos de solicitudes”, ha aseverado.

Valpuesta, situada en el Valle de Valdegovía, es uno de los enclaves en los que comenzaron a escribirse en el siglo IX las primeras palabras en lengua romance. Así lo entienden estudiosos de todos los ámbitos que desde hace décadas han analizado el contenido de tan importantes volúmenes. Los Cartularios, que en Castilla eran más conocidos como Becerros, o en León y Galicia como Tumbos, son los códices en que muchos monasterios, catedrales, concejos o universidades recogían lo que podríamos llamar “copia de seguridad” de los originales de sus respectivos archivos.

Aunque más que un cartulario en el sentido tradicional del término, el Becerro Gótico sería un códice facticio, con documentos que abarcan un dilatado periodo histórico y con la intervención excepcional de 34 manos diferentes en su elaboración. El Galicano, por el contrario, sí que respondería al típico concepto de cartulario. La Real Academia ha sancionado El Cartulario de Valpuesta como el documento más antiguo que recoge los primeros balbuceos de la lengua española.