San Pedro de Cardeña abre al público la bodega más antigua de España

El Monasterio de San Pedro de Cardeña celebra este fin de semana sendas jornadas de puertas abiertas para conocer su bodega

Está considerada la bodega comercial en uso más antigua de España, puesto que sus orígenes arquitectónicos datan del siglo XI

Es el lugar idóneo para elaborar el vino Valdevegón, marca que comercializa la orden

San Pedro de Cardeña abre al público la bodega más antigua de España La de San Pedro de Cardeña es la bodega en uso más antigua de España. @monasteriospc

Historia, patrimonio, espiritualidad y vino. El Monasterio de San Pedro de Cardeña celebra este fin de semana sendas jornadas de puertas abiertas destinadas a que el visitante pueda conocer uno de los secretos mejor guardados por la comunidad trapense que habita entre sus muros, como es la bodega, un tesoro en sí mismo que pocos han tenido el placer de descubrir. Y eso que su historia se remonta a la Alta Edad Media. Tanto que está considerada como la bodega comercial en uso más antigua de España.

La orden del Císter ya elaboraba vino en los siglos VI y VII

Según los registros históricos, la bodega, de estilo románico, data del siglo XI. Sin embargo, la orden del Císter venía elaborando vino desde varias centurias atrás. Así de hecho lo atestiguan los escritos sobre la historia de la orden, que indican que sus miembros ya se dedicaban a la elaboración de caldos en los siglos VI y VII. Teniendo en cuenta que el de San Pedro de Cardeña fue el primer monasterio fundado por la orden, todo indica que éste fue pionero en muchos aspectos, aprovechando los numerosos viñedos que poseía en las riberas del Duero y del Ebro.

Además, y al margen de la importancia histórica, ya de por sí suficiente como para visitar la bodega, ésta también destaca por sus elementos patrimoniales. Y es que, a pesar de que sus orígenes datan del siglo XI, las sucesivas reformas a las que ha sido sometida permiten al visitante descubrir rincones, perspectivas y detalles de un amplio rango artístico que abarca hasta finales del siglo XVII.

Vinos contundentes

Sin embargo, la bodega no es más que el continente. El lugar de fabricación del vino. Y de hacer vino saben un montón los miembros de la comunidad trapense. La experiencia acumulada a lo largo de tantos siglos se nota en unos caldos que, según defiende el hermano José Luis, se caracterizan por su contundencia. Mucho cuerpo, profundos aromas y perfectas texturas para maridar los muchos y buenos yantares de esta tierra.

De hecho, más que elaborar, el hermano José Luis habla de “criar” los vinos. Eso sí, los caldos no proceden de viñas de la zona. El clima del entorno impide su crecimiento óptimo. Por eso, los monjes traen, como ya hicieran desde tiempos inmemoriales, la uva de otros territorios, fundamentalmente de La Rioja. A partir de esos frutos, elabora y envejecen el vino en la bodega a una temperatura lineal y constante de unos 11 grados, para luego embotellarlos y comercializarlos.

Fuente de ingresos

Esa de hecho es una de las principales fuentes de ingresos de la orden, que sólo dejó de vender vino durante los años de la Guerra Civil. Una vez acabada la contienda, los monjes regresaron al monasterio y, tras muchas intervenciones, recuperaron la tradición en los años 70. Desde entonces, el visitante puede pararse a degustar una buena botella de Valevegón, la marca bajo la que comercializan los caldos, los cuales, eso sí pelean por el protagonismo de las estantería de su tienda con las botellas de licor Tizona y su nueva cerveza trapense.