… Y la FEC se muestra satisfecha tras haber logrado “minimizar el daño”
La Federación de Empresarios del Comercio (FEC) consigue que la Junta acepte la propuesta planteada para la aplicación de los nuevos horarios comerciales
Vesga insiste en que “cualquier propuesta menor” hubiera sido descartada
Satisfacción tras haber “minimizado el daño”. La Federación de empresarios del Comercio (FEC) ha aplaudido la decisión de la Junta de aceptar la propuesta consensuada meses atrás con el Ayuntamiento para limitar espacial y temporalmente la liberalización de horarios vinculada a la declaración de Burgos como Zona de Gran Afluencia Turística. Y es que, vista la obligación legal de ampliar la libertad de horarios al superar las 600.000 pernoctaciones anuales, la FEC buscó desde el principio “minimizar” el impacto, planteando una propuesta que finalmente ha sido aprobada punto por punto por la Junta.
La ampliación de horarios por la Zona de Gran Afluencia Turística es una obligación legal
En este sentido, Julián Vesga, portavoz de la FEC, entiende que la propuesta aprobada suponía “el mal menor” para los pequeños comerciantes, que “no pueden luchar contra las grandes superficies y las cadenas” comerciales. Por eso, desde el principio se buscó un frente común con el Ayuntamiento basado en dos aspectos muy concretos: limitar la libertad de horarios a los festivos más importantes (seis días más al año) y circunscribir el ámbito de aplicación únicamente al centro histórico.
El primer aspecto ya venía siendo aplicado por parte de la Junta en varias ciudades, mientras que el segundo era algo más innovador. Sin embargo, Vesga subraya que la propuesta estaba “totalmente justificada” en ambos extremos, y venía acompañada de un “dossier muy bien fundamentado” ante el que la Junta no ha puesto reparos. De hecho, tanto la FEC como el Ayuntamiento confiaban plenamente en que la propuesta acabara recibiendo el respaldo de la Administración Autonómica.
A este respecto, Vesga entiende que “cualquier propuesta menor” que la planteada corría peligro real de no ser aceptada por la Junta, que, en ese caso, actuaría de oficio y aplicaría la normativa a su voluntad, con el “daño” que eso podía representar. Por eso, insiste Vesga, era tan “importante” el consenso entre los comerciantes, el Ayuntamiento y los grupos políticos.