El Homo antecessor de Atapuerca comía alimentos crudos y más duros que sus coetáneos
Un estudio ha inferido patrones de alimentación a partir de las marcas dejadas por los alimentos en el esmalte de los dientes
El homo de Atapuerca comía crudo tanto vegetales como carne y sus alimentos eran mucho más duros y abrasivos
La investigación a comparado muestras del Antecessor con las de otras poblaciones del Pleistonceno inferior
El Homo antecessor de Atapuerca tenía una dieta a base de alimentos duros y abrasivos, más exigente mecánicamente que la de otras especies de homínidos europeos o africanos, según se un estudio publicado por la revista Scientific Reports. La investigación está coliderada por la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona, el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) y la Universidad de Alicante, y por primera vez ofrece información sobre la dieta a partir de las trazas que dejan los alimentos en el esmalte dental.
Hasta la realización de esta investigación, en la que han participado los tres codirectores de Atapuera (José María Bermúdez de Castro, Juan Luis Arsuaga y Eudald Carbonell), la dieta de los homininos del Pleistoceno inferior europeo de Atapuerca, uno de nuestros antepasados más remotos, se ha inferido a partir de los restos de animales encontrados en los mismos niveles en los que se hallaron los restos humanos. Es decir, una gran variedad de mamíferos de gran tamaño, tortugas e incluso se han encontrado indicios de canibalismo.
Los fósiles analizados proceden de Gran Dolina y Sima del Elefante
El estudio actual se basa en el análisis del patrón de microestriación bucal de los fósiles de la Sima del Elefante y de la Gran Dolina del yacimiento de Atapuerca. Las microestrías examinadas son pequeñas marcas en la cara lateral externa de los dientes, cuya densidad y longitud dependen del tipo de alimentos masticados. “La utilidad de esta metodología se ha confirmado con el estudio de los patrones de microestriación de poblaciones actuales, tanto de cazadores-recolectores como agrícolas”, ha explicado Alejandro Pérez-Pérez, de la Universidad de Barcelona.
Este trabajo ha demostrado que distintos patrones alimentarios se correlacionan con patrones de microestriación específicos en la zona vestibular de la corona dental, y todo ello se ha comparado con muestras de otras poblaciones del Pleistoceno inferior: fósiles de Homo ergaster de África, ancestro de todos los europeos y con una antigüedad de 1,8 millones de años; de Homo heidelbergensis, que aparece hace más de 500.000 años en Europa y perdura al menos hasta hace 200.000; y por último, con fósiles de Homo neanderthalensis de la península ibérica, que vivió hace entre 200.000 y 40.000 años.
Alimentos duros y abrasivos
Los resultados del estudio muestran que los dientes del Homo antecessor tienen más densidad de microestrías que el resto de especies analizadas. “Nuestros hallazgos no nos permiten decir exactamente qué alimentos ingerían, ya que el material abrasivo que provoca las marcas en los dientes puede tener distintos orígenes”, ha reconocido el investigador, pero sí señalar que el Homo antecessor tendría una alimentación basada en gran medida en alimentos duros y abrasivos.
El Antecessor contaría con una industria lítica más primitiva y comería los alimentos sin cocer
A modo de ejemplo, Pérez-Pérez habla de vegetales que contengan fitolitos (partículas de sílice producidas por los vegetales que son tan duras como el esmalte), tubérculos con restos de partículas de tierra, colágeno o tejido conectivo y hueso o carne cruda. Además, los investigadores sugieren que las diferencias en el patrón de microestriación entre los restos de la Gran Dolina y las muestras comparadas podrían reflejar variaciones culturales en la forma de procesar los alimentos.
“La recolección y la caza es consistente con el patrón de desgaste dental altamente abrasivo que hemos encontrado, pero es muy difícil pensar que el alimento disponible en la zona de Atapuerca fuera muy diferente del disponible para otros homíninos también cazadores-recolectores. Por tanto, serían las distintas maneras de procesar el alimento las que darían lugar a estas diferencias en los patrones de microestriación dental. Es decir, obtenían, procesaban y consumían el alimento de forma diferente”, explica Alejandro Pérez-Pérez,
Industria lítica más primitiva
Este patrón de gran abrasividad de los dientes detectado en la Gran Dolina contrasta con lo que se ha observado en las especies comparadas en el estudio. “A diferencia de las de Homo neanderthalensis, que tenía una industria lítica más avanzada (denominada Modo 3 o Musteriense), las herramientas que se han encontrado en el entorno del antecessor son primitivas (Modo 1)”. Se trata de materiales que no facilitarían el procesamiento de los alimentos, como también sugieren las evidencias que indican que utilizaban los dientes para masticar los huesos.
Además, la falta de evidencias de uso del fuego en Atapuerca apunta a que seguramente se lo comían todo crudo, tanto alimentos vegetales como carne, tendones o pieles, lo que causaba un mayor desgaste dental, ha apuntado el investigador. Otra de las conclusiones del estudio es que una dieta con un elevado consumo de carne podría haber tener implicaciones evolutivas, que habrían influido en el desarrollo del cerebro, presentando el del antecessor un volumen mayor que el del ergaster.