Pedaleando hasta Lisboa por Autismo Burgos

Diego Andrés Lazpita participará en la Powerade Madrid-Lisboa recaudando fondos para el proyecto Miradas de la asociación

Se trata de una dura prueba ciclista que consiste en recorrer en menos de 55 horas los 774 kilómetros que separan ambas ciudades

El burgalés está convencido de que cumplirá con el objetivo e, incluso, en que llegará entre los diez primeros

Pedaleando hasta Lisboa por Autismo Burgos Diego es un experto corredor pero la Powerade representaba un importante reto. BC

Diego Andrés Lazpita quiere devolver a Autismo Burgos todo el apoyo que recibe su familia y, en especial, su hija mayor, que tiene un Trastorno del Espectro Autista (TEA). Por ese motivo, este burgalés residente en Medina de Pomar ha decidido convertir en un reto solidario la prueba deportiva Powerade Madrid-Lisboa, que tendrá lugar del 30 de septiembre al 2 de octubre. Y es que no solo recorrerá los 774 kilómetros que separan ambas ciudades sino que también recaudará fondos para la asociación burgalesa.

La Powerade Madrid-Lisboa es una de las competiciones ciclistas de mountain bike más duras del mundo y, sin duda, la más larga. Sin embargo, Andrés Lazpita está decidido a cubrir los 774 kilómetros que separan Madrid de Lisboa en menos de 55 horas, el tope marcado por la organización. Es más, confía en llegar entre los diez primeros, ya que está convencido de que podrá realizar el recorrido en unas 45 o 48 horas, tiempo más que suficiente para entrar en un buen puesto de la clasificación. 

El reto solidario lleva recaudados 1.800 euros a través de 15 patrocinadores

Andrés Lazpita asegura que está “muy animado y  muy motivado”, y no es para menos. Más allá del reto deportivo, se encuentra el solidario. En la página web miga a miga se ofrece la posibilidad de patrocinar una de las 45 etapas en las que se divide la prueba, aportando la cantidad que se considere oportuna. Por el momento, Andrés Lazpita cuenta con quince patrocinadores, que han aportado unos 1.800 euros, muy lejos de los 7.500 marcados, pero cantidad que ha superado todas sus expectativas, ha asegurado.

El dinero irá destinado íntegramente a Autismo Burgos, pudiendo dedicarse al proyecto Miradas de detección temprana de TEA en bebés, que la asociación quiere poner en marcha en 2017. Diego Andrés Lazpita ha explicado que ha escogido la Powerade Madrid-Lisboa precisamente porque es una prueba muy mediática y, de este modo, quiere dar visibilidad tanto al trabajo que realiza Autismo Burgos como a ese innovador proyecto, pionero en España, para el que se requiere de mucha ayuda.

Metas cercanas

La Powerade Madrid-Lisboa s una prueba non-stop, que consiste en recorrer 774 kilómetros de senderos y pistas en el menor tiempo posible, estableciéndose un máximo de 55 horas. Andrés Lazpita ha explicado que existen puntos de avituallamiento cada 65 u 80 kilómetros, con hora de cierre, y el corredor que no llegue a tiempo, quedará automáticamente descalificado. Una de las dificultades de la prueba es que los participantes no conocen con exactitud el recorrido, y más de uno se ha perdido, lo que puede suponer llegar a hacer hasta 200 kilómetros de más.

La clave está en marcarse metas cercanas, pensar en el siguiente punto de avituallamiento y no en los kilómetros por recorrer

El burgalés se ve “bastante bien”, a pesar de que no ha podido entrenar todo lo que le hubiera gustado, pero asegura que está “muy animado y con mucha motivación”, Además, su mujer y sus hijas le acompañarán en el recorrido, con presencia en los puntos de avituallamiento, ya que es obligatorio llevar un coche de apoyo. Andrés Lazpita lleva años practicando ciclismo en mountain bike, participando en los circuitos provinciales de BTT, aunque esta es la primera ocasión en la que afronta una prueba tan dura.

Lleva entrenando desde enero, primero trabajando la resistencia, luego la potencia y la fuerza, y ahora se encuentra en las últimas fases. Además, Andrés Lazpita cuida también mucho el ánimo, y tiene clara que debe mantener un espíritu positivo durante toda la carrera, sin pensar en los kilómetros que le quedan por delante, solo marcando como meta el próximo avituallamiento. Eso y confiar en que la meteorología sea benévola, en no perderse, sufrir una caída o que su bicicleta se rompa, lo que podría acabar con la  prueba antes de llegar a la meta portuguesa.