Parral 2016: la cuadratura del círculo

Los burgaleses se han dado cita en El Parral para celebrar la fiesta popular de El Curpillos

Temperatura agradable, pelusas en su mínima expresión y sin lluvia, un escenario ideal

Parral 2016: la cuadratura del círculo Miles de burgaleses se han dado cita en El Parral. PCR

Ideal. El Parral 2016 ha sido perfecto. La Festividad de El Curpillos nos ha agasajado con un día soleado y una temperatura más que agradable. Cierto es que los alérgicos han tenido que bregar con las pelusas, pero su presencia en el parque ha sido más moderada que en ediciones anteriores. Y las temidas tormentas han preferido quedarse en amenaza. Así que los burgaleses se han lanzado, en riada, a celebrar la fiesta más popular de la capital a golpe de pincho, de trago de cerveza.

Como expertos en el arte de los malabares, y hábiles saltadores de obstáculos, los “fiesteros” han sabido transportar sin (casi) incidentes los platos cargados de chorizo, morcilla, morro, pinchos morunos, sardinas y tortillas. Intenso trabajo, desde primerísima hora de la mañana, el de las 37 peñas y sociedades que se han dado cita este año en El Parral. No se ha parado ni un momento. Quien no pedía comida, pedía bebida. Cerveza, calimocho, refrescos y aguas, que había para todos los gustos y necesidades.

Pinchos, bebida, parque infantil, música, un Parral lleno de alicientes

La pradera llena también. Jóvenes celebrando su alternativo Curpillos. Familias disfrutando de la jornada festiva con los más pequeños de la casa, algunos de los cuales se estrenaban en esto de El Parral. Y muchos grupos de amigos a medio camino entre la juventud y la paternidad. El parque infantil, la gran novedad de esta edición, no ha funcionado nada mal. La música ha sido una contante de la mano de DJ’s burgaleses (un éxito), la discomóvil y las batucadas y charangas, a las que se les ha hecho pasillo y todo.

En definitiva, un Parral de 10. La antesala de los Sampedros está diseñada para el disfrute general, pero sobre todo para el de las peñas. Como niños, a pesar del calor de las parrillas y el agobio del reparto. Y es que el peñista se coloca la blusa y el pañuelo y se convierte casi en un superhéroe. Eso sí, mejor no le pregunten mañana en qué estado se encuentra. Da igual. Esto es El Parral. Toca divertirse. E ir entrenándose. Ya saben, en tres semanas lanzamos el chupinazo.