Del cerdo se aprovechan hasta los andares
La sociedad gastronómica Los Cucos vuelve a celebrar su particular matanza del cerdo en La Flora, repartiendo morcilla y vino a cientos de personas
El cerdo sacrificado se entregará a las Hermanitas de los Pobres
Dicen que del cerdo se aprovechan hasta los andares. Eso bien lo saben los miembros de la sociedad gastronómica Los Cucos, que una vez más, y ya van 34 años seguidos, han contagiado su amor por el buen yantar y las tradiciones a los cientos de burgaleses que, llamados por el olor a comida, se han acercado a mediodía a la plaza Huerto de Rey. Allí, propios y extraños han disfrutado de una fiesta que mantiene la raigambre de la matanza pase lo que pase. Y eso a pesar de que los tiempos han cambiado
Desde hace años, el animal llega ya sacrificado
Cierto es que ya no se sacrifica al cerdo en la plaza por motivos higiénicos obvios, sino que ya llega muerto. Lo que si se hace en la plaza, tal y como se hacía antaño, es chamuscarlo a base de fuego. En apenas cinco minutos, el olor a humo de rastrojo ya impregnaba a propios y extraños. Se trata de un olor que evoca a tiempos pasados, en los que la matanza reunía en pueblos y barrios a vecinos de toda índole y condición, como así sigue sucediendo. De hecho, ya sea por la bonanza meteorológica o por cualquier otra cuestión, lo cierto es que este año se contaba con mayor público que en ediciones anteriores. Y eso significa muchas bocas que alimentar.
Sin embargo, ese no es problema para Los Cucos, que apoyados como están por varias empresas alimentarias de la ciudad, han repartido ‘papeo’ del bueno. Alrededor de 4.000 pinchos de morcilla, acompañados de pan y un vasito de vino para tragar, como manda la tradición castellana. Una tradición complementada, por cierto, con los bailes del Grupo de Danzas María Ángeles Saiz, que no se pierde una.
Y mientras tanto, ajeno a los bailes, el reparto de comida y de bebida y al cachondeo general, el cerdo. Un ejemplar de alrededor de 150 kilos que, tras ser debidamente limpiado y despiezado será entregado a las Hermanitas de los Pobres, que esperan cada año la llegada del cochino como agua en mayo.