Y la Virgen Blanca subió al Castillo
Miles de burgaleses toman el Castillo en una jornada festiva por Nuestra Señora de la Blanca
Los pinchos de chorizo y morcilla y las raciones de paella han sido los grandes protagonistas
Cientos de burgaleses han desafiando a la lluvia (amenaza constante durante la mañana) y a la bajada de temperaturas (notable) para acompañar a la Virgen Blanca en su ascenso al Castillo de Burgos. A hombros de los peñistas, y acompañada por los grupos de danza, la imagen de Nuestra Señora de la Blanca ha recorrido parte del barrio de San Pedro de la Fuente antes de alcanzar la campa que lleva su nombre, junto a la fortaleza, y en la que en su día se levantaba la iglesia medieval que los franceses se llevaron por delante cuando volaron el Castillo.
Una romería que, como acto festivo a caballo entre lo religioso y popular, buscar rememorar algunos de los hechos más destacables del pasado de la ciudad, pero también ayudarnos a redescubrir un espacio cargado de belleza natural y de historia. Por ese motivo, la celebración religiosa, en la que se ha recordado este año a la concejal recientemente fallecida, Ana Lopidana, se mezcla con la actividad de las peñas, que comienzan a afilar sus instrumentos de cara al Curpillos y, de ahí, a las Fiestas de San Pedro y San Pablo, que ya hay ganas de jarana.
El olor de los pinchos de chorizo y morcilla ha sido el mejor aliciente para los alrededor de 500 burgaleses que se han enfrentado a la subida, mucho más para aquellos que portaban a la Virgen Blanca. Y, mientras, los alrededores del Castillo se han ido llenando de gente, ávida por llevarse un pichito a la boca, que a mediodía ya empezaba ha haber hambre. Llegada, misa de campaña, reparto de rosquillas y… a esperar a la paella, el plato fuerte de la jornada, de la que se han repartido más de 5.000 raciones.
La música y las danzas han estado muy presentes durante la jornada matinal, y lo continuarán estando, porque la fiesta no se acaba en el Castillo. Una vez se haya degustado la rica paella, los grupos de danzas y folclore amenizarán la sobremesa con sus cánticos y sus bailes. Para grandes, pero sobre todo para los peques de la casa, habrá juegos populares y, en general, un buen ambiente festivo, de hermanamiento, que nos prepara para futuras celebraciones, la primera, la Noche Blanca, que aunque debe su nombre a la Virgen, este año se celebrará el 28 de mayo.