El CIBA echa a andar con la llegada de equipos y científicos

Finalizada la obra civil se está procediendo a la instalación y puesta a punto de los equipos tecnológicos y científicos

La entrada de los investigadores y docentes se producirá de manera progresiva, según se vayan montando los laboratorios

El Centro de Biotecnología Alimentaria es una apuesta “estratégica” por la investigación de alto nivel en agroalimentación

El CIBA echa a andar con la llegada de equipos y científicos La obra civil ya se culminó, ahora toca el equipamiento. PCR

La puesta en marcha del Centro de Investigación de Biotecnología Alimentaria (CIBA) cada día está más cerca. Una vez concluida la obra civil, tras superar varios obstáculos y acumular numerosos retrasos, se está instalando el equipamiento científico y tecnológico, de última generación. Es la propia comunidad universitaria, los docentes, científicos e investigadores que trabajarán en el CIBA, la que se está encargando de esta “tediosa” tarea” que incluye también probar que todo lo adquirido funciona correctamente.

El vicerrector de Infraestructuras de la Universidad de Burgos, Juan Manuel Manso, asegura que el CIBA se irá poniendo en marcha “de manera progresiva”. Los científicos irán entrando a medida que se vayan completando los laboratorios. Y, por el momento, cuatro de la docena existente ya están montados, así que Manso calcula que los primeros profesionales comenzarán a llegar en las próximas semanas. Se hará de forma “ordenada y progresiva”, ha insistido, porque “no nos corre ninguna urgencia estrenar” el centro.

Las investigaciones y el trabajo docente se está haciendo en los laboratorios de Ciencias Químicas, así que los del CIBA “son a mayores”, insiste Manso. Además, se incorporará tecnología más avanzada, con una inversión cercana al millón de euros y equipos que están valorados hasta en 12.000 euros. El Centro de Biotecnología Alimentaria ha contado con un presupuesto total de 5 millones de euros, cofinanciado al 75 por ciento con fondos FEDER, de los que 3 millones se han destinado a la obra civil, una obra “peculiar”, reconoce el vicerrector.

Estratégico

La instalación de 1.700 metros cuadrados está dividida en tres plantas, con una docena de laboratorios, dos salas blancas para los estudios biológicos (con presión negativa y atmósfera controlada), varias salas de reuniones y una zona de relajación. Adosado se encuentra el animalario, espacio que albergará a los animales que se utilizarán en las investigaciones y que cumple con la “estricta” legislación en materia de protección animal. Y se cuenta también con el correspondiente horno crematorio.

El CIBA es “una apuesta estratégica de la UBU en agroalimentación”, explica Manso. Supondrá un impulso en investigación de alto nivel, poniendo la última tecnología a disposición de grupos científicos que ya son “punteros” en ámbito internacional. Cuando esté a pleno rendimiento, más de un centenar de personas trabajarán en el centro, entre investigadores (alrededor de cuarenta), docentes, estudiantes y becarios, todos ellos con un alto nivel formativo, asegura el vicerrector.