La crisis aumenta los casos de mujeres que llevan una doble vida en prostitución
La crisis económica y la precarización laboral han hecho que muchas mujeres hayan vuelto a ejercer la prostitución
Proliferan los pisos ‘relax’ en los que las propias chicas alquilan las habitaciones y toman sus propias decisiones
La lucha contra la prostitución pasa por la prevención, con alternativas laborales reales, y una buena educación afectivo-sexual
La crisis económica y sus consecuencias laborales han propiciado un incremento en el número de mujeres que llevan una “doble vida”. Se trata de mujeres, la mayoría de ellas de origen extranjero y con hijos, que han tenido que volver a la prostitución porque el empleo con el que cuentan es tan precario que su sueldo no les da para vivir. Mujeres “desesperanzadas”, con escasas o nulas ayudas sociales, que un día consiguieron salir de la prostitución y ahora retornan porque “no ven otra salida”.
Cáritas Burgos y las Religiosas Adoratrices acaban de presentar ‘La prostitución desde la mirada y el análisis de Cáritas’, un documento en el que se reflexiona sobre el trabajo que ambas entidades han llevado acabo, durante los últimos años, a través de los programas de atención a mujeres que ejercen la prostitución. Un documento en el que se recoge, entre otras conclusiones, la existencia de esa “doble vida”, que si bien afecta sobre todo a mujeres inmigrantes, también ha alcanzado a españolas.
Muchas mujeres habían conseguido abandonar la prostitución pero han tenido que volver
Así lo explica Virginia Mazuela, técnica de intervención social de las Religiosas Adoratrices, quien denuncia este paso atrás en la lucha contra la prostitución. Antes de la crisis, algunas mujeres consiguieron abandonar la prostitución, encontrar otro modo de ganarse la vida. Ahora, en el contexto económico y social actual, son pocas las que lo intentan, porque no tienen esperanza de conseguirlo, y muchas las que regresan, incluso de espaldas a su familia, lo que les hace vivir situaciones muy traumáticas, insiste Mazuela.
Por ese motivo, esta técnico insiste en que se debe mejorar el mercado laboral y las ayudas sociales, facilitando la inserción, como instrumentos de prevención contra la prostitución. Muchas de las mujeres que entran en la prostitución lo hacen con la intención de salir de una situación de pobreza, exclusión social, marginalidad y violencia. Sin embargo, lo que encuentran es aislamiento, desconfianza, miedo y deterioro de la autoestima. “Es difícil hacer un proceso de abandono, pero no imposible”, asegura Mazuela.
Los pisos
Otra de las consecuencias de la crisis es que ha convertido la prostitución en “algo privado”. Frente al ‘boom’ de los clubes, lugares escogidos en muchos casos (más de los que nos gustaría reconocer) para cerrar negocios o premiar con sus servicios a buenos trabajadores y clientes, la prostitución ha pasado a ejercerse en los ‘pisos relax’, ha explicado la técnica de las Religiosas Adoratrices. En ellos, son las propias chicas las que alquilan las habitaciones, a precios muy elevados eso sí, y las que gestionan su negocio. Son más independientes.
Las mujeres que llevan años ejerciendo se encuentran en un círculo vicioso sin salida
Mazuela recuerda que no todas las mujeres pueden decidir ejercer la prostitución de este modo más autónomo. Las que llevan muchos años ejerciendo se encuentran muy “deterioradas” y han entrado en un círculo viciosos del que no tienen salida. No pueden ahorrar el dinero suficiente para pagar esos alquileres, así que continúan trabajando en los clubes o al servicio de proxenetas, que se llevan la mayor parte de sus ganancias mientras ellas siguen consumiéndose.
A unas y a otras se dirigen los servicios que prestan las Adoratrices y Cáritas, a través de programas de atención que “se centran en las mujeres”. Virginia Mazuela insiste en que se busca mejorar sus condiciones de vida, que se respeten sus derechos, que estén protegidas sanitariamente y acompañarlas en sus procesos para que tengan una vida libre y autónoma, siempre respetando su voluntad. Sin una mirada “paternalista o salvadora” y, sobre todo, sin imponer ningún tipo de ideología.
Educación
Mazuela insiste en que la lucha contra la prostitución pasa por la prevención, por esa mejora del mercado laboral, pero también por la educación. Se debe trabajar en la autoestima de hombres y mujeres, para evitar la humillación a través del sexo o que los hombres necesiten ejercer un dominio sobre la mujer para reafirmase; una educación afectivo-sexual que lleve a prácticas sanas, y que no vea el negocio del sexo como una oferta de ocio más, concepción que se sigue manteniendo también entre los más jóvenes, reconoce Mazuela.
Igualmente, la técnico de las Adoratrices insiste en la necesidad de continuar persiguiendo a las mafias responsables de la trata de blancas y, sobre todo, demanda que el peso de la denuncia no recaiga sobre las víctimas, sino que se creen otros mecanismos para perseguir estos delitos, porque las mujeres tienen miedo y no se atreven a denunciar. Virginia Mazuela apuesta también por una sensibilización del cliente, para que sea consciente de que muchas de las mujeres que ejercen la prostitución son víctimas de la trata.