Una Bota como símbolo de unión y cachondeo

El Lanzamiento de la Bota vuelve a congregar en la Plaza Mayor a miles de peñistas

El vino gana protagonismo en un evento que ya se ha consolidado en el programa

El actor burgalés Diego Martínez asume el protagonismo entre odas a la morcilla

Una Bota como símbolo de unión y cachondeo Diego Martínez ha sido uno de los protagonistas de los Sampedros. GIT

El lanzamiento de la Bota -con mayúscula- es una de esas tradiciones que van abriéndose hueco en el imaginario colectivo. En 2014, la Federación de Fajas y Blusas decidió tomar la iniciativa y organizar un acto tan innovador y peculiar como divertido y multitudinario. Su apuesta fue utilizar bota gigante, de metro y medio de longitud, como símbolo de unión y cachondeo. Hoy, dos años después de aquello, la apuesta que parece haberse consolidado entre las peñas, que esta mañana han invadido la Plaza Mayor para comenzar la jornada festiva con buen pie.

Las 36 peñas de la ciudad han recibido su particular bota

Allí habían sido convocadas a mediodía las 36 peñas de la ciudad. Ellas y la delegación de la Cofradía de San Juan del Monte de Miranda, que una vez más decidió acercarse a la capital provincial para compartir fiesta, han ido llegando a cuentagotas, con sus bailes y charangas, con las que pretendían animar la fresca mañana a la espera de la llegada de la Bota. Y se ha hecho esperar, por cierto.

Media hora después de comenzar la algarabía, por el balcón de la Casa Consistorial aparecía el actor burgalés Diego Martínez, cuya sonrisa ha acabado acaparando más de un flash. No todos los días aparece la posibilidad de fotografiarse con un actor… Suyo ha sido el pregón de la jornada, con el que además de proclamar su amor a la morcilla y el chorizo de esta tierra, ha querido animar a todos los burgaleses a seguir creando tradiciones tan divertidas y esperadas como la de esta mañana.

Sin embargo, y que me perdone el señor Martínez, el protagonismo no recaía hoy en él, sino en la Bota que ha acabado lanzando al respetable desde el balcón consistorial. Ésta, acostumbrada como está ya a los vaivenes, ha acabado pasando de mano en mano cual pelota de playa en un festival de música. A más de uno se le ha caído encima el vino que llevaba en la mano. Pero no pasa nada. Las reservas de vino eran grandes.

Botas para todos

Como manda la nueva tradición, cada una de las 36 peñas de la ciudad han recibido una pequeña bota serigrafiada, que minutos después han acabado llenas del líquido elemento a cuenta de la Federación. Eso sí, al final ha habido que esperar para rellenar las botas. Quizá demasiado, por cierto. Y es que, después del tradicional paseo de la gran Bota por toda la calle La Paloma, todas las peñas han acabado su paseo en la plaza del Rey San Fernando.

Allí, Martínez, ayudado por varios peñistas, ha alzado la Bota hasta dejarla colgada de las traseras del Arco de Santa María, donde permanecerá izada hasta que acaben las fiestas. Sólo entonces se ha abierto el grifo del vino. Pero esa es otra historia que deberá contar cada uno de los que ha estado allí.

Himno

Mientras tanto, al otro lado del Arco de Santa María ya se estaban ultimando los preparativos para entonar el himno a Burgos, uno de los actos más tradicionales y emblemáticos de las fiestas que este año ha contado con la colaboración de la Asociación de Familias de Personas Sordas (Aransbur), que con la ayuda de una treintena de niños ha colaborado en la interpretación del himno utilizando lengua de signos. 

Imágenes realizadas por Gabriel de la Iglesia