Se vende castillo del siglo XIV con puente levadizo, ascensor y piscina

Eduardo Gil Lang, propietario del castillo de los Velasco de Lezana de Mena, busca comprador para una fortaleza tasada en 3,5 millones de euros

En los últimos tres años ha levantado el interés de muchos potenciales compradores, pero todavía no se ha cerrado ningún acuerdo efectivo

El castillo cuenta con todas las comodidades del siglo XXI

Se vende castillo del siglo XIV con puente levadizo, ascensor y piscina El castillo de los Velasco de Lezana de Mena es una fortaleza datada en el S.XIV. BC

¿Le gustaría vivir en un castillo? A mí, al menos, no me importaría en absoluto. Eso sí, prepare la cartera, porque no es barato. Obviamente. En concreto, 3,5 millones de euros. Ese es el precio en el que está tasado el castillo de Lezana de Mena, una fortaleza que data del siglo XIV y cuyo dueño, Eduardo Gil Lang, lleva intentando vender alrededor de tres años. Gil, heredero directo de la saga de los Velasco -sí, la de los Condestables de Castilla-, que recibió la propiedad del castillo en 1990, vive allí, y aunque el inmueble está totalmente acondicionado para la vida moderna, hace tiempo decidió que ya era hora de que pasara a otras manos.

El castillo ha llamado la atención incluso de un miembro de la realeza centroeuropea

Fue entonces cuando el castillo se puso a la venta, levantando el inmediato interés de medios nacionales e internacionales, de potenciales interesados, de varios curiosos e incluso de algún príncipe centroeuropeo. Así lo reconoce el propio Gil, que sin dar nombres -por aquello de la confidencialidad- asegura que en su momento se mantuvieron conversaciones serias con un miembro de la alta nobleza europea. Sin embargo, aquellas negociaciones no fructificaron.

Tampoco han salido adelante otras tantas negociaciones, abordadas de manera particular o con la intermediación de agencias inmobiliarias de lujo. A lo largo de este periodo, asegura Gil, varios han sido los contactos con particulares y grupos hoteleros, que fijaron su vista en la propiedad para estudiar las posibilidades de poner en marcha una suerte de Parador en minuatura. De hecho, ahora mismo hay sobre la mesa alguna opción que el dueño de la fortaleza está estudiando. Eso sí, curiosos, que los ha habido, pocos. “Yo creo que el precio les echa para atrás”, destaca.

BIC singular

Sea como fuere, Gil sabe que tiene un tesoro en propiedad. Prueba de ello es que el castillo cuenta con la declaración de Bien de Interés Cultural singular desde la década de los 40 -gracias a lo cual no tiene que pagar IBI-. Desde entonces, y a diferencia de las numerosísimas fortalezas que pueblan la Península, los cuidados y el mantenimiento han sido una tónica habitual. La última -y más ambiciosa- reforma la afrontó Gil cuando recibió el castillo en herencia.

Así, durante los últimos 15 años se han cambiado las vigas más castigadas por el paso del tiempo, se han atajado algunas humedades y se han instalado un ascensor y sendos sistemas de aspiración centralizada y de calefacción por geotermia. También dispone de una piscina climatizada con spa y conexiones de telecomunicaciones, amén de patio de armas con su particular paseo de ronda y un puente levadizo, para evitar las visitas molestas. El resultado, subraya Gil, comodidades del siglo XXI en el contexto de la Edad Media.

Tranquilidad

En total, el castillo cuenta con una superficie construida de 900 metros cuadrados (600 útiles) repartiros en 5 inmensas habitaciones, a las que se suma una terraza de otros 100 metros cuadrados y una parcela de nada más y nada menos que 23.000 metros cuadrados, en la que la naturaleza del Valle de Mena se muestra en todo su esplendor. De hecho, y al margen de las características del propio castillo, considerado uno de los mejor conservados de todo el tercio norte peninsular, Gil destaca que uno de los principales reclamos está en el propio entorno. “El Valle de Mena es un lugar muy tranquilo, y muchos de los que se han interesado por el castillo buscan precisamente eso. Además, está muy bien comunicado con Bilbao y su aeropuerto”, subraya.

Con todo, el castillo aún sigue sin encontrar un comprador definitivo. Y eso a pesar de haber puesto en marcha todos los resortes posibles para ello. Una simple visita a los portales inmobiliarios basta para ver referencias a la fortaleza. Además, Gil cuenta con la ayuda de una agencia inmobiliaria especializada e incluso con una página web en la que detalla las principales características de la propiedad. Una propiedad que, eso sí, algún día dejará de ser suya. “Me da mucha pena desprenderme del castillo, pero ha sido una decisión muy meditada” que ya no tiene vuelta atrás, resume.