La Nueva Bureba, un “ave fénix” de última generación
Campofrío ha apostado por convertir la desgracia en una oportunidad de futuro para desarrollar la fábrica más moderna del mundo
Se invertirán 225 millones de euros para construir una factoría de 97.000 metros cuadrados, con una producción anual de 100.000 kilos
Burgos volverá a ser referente en la trayectoria empresarial de la multinacional, acogiendo el mayor complejo cárnico de toda Europa
El incendio de Campofrío “sacó lo mejor de nosotros mismos”, sirvió para fortalecer la firma e iniciar el camino hacia lo que será el “mayor complejo cárnico de Europa”. Pasados los primeros momentos de angustia y desazón, cuando quedaba claro que la recuperación de La Bureba era inviable, la dirección de la multinacional tomaba la decisión de convertir la desgracia en una oportunidad. Campofrío había perdido su factoría más “emblemática”, pero no iba a dejar Burgos. Al contrario, volvía escoger la capital burgalesa para marcar un hito en su trayectoria de negocio.
El horizonte era, y sigue siendo, mediados de 2016. El objetivo, levantar una nueva La Bureba antes de que se cumpla el segundo aniversario de la tragedia. Un proyecto ambicioso, a la vanguardia de la industria alimentaria, para el que se empezó a trabajar el 17 de noviembre de 2014. Campofrío se movía en el complicado mundo de la burocracia y planeaba estrategias de futuro cuando se iniciaron las labores de demolición de la estructura, escasa teniendo en cuenta que el fuego estuvo activo durante once días, así como el desescombro. El calendario marcaba principios de diciembre.
Coincidiendo con la llegada de las máquinas, Policía Judicial y Policía Científica entraban en la factoría. La investigación sobre las causas del incendio contó con todos los medios al alcance de agentes e investigadores. Incluso se desplazó hasta Burgos un dron de Policía Nacional, para tomar imágenes aéreas de zonas inaccesibles, y Greta, Oso y Cobra, perros detectores de acelerantes, colaboraron en la operación. En enero se daba a conocer el informe policial: “incendio fortuito”, nada anormal se había detectado. Si bien es cierto que no se concretaban las causas del fuego, se barajaba la posibilidad de un cortocircuito.
Desvelando incógnitas
Desde el principio, Campofrío ha marcado sus tiempos. La sociedad burgalesa, ávida de noticias, presionaba a la multinacional para que fuese desvelando algunas de las incógnitas del proyecto. Para empezar, dónde se levantaría La Nueva Bureba. Sobre la mesa se pusieron varias alternativas, desde reutilizar la superficie afectada por el fuego a aprovechar los terrenos junto a Carnes Selectas, pasando por la adquisición de una nueva parcela en Villalonquéjar IV. Finalmente, la dirección optaba por una “reconstrucción” de la factoría, cual ave fénix que renace de sus cenizas.
En abril se conocían las líneas generales del proyecto. La fábrica “más moderna del mundo” tendría 97.000 metros cuadrados, divididos en varias secciones: Recepción de Materias Primas, Curados, Cocidos, Loncheados y Expediciones. Una inversión total de 225 millones de euros para construir “el mayor complejo cárnico de Europa”, con una producción de más de 100.000 kilos al año. Mayor volumen de trabajo, misma plantilla. La continuidad de los trabajadores, que nunca había estado en duda, quedaba completamente asegurada tras la presentación del documento.
Meses después, la multinacional ampliaba el proyecto con la incorporación de un aparcamiento subterráneo y la demolición de los barracones de oficinas no afectados por el fuego. Decisiones que ralentizaron la tramitación administrativa, de tal modo que la previsión inicial de iniciar los trabajos de construcción en julio se vio retrasada hasta septiembre. Las administraciones cumplieron con sus compromisos y agilizaron al máximo la burocracia. Sin embargo, como dice el refrán, las cosas de palacio van despacio, y tuvimos que esperar hasta el 16 de septiembre para ver colocada la primera piedra de La Nueva Bureba.
Campofrío volvía a dar protagonismo a los trabajadores, como lo había hecho con motivo de la campaña de Navidad de la multinacional, en un acto cargado de simbolismo. Ladrillos elaborados con cenizas de la antigua factoría se distribuyeron entre los empleados para que, unidos, conformasen la primera piedra de un proyecto de futuro que acogía a todos. Primero llegaron los movimientos de tierra y los trabajados de cimentación. Y, en octubre, se empezaron a colocar los primeros pilares de la estructura exterior. Un año después del incendio, La Nueva Bureba va viento en popa.