Y entramos en el horario de verano… durmiendo una hora menos
En la madrugadas del sábado al domingo tocará adelantar una hora los relojes, pasando de las 2:00 a las 3:00
Europa entre en el horario de verano, con tardes más largas y luminosas, buscando ahorrar energía
Inmersos en la celebración de la Semana Santa, bien sea disfrutando de unos merecidos días de descanso o participando activamente de procesiones y actos religiosos, a muchos de nosotros se nos ha olvidado que estamos a últimos de marzo y toca cambiar la hora. En la próxima madrugada los relojes se adelantarán, convirtiendo las 2:00 en las 3:00, y quitándonos una hora de sueño o diversión. Entraremos de este modo en el horario de verano, siguiente paso para dejar atrás el verano tras la llegada oficial de la primavera.
El cambio de hora comenzó a practicarse en 1974, con motivo de la primera crisis del petróleo. Algunos países lo instauraron con el objetivo de aprovechar mejor la luz solar y, sobre todo, ahorrar en energía eléctrica. La Unión Europea lo implantó en 1981, mediante una norma que se fue renovando cada cuatro años hasta el 2001, que se hizo definitiva. Norma por la que en el último fin de semana de marzo se adelantan los relojes una hora, volviéndose a retrasar en octubre.
La entrada en el horario de verano tiene sus defensores y sus detractores. Entre los primeros, y más en un país como España, comercio y hostelería, que se ven beneficiados de tardes más largas, con luz que anima a los ciudadanos a salir a la calle. Entre los segundos, aquellos que recuerdan los efectos perjudiciales para la salud, con una afección directa en el sueño, que bien se nota en niños y ancianos. Además, desde el punto de vista económico ya no está tan claro que el cambio de hora ayude a ahorrar energía, porque los modelos de trabajo han cambiado.