Las tropas de Wellington y las de Dubreton se citan en el Castillo
Este fin de semana, 650 personas se darán cita para recrear el asedio al Castillo protagonizado por las tropas del general Wellington en la Guerra de la Independencia
Se instalarán dos campamentos, se organizarán visitas guiadas por la ruta del asedio y se recrearán dos batallas
En otoño de 1812, las tropas del ejército aliado, comandadas por el general Wellington, una de las figuras más reconocidas de la historia militar de la época, llegaron a Burgos con el firme propósito de echar al ejército de Napoleón, que años antes se había instalado en el cerro de San Miguel y desde entonces controlaba toda la ciudad y, por ende, buena parte del tercio norte peninsular. Después de varios meses de asedio, las tropas dirigidas por Wellington tuvieron que retirarse con el rabo entre las piernas.
Aquella fue la mayor derrota de la historia del general, aunque varios meses después, el ejército imperial hubo de abandonar Burgos, llevándose consigo parte del patrimonio de la ciudad al volar el polvorín instalado en el Castillo. Sin embargo, el episodio protagonizado por el ejército aliado en 1812 había pasado ya a los anales y hoy en día supone un capítulo fundamental en la historia de la ciudad que volverá a llevarse a cabo, al menos de manera figurada, el próximo fin de semana.
La iniciativa surge mediante la colaboración del Ayuntamiento, la Diputación y la Asociación Museo Militar
Y es que, el Ayuntamiento, la Diputación y la Asociación Museo Militar de Burgos se han dado la mano para organizar las jornadas ‘Wellington ad portas’, una iniciativa que juntará en la ciudad a 650 recreadores históricos, venidos de once países europeos (Italia, Francia, Rusia, Inglaterra, Portugal, República Checa o Bélgica), además de diferentes regiones de España. Conformarán los ejércitos aliado y e imperial, comandados por los generales Wellington y Dubreton, respectivamente.
Ambos ejércitos acamparán en la parte alta de la ciudad. El francés lo hará, cumpliendo con los libros de historia, en el propio Castillo, mientras que el aliado lo hará en el cerro de San Miguel. Allí mismo se llevará a cabo la recreación del primero de los combates previstos. Será el sábado a partir de las 19:30 hora, y se tratará de una batalla de aproximación, en la que se verá cómo llegaron las tropas al lugar, ha explicado Diego Peña, de la Asociación Museo Militar de Burgos.
El segundo combate se llevará a cabo en el entorno del campo de fútbol de Fuente Bermeja, en la ladera del Castillo, durante el mediodía del domingo. En este caso se recreará la batalla final, cuando se intenta el asedio al Castillo de Burgos, con varios asaltos. En todo momento, las batallas estarán comentadas por un narrador que ofrecerá apuntes históricos e irá explicando los movimientos militares, las estrategias de los ejércitos o cómo funcionaban las armas utilizadas, mosquetones y cañones.
Actividades complementarias
Los recreadores uniformados se mezclarán con burgaleses y visitantes, un toque de color muy sugerente
Pero la cita, que parte con un presupuesto de más de 110.000 euros (de los que el Ayuntamiento aporta 40.000), no se circunscribirá únicamente a la representación de ambos combates, aunque sin duda éstos serán los platos fuertes. Así, también se ha preparado un completo programa de actividades que comenzarán desde primera hora de la mañana del sábado en los propios campamentos, en los que los visitantes conocerán el día a día de los ejércitos acampados, a qué se dedicaban los soldados cuando no combatían.
También habrá visitas guiadas por la ruta del asedio y un desfile de tropas por el centro histórico, por lo que no será raro cruzarse con algún soldado napoleónico o aliado durante todo el fin de semana. Y es que los recreadores, perfectamente uniformados, subirán y bajarán del Castillo libremente, y se les ha animado a que aprovechan su estancia en Burgos para conocer su patrimonio y gastronomía. Peña ha reconocido que, en algunos casos, los burgaleses se quedarán sorprendidos de ver hasta qué punto se meten en su papel los recreadores.
En este sentido, la iniciativa parte como una nueva apuesta en el ámbito turístico y promocional, un ámbito que hasta ahora no ha terminado de aprovechar el filón histórico que tiene la Guerra de la Independencia en Burgos. Y es que, la capital del Arlanzón fue una plaza clave dentro de una contienda fundamental para entender el devenir, no sólo de la España de principios del siglo XIX, sino del conjunto de Europa. Una guerra que, por cierto, es fuente inagotable de recreaciones históricas.