Puentedura, Tordómar y Lerma se recuperan con un Arlanza rebajado
Los tres municipios vuelven poco a poco a la normalidad tras las inundaciones vividas ayer
En Salas de los Infantes y Covarrubias evalúan ahora los daños de esta nueva crecida del río
Los vecinos de la cuenca viven mirando al cielo, confiando en que las lluvias les den una tregua
El Arlanza vuelve poco a poco a la normalidad tras el último episodio de avenidas sufrido. Si bien es cierto que el río aún baja “muy crecido”, que en algunos puntos está en sus “límites” y que la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) mantiene la alarma en Peral de Arlanza, en general, la “situación no es la de ayer”, destacan los alcaldes de los municipios afectados. Y no son pocos, porque la nueva crecida ha afectado a Salas de los Infantes, Covarrubias, Tordómar, Puentedura, Palacios de la Sierra, Lerma o Peral de Arlanza, entre otros.
En Lerma, Puentedura o Tordómar, tras la tensión vivida ayer, se respira con más tranquilidad. El alcalde de Puentedura, Gonzalo Moral, ha explicado que el agua se ha retirado prácticamente de las calles, que ayer estuvieron completamente anegadas tras la crecida de la madrugada. Eso sí. Ahora queda todo el trabajo de limpieza por hacer y evaluar los daños ocasionados en viviendas, bajos, locales o garajes, vacíos de agua tras horas de achique por parte de los vecinos.
Puentedura ya no está anegada, pero queda mucho trabajo de limpieza por hacer
En Tordómar también se dejan atrás las inundaciones. Su regidora, Inmaculada Sierra, ha asegurado que todavía se tardará tiempo en retirar todo el agua que ha entrado en las naves, y la que se encuentra en los alrededores, pero la avenida ya ha pasado. Libres de riesgo, al menos de momento, se encuentran también los vecinos de la urbanización nueva, próxima a la ribera, aunque no se han librado de ver agua en algunos de sus locales. Sierra espera a ver si se cumplen las previsiones y nieva en los próximos días, por lo que pueda pasar.
Y en el caso de Lerma, el Arlanza ya no baja desbordado pero sí en sus “límites”, ha reconocido el que fuera alcalde del municipio, José María Barrasa. Las aguas del río anegaron ayer el colegio Pons de Sorolla y también el instituto Valle del Arlanza, así como parte del recinto ferial, el campo de fútbol y las piscinas. Así que desde el Ayuntamiento valoran actuar hoy mismo en el dique que se construyó para evitar la entrada del agua y que, ahora, está impidiendo su salida y ha convertido en balsas los patios de los centros educativos. De hecho, se han suspendido las clases para la jornada de mañana lunes, por imposibilidad de acceso a las instalaciones.
Evaluando daños
Mientras, continúan las tareas de limpieza en otros municipios afectados, como Covarrubias y Salas. En la villa rachela lo peor se vivió en la madrugada del sábado, sobre las 4:30, cuando el Arlanza alcanzaba su punto máximo, con una altura de casi cuatro metros y 482 metros cúbicos por segundo. Inundaba varios bajos del barrio del Arrabal, el Paseo de la Solana y el parque. Ahora todo ha vuelto a la normalidad, pero Óscar Izcara, el alcalde, ha asegurado que los daños, sobre todo en el alumbrado público, son importantes.
Y en Salas de los Infantes, cada vez queda menos barro, pero todavía está presente. Como las balsas de agua en tierras y caminos. El desbordamiento del río Arlanza anegaba el viernes las calles del centro del municipio, inundando numerosos establecimientos comerciales, locales, sótanos, fondos de ascensores y alguna vivienda. El agua también llegaba a otros puntos de la localidad, como la zona en la que se ubica la residencia para mayores y dependientes gestionada por Aspanias.
En Salas vivieron lo peor en la tarde del viernes, con el centro colapsado y los accesos cerrados
La alcaldesa, Marta Arroyo, insistía ayer en que “con la misma rapidez con la que llegó, se fue”. La crecida entró en el municipio primera hora de la tarde del viernes, pero el agua comenzaba a retirarse pasadas las 9 de la noche. Sobre las 22:00 se habían vaciado la mayor parte de las calles del centro y para medianoche todos los accesos, que tuvieron que cerrarse a primera hora, estaban reabiertos. Eso sí, los bomberos se pasaron horas achicando agua, en una labor que Arroyo ha calificado de “impresionante”.
Igualmente, tuvieron que ayudar a algunos vecinos a salir de sus domicilios, en los que se habían quedado encerrados, en colaboración con Cruz Roja y la Guardia Civil. La Benemérita activó un dispositivo especial de seguridad. Fueron ellos los que se encargaron del “incidente” más importante, el auxilio a una profesora del colegio que se quedaba atrapada en el interior de su vehículo. Salía de trabajar y, en la antigua N-234, dirección Soria, su coche decidía pararse, lo que facilitó la entrada de agua en el compartimento interior. Con la ayuda de un camionero, que prestó su vehículo, los agentes pudieron rescatar a la mujer.
Mirando al cielo
Y mientras vecinos y ayuntamientos se afanan por limpiar y evaluar la situación, con otro ojo vigilan el cielo. Hay aviso de nieve para las próximas horas, y esperan que no sea tan intensa como se ha anunciado (estamos en alerta) y, sobre todo, que no vaya acompañada de lluvias y subida de temperatura, porque eso volvería a poner en jaque al Arlanza. Buen momento, aseguran los alcaldes también, para reflexionar sobre las medidas que evitarían, en lo posible, este tipo de sucesos, entre ellas, la puesta en marcha de la tan ansiada presa de Castrovido.
Muy pendientes están también del río en la zona de La Ribera, dado que el Duero se encuentra en situación de alarma a su paso por Aranda y Vadocondes, al superarse los límites de referencia. En la capital arandina baja con una altura de 4,31 metros y con 170 metros cúbicos por segundo, mientras que en Vadocondes supera los 5 metros y los 160 metros cúbicos por segundo. Una situación complicada también en el Duero que ha producido algunos desbordamientos, de relativa importancia, por ejemplo en el parque de Los Barriles, de Aranda.