Un catálogo para redescubrir el arte sacro del Camino de Santiago en Burgos
Agustín Rilova presenta un catálogo sobre las piezas pictóricas religiosas de Sasamón, Villasandino, Melgar y Palacios de Benaver
Considera fundamental conocer el patrimonio para defenderlo y ponerlo en valor
“Lo que no se conoce no se puede cuidar”. Con esa premisa por bandera, el profesor Agustín Rilova acaba de sacar a la luz su particular ‘Catálogo de obras pictóricas de los centros religiosos de Palacios de Benaver, Sasamón, Villasandino y Melgar de Fernamental’, una obra mediante la que pretende poner en valor la riqueza patrimonial de estas cuatro villas, vinculadas entre sí gracias al paso de la Vía Romana Séptima Gala del Imperio, a la postre, la ruta “más antigua” conocida del Camino de Santiago.
El volumen es el fruto de “varios años de trabajo”
Según ha explicado el propio autor esta mañana, se trata de un volumen elaborado durante “varios años” y vinculado con la tesina que viene realizando dentro del programa de doctorado ‘El Patrimonio Artístico de Castilla y León’ de la Universidad de Burgos.
El catálogo, que ha sido editado gracias a la colaboración de la Diputación Provincial y de la Fundación Caja de Burgos, recoge un total de 132 obras pictóricas religiosas de diferentes soportes y tamaños, de los siglos XV a principios del XX. Y todas ellas con varios denominadores comunes: su desconocimiento por parte del gran público, su relevancia en la idiosincrasia de las cuatro villas y el papel relevante de los autores locales.
Destrucción
Muchas son las piezas destacadas dentro del catálogo, pero en muchos casos vienen lastradas por el paso de los años y el nulo mantenimiento que han tenido en diferentes etapas de la historia. En este sentido, el autor ha puesto el acento en la “destrucción de muchas pinturas murales”. Una destrucción que, además, ha sido justificada en muchas ocasiones con motivo del supuesto embellecimiento de los edificios a través de la limpieza de las piedras.
Con todo, Rilova confía en que este catálogo sirva para que los propios vecinos de los cuatro pueblos se “conozcan mejor” y comiencen a tender puentes de “colaboración” en la defensa y puesta en valor de su particular patrimonio, un reto que considera fundamental en los tiempos que corren.