La crecida del Arlanza podría haber afectado a 2.500 hectáreas de cultivos

Según los primeros cálculos, la avenida podría haber causado daños millonarios en buena parte de los cultivos de su cuenca

La zona recupera poco a poco la normalidad entre labores de limpieza, con el agua ya retirada de las calles

Aunque la tendencia del caudal es a la baja, la zona permanece en aviso amarillo por lluvias y nieve

La crecida del Arlanza podría haber afectado a 2.500 hectáreas de cultivos Los datos ocasionados son cuantiosos. Santi Otero

Vuelta a la normalidad. O casi. La cuenca del Arlanza se recupera poco a poco de la tensión vivida durante las últimas dos jornadas, en las que el río y varios de sus afluentes han disparado todas las alarmas. Salas de los Infantes, Tordómar, Puentedura, Lerma, Covarrubias, Santa María del Campo, Palacios de la Sierra o Peral de Arlanza han sufrido los avatares de una –nueva- crecida que a muchos pilló por sorpresa.

Y es que, a pesar de los avisos lanzados por la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), la escasez de lluvias en buena parte de la cuenca alivió parte de los temores iniciales y muchos fueron los que de repente se encontraron con el agua al cuello, literalmente. De hecho, al alcaldesa de Salas de los Infantes, Marta Arroyo, destacaba el pasado viernes la rapidez con la que el agua se extendió por el municipio, y ayer sábado también reconocía que “con la misma rapidez que ha llegó, se fue”.

Viviendas, comercios, locales, bajos, garajes… los daños materiales son innumerables

Ahora, una vez que las aguas han comenzado a volver poco a poco a su cauce, toca hacer balance. Y no es grato. Cierto es que no ha habido que lamentar ningún daño personal, sólo algún que otro susto en forma de rescate del interior de vehículos, pero los daños materiales se antojan millonarios. En Salas, por ejemplo, son muchos los comercios, bajos y garajes afectados por la entrada de las aguas. También en Tordómar, Puentedura o Covarrubias se han registrado sucesos similares en muchas propiedades privadas, mientras el colegio y el instituto de Lerma se vieron completamente anegados ayer. Ahora, todos esos espacios necesitan una profunda limpieza.

Pero quizá, la peor parte se la haya llevado el campo. Según los cálculos  de Dositeo Martín, coordinador de UCCL en la comarca del Arlanza y portavoz de la Comisión de Seguimiento de la obra de la presa de Castrovido, la riada podría haber afectado a “unas 2.500 hectáreas” de toda la cuenca, en un momento, además, muy complicado, por cuanto que muchas de las tierras estaban recién cultivadas. “La tierra está hueca al estar recién sembrada y el agua se habrá llevado mucho consigo”, sobre todo teniendo en cuenta que “el pico de la crecida se ha mantenido estable durante muchísimo más tiempo de lo habitual”, explica Martín.

En este sentido, el portavoz de UCCL vaticina que muchos cultivos ya no se podrán salvar, puesto que los daños pueden haber sido más importantes que los registrados durante los últimos episodios de riadas en la cuenca del Arlanza. Además, a todo ello se le suman los desperfectos que hayan podido sufrir los innumerables caminos parcelarios afectados por la riada, que han sido muchos.

A la espera

En el campo, habrá que esperar a que se retire todo el agua para una evaluación completa

Eso sí, hasta que las aguas no se retiren totalmente, no se podrá hacer un balance exhaustivo de los daños. Y todavía habrá que esperar para ello. No en vano, el agua ha bajado su altura y caudal en las últimas horas y ya se ha retirado de la mayor parte de las riberas y de las calles afectadas, pero el río todavía baja con fuerza en su camino hacia la desembocadura en el Pisuerga. La situación más complicada se vive ahora mismo en la parte baja de la cuenca, en los alrededores de localidades como Peral de Arlanza o Quintana del Puente (Palencia), donde el río sobrepasa los 4,5 metros de altura y los 380 metros cúbicos por segundo.

Con todo, la tendencia es a la baja, pero está totalmente condicionada a la evolución de la meteorología, y las previsiones no son halagüeñas, precisamente. Toda la comarca (y la provincia en su conjunto) permanecen en aviso de nivel amarillo por lluvias, viento y nieve, que podría hacer acto de presencia con cierta intensidad en la Sierra de La Demanda hoy mismo.

De esta forma, la CHD mantiene contacto permanente con los alcaldes para avisar en caso de que la situación vuelva a ponerse tensa, un escenario que todos confían en que no se dé. A pesar de ello, el alcalde de Puentedura, Gonzalo Javier Moral, resume a la perfección el sentir generalizado: “Estamos preparados para todo. Ya son muchos años”.