1-1. El Mirandés planta cara al Zaragoza y rasca un empate
El Mirandés se repone del tanto inicial del Zaragoza y acaba asediando la portería maña en los últimos compases, en los que incluso pudo ganar
Lago Junior lanzó un balón al travesaño en el tiempo añadido
Anduva estrenó su nueva Tribuna General
Arranque esperanzador. El Mirandés comenzó hoy con buen pie la temporada salvando un punto en Anduva frente a todo un Real Zaragoza, uno de los claros favoritos para el ascenso a Primera. Tras jugar de tú a tú durante el primer tiempo y encajar un gol en los primeros minutos de la segunda mitad, el conjunto rojillo ha sabido reponerse hasta empatar en los últimos compases, en los que incluso ha podido llevarse la victoria con un remate de Lago Junior al travesaño.
Ficha Técnica 1 – CD Mirandés: Raúl; Gaffoor, Álex Ortiz, Kijera; Carlos Moreno (Lázaro, min.86), Rúper, Javi Cantero; Sangalli, Carnicer (Salinas, min.68), Álex García (Abdón Prats, min.63); Lago Junior. 1 – Real Zaragoza: Bono; Marc Bertrán, Cabrera, Rubén, Rico; Dorca, Wilk; Freddy (Jaime, min.51), Aria, Pedro; Ángel (Ortuño, min.64). Goles: 0-1, min.48: Cabrera; 1-1, min.82: Abdón Prats. Árbitro: Piñeiro Crespo (Asturias). Mostró tarjeta amarilla a los jugadores locales Carnicer y Álex García y al visitante Dorca. Incidencias: Partido correspondiente a la primera jornada de la Liga Adelante disputado en Anduva ante unos 4.000 espectadores. Se inauguró la nueva Tribuna General. Empezaba el Mirandés la temporada frente a un rival exigente. El Real Zaragoza es uno de los ‘gallitos’ de la categoría y quiso dejarlo claro desde el primer minuto. Con una plantilla a la que le sobra calidad por los cuatro costados, pero con un nivel de compenetración quizá menor que el Mirandés, el conjunto maño intentó plantear un partido de toque y velocidad. Con esa receta, los de Popovic le ganaron la partida a los rojillos en los primeros compases e impusieron el ritmo que querían al partido. Pedro y Ángel a punto estuvieron de abrir el marcador por partida doble en el minuto 10, pero sus remates no encontraron portería y el Mirandés fue creciendo con el paso de los minutos. A ello ayudó el equilibrio entre líneas que desplegó el conjunto de Terrazas, que cumplió con los pronósticos y puso en liza un innovador 3-3-3-1 con Lago Junior en punta. El costamarfileño, más acostumbrado al juego en profundidad, se encontró demasiado solo por momentos. Aún así, suya fue la mejor ocasión de los rojillos en el primer tiempo con un remate dentro del área a centro de Sangalli que acabó marchándose fuera por centímetros. El paso por vestuarios le sentó mejor al Zaragoza, que regresó al césped más enchufado que el Mirandés. Los de Popovic se hicieron de nuevo con el control de la pelota y ahogaron a los zagueros rojillos abriendo las bandas. Curiosamente, el premio le llegó a los maños a balón parado. En el 48, Pedro botaba una falta lateral perfecta y hasta cuatro futbolistas entraban al remate en el segundo palo. Entre ellos, Cabrera, que sólo tuvo que empujar la pelota con la cabeza para batir a Raúl. A partir de ahí, el Zaragoza se vino arriba y pudo encarrilar el choque con otras dos clarísimas ocasiones al contragolpe de Pedro. Sin duda, el repliegue defensivo será una de las asignaturas de los hombres de Terrazas esta temporada. Pero el Mirandés no estaba muerto. Fiel a su espíritu, el conjunto rojillo echó el resto en los minutos finales, gracias en parte a la salida de Salinas y Abdón Prats, que aportaron nuevas variantes al ataque. El delantero mallorquín pudo empatar en el 73 con un disparo a bocajarro bien respondido por Bono. Menos fortuna tuvo el cancerbero maño en la siguiente ocasión de Prats, que en el 82 cazó un balón muerto en la frontal del área para batirle con un disparo seco ante el que el portero quizá pudo haber hecho más. El empate cayó como un jarro de agua fría sobre el Zaragoza, al que le empezaron a temblar las piernas ante el ímpetu rojillo. Hasta tres ocasiones claras tuvo el Mirandés para certificar la remontada, incluido un remate de cabeza de Lago Junior que se estrelló en el larguero. Al final, un reparto de puntos que deja un relativo buen sabor a orillas del Ebro, tanto en Zaragoza como en Miranda.