Alertan de la presencia de una seta muy tóxica en los alrededores de Burgos
El Colegio de Farmacéuticos y la Asociación Micológica Gatuña identifican varios ejemplares de Paralepistopsis amoenolens, una seta engañosa y muy tóxica
Advierten de su parecido con otras especies comestibles
La Paralepistopsis amoenolens es una especie de seta cuyo aspecto es extraordinariamente similar a los ejemplares más maduros de la Lepista flaccida, pero a diferencia de ésta última, la Paralepistopsis es una especia fuertemente tóxica para el consumo humano. Así lo advierten desde el Colegio Oficial de Farmacéuticos (COF) de Burgos, que en colaboración con la Asociación Micológica Gatuña y en el marco de la celebración de las XVII Jornadas en Burgos, han confirmado la presencia de numerosos ejemplares de esta variedad en los parques periurbanos de la ciudad.
Según un artículo firmado por Ignacio Arroyo y Javier Carlón, miembros de Gatuña, y publicado en la prestigiosa revista de Micología de FAMCAL (Federación de Asociaciones Micológicas de Castilla y León), en áreas del entorno de la capital se han catalogado numerosos ejemplares de esta especie, poco conocida por el gran público y que puede inducir a error por su parecido con otras especies. En este sentido, aseguran desde el COF, “no existe un antídoto específico” que permita contrarrestar los efectos de las toxinas de las setas.
Tal y como señala el artículo, los síntomas aparecen a las 24 horas de la ingesta, con “un cuadro que se denomina acromelalgia o eritromelalgia, que consiste en hormigueos y sensación de corriente eléctrica, seguidos de dolores paroxísticos intensos, acompañados de sensación de quemazón con marcado predominio de manos y pies”.
Estos síntomas, “muy dolorosos, son de predominio nocturno, se desencadenan por el contacto (roce), el calor, la posición de tumbado, la deambulación o el ortostatismo prolongado. Localmente, se acompaña de enrojecimiento cutáneo (eritema) e inflamación (edema) con aumento de temperatura”. Eso sí, según el estudio realizado, “no hay afección gastrointestinal, ni renal ni hepática”. El síndrome puede durar varios días o prolongarse durante meses, lo que, unido a la severidad de los dolores, provoca trastornos del sueño, angustia y ansiedad.