Se busca dinero para un sistema que impide al conductor ebrio arrancar el coche
José María Rodríguez ha diseñado un dispositivo que bloquea el arranque si no se supera una prueba de alcoholemia
La idea está patentada pero requiere de financiación para cubrir los 10.000 euros que costaría diseñar el prototipo
La Fundación Jennifer Díaz Daño Cerebral Adquirido también busca dinero para un centro de atención a afectados
José María Rodríguez es un estudiante sevillano de Farmacia que ha ideado un dispositivo que impediría a los conductores ebrios arrancar su vehículo. Se trata de un alcoholímetro que iría incorporado en el salpicadero del vehículo y conectado, mediante una placa, a la llave de contacto o el botón de arranque, de tal modo que si no se “sopla” el conductor no podría retirar la placa y poner en marcha el vehículo. Y si “sopla” y da positivo, tampoco. Toda una innovación de gran calado social a la que sólo le hace falta una cosa: dinero.
Rodríguez está buscando financiación, pública y privada, y patrocinadores que le ayuden a diseñar el prototipo, cuyo coste rondaría los 10.000 euros. Y así lo ha explicado esta mañana, durante la conferencia organizada en la Sala Polisón del Teatro Principal, de la mano de la Fundación Jennifer Díaz Daño Cerebral Adquirido, a la que han asistido representantes de diferentes compañías aseguradoras. Y es que Rodríguez reconoce que el colectivo de las aseguradoras es uno de los que mejor ha recibido la propuesta, aunque no en la perspectiva económica.
Si no se “sopla”, no se desbloquea. Si da positivo, tampoco
Algunas de las compañías estarían dispuestas a probar el prototipo e, incluso, a sugerir a sus clientes que lo instalen en sus vehículos, a cambio de una rebaja en las pólizas. El joven sevillano recuerda que, con la nueva normativa, las aseguradoras tienen que afrontar indemnizaciones más elevadas por los accidentes en los que se han visto implicados sus asegurados, así que están interesadas en reducir la siniestralidad. Y muy buenas palabras ha conseguido también desde la DGT.
Ventajas
Sin embargo, la ayuda económica no acaba de llegar. Y eso a pesar de que el sistema es el que más “ventajas” presenta de entre las diferentes ideas que ya se han patentado. El dispositivo de Rodríguez tiene una intromisión mínima en el vehículo, la misma que un navegador. En otros casos, la propuesta pasa por incluir algún elemento externo a los motores o las bombas de inyección, provocando un bloqueo desde el interior del vehículo, lo que exige la autorización de las empresas automovilísticas, ha recordado.
Además, el sistema del joven es uno de los más baratos, con un coste aproximado de 150 euros. Se podría instalar en todo tipo de vehículos, desde los más antiguos hasta los más modernos, y sería especialmente útil en casos de conductores profesionales o en transporte público. Empresas dedicadas al transporte o a la distribución podrían estar interesadas en contar con este sistema para sus vehículos, e incluso algunos padres, para evitar que sus hijos cojan el coche ebrios, ha asegurado Rodríguez.
Centro especializado
Piden un centro especializado para atender a personas con daño cerebral adquirido
Una solución “sencilla, eficaz y económica”, que permitiría a España ponerse a la cabeza en la prevención de accidentes de tráfico provocados por conductores ebrios, ha asegurado el joven sevillano, dejando atrás la última posición en la que nos encontramos actualmente. El problema es el dinero, una vez más, lo mismo que le ocurre a la Fundación Jennifer Díaz Daño Cerebral Adquirido, cuando reclama la puesta en marcha de un centro específico de atención a las personas con esta problemática.
Su presidenta, Asunción García, ha aprovechado la presencia de las aseguradoras para pedirles también su ayuda en un proyecto de estas características. Desde la vertiente pública nada se hace, y los centros privados que existen son muy caros, incluso aunque tengan plazas concertadas con las administraciones. A las aseguradoras también les interesaría que hubiese un centro de esas características, ha explicado García, dado que son ellas las que corren con muchos de los gastos de atención a personas con daño cerebral adquirido tras un accidente de circulación.