Nuclenor recurre ante el Supremo la obligación de mejorar la refrigeración

La empresa propietaria de Garoña decide recurrir ante el Supremo la sentencia del TSJ que obliga a mejorar el sistema de refrigeración de las aguas

La instalación de un sistema de este tipo supondría una inversión millonaria

La decisión está tomada. Nuclenor, empresa propietaria de la central nuclear de Santa María de Garoña, ya ha iniciado los trámites para recurrir ante el Tribunal Supremo la sentencia emitida por el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Castilla y León mediante la que se obliga a la compañía a tomar medidas concretas para mejorar la refrigeración de agua de la planta nuclear. Tal y como han confirmado fuentes de la empresa, una vez recibido el auto del TSJ, ya se ha activado el proceso administrativo de presentación de un recurso del que depende buena parte del futuro de la central.

El TSJ da la razón a la Confederación Hidrográfica del Ebro, que en 2013 endureció las exigencias

No en vano, el dictamen del TSJ da la razón a la Confederación Hidrográfica del Ebro, que tras recibir una denuncia al respecto presentada por los grupos ecologistas, decidió en 2013 endurecer las condiciones de abastecimiento y vertido de aguas. Y es que, cuando opera a máxima potencia, Garoña vierte las aguas que utiliza para refrigerar el reactor a una temperatura más alta de lo habitual, una situación que contraviene parte de la normativa medioambiental vigente y que supone un impacto directo sobre la biodiversidad del embalse del Sobrón. Así al menos lo aseguran los análisis realizados.

Tomando como referencia esa situación, la CHE modificó en 2013 la normativa e impuso un límite a la central. No podía verter las aguas a más de 30 grados o, en todo caso, tres grados más caliente que cuando la recoge. Eso, a la postre, supuso todo un revés para Nuclenor, que a pesar de tener apagada Garoña, ya estaba empezando a pensar en la nueva solicitud de licencia de actividad. Esta decisión implicaba una exigencia extraordinaria: o se ponía en marcha un nuevo sistema de refrigeración de las aguas o se reducía la potencia y la producción de la planta para cumplir la normativa. Bueno, eso o se recurría el dictamen de la CHE, claro. Finalmente, y teniendo en cuenta que las dos primeras opciones suponían una importante pérdida económica, Nuclenor decidió pedir amparo ante el TSJ, que hace apenas unas semanas desestimaba el recurso y daba toda la razón a la Confederación, a la que cedía cualquier potestad en decisiones de este calado.

Inversión millonaria

Sin embargo, Nuclenor sigue en sus trece. A su juicio, los informes medioambientales no ratifican que la actividad de la central, ni la temperatura de vertido de las aguas, tengan efectos dañinos sobre el ecosistema del Ebro. De hecho, la propia sentencia del TSJ reconoce que las mediciones actuales son mejorables. Por eso, la empresa, participada al 50 por ciento por Endesa e Iberdrola, ha decidido intentar agotar la vía judicial y evitar así acometer una inversión que se antoja millonaria.

Mientras tanto, Nuclenor sigue trabajando para dar respuesta a todas las exigencias planteadas en su día por el Consejo de Seguridad Nuclear en la Instrucción Técnica Complementaria para resolver en un sentido u otro la petición de licencia de actividad hasta 2031.